Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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lunes, 22 de septiembre de 2008

Los autos son culpables

Aviso a mis amigos en España que en mi país, de ahora en adelante, se pedirá permiso para la práctica del deporte automovilístico y si el titular de la Secretaría de Emergencia Nacional, un tal Camilo Soares, está de buen humor se habrá de realizar en las formas y condiciones que lo dicte. Sí, leyó bien pero le repito: Secretaría de Emergencia Nacional y no la Secretaría Nacional de Deportes.
Les aviso nomás, aunque ya se habrán enterado por Internet, de manera que no vengan. Aviso especialmente a los que querían aprovechar la carrera de autos para ver en qué invertir en el Chaco.
Ahora es el deporte automovilístico; mañana, no sabemos. A lo mejor, el fútbol que se podía haberse jugado en Mariscal Estigarribia entre algunos equipos de barrio, primero y; de los profesionales, después.
Pero, cuidado, también podrá tocar al ténis, al basquet y al bollibol; con un poco de paciencia, llegará su turno al ajedrez, a las damas, al tatetí, al truco y a la casita robada. Todos caerán al asador porque en esto de prohibir las cosas, en especial el deporte, la medida como que queda muy elegante, caritativo y cristiano cuando se menciona la falta de agua, la quema de montes, la cosechas fracasadas, toda la sequía de un desierto.
Además el deporte es el gran culpable de lo que pasa en el Chaco.
Les aviso que no vengan, porque aquí el cambio comenzó con la heroica suspensión de la carrera de autos porque estos, según nuestro iluminado ministro de Emergencia Nacional, son los culpables de la sequía en nuestro Chaco, del hambre de nuestros indígenas y de los talcales de Nueva Asunción por donde los coches andan a todo trapo.
En mi país se suspendió (o se posterga no sé qué) la carrera de coches como una de las medidas más valientes, oportunos, inteligentes y cristianos que el nuevo gobierno pone a consideración del amable público asistente en especial de ustedes, mis apreciados amigos residentes en España, que hace meses marcaron sus pasajes para venir a Paraguay.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Sopa paraguaya

Muchas veces expliqué a mis amigos españoles, durante mi estadía en la Península Ibérica, que nuestra torta de maíz llamada sopa paraguaya lleva ese nombre no porque nosotros, los paraguayos, lo hayamos puesto, sino porque los españoles lo pusieron.
Este milenario alimento de nuestros indígenas guaraníes siempre tuvo el mismo nombre nativo: chipa guazú, que era preparado en el ñaepyvu (ñaúpyvú) una vasija hecha arcilla (ñaiú). Se preparaba del maíz nuevo, o choclo.
La palabra chipá sería como muchas otras guaraníes, onomatopéyica. Se lo preparaba en masa de maíz para cocerla en el tatakuá (tata, fuego; kua, agujero), un agujero en el suelo donde se hacía fuego. El horno, como se conoce hoy, fue un aporte español; el tatakuá guaraní ya existía cuando llegaron los españoles. En esta fogón se doraban las chipas, que no son sino panes de maíz.
Para poner orden: el chipá guazú se hace de choclo y en una suerte de sartén (ñaúpyvú o ñaepyvu). El chipá, sobre hojas de banano, en el tatakuá.
Con el tiempo, claro, chipá guazú y chipa se cocieron en el "moderno" horno heredado de los españoles.
todo hace pensar que los primeros ibéricos llegados a las tierras guaraníes preguntaron cómo se llama el alimento que se hace en el ñaúpyvú, a lo que los indígenas le habrían dicho que se trataba del chipá guazú, a lo que al ver el caldo de maíz hirviendo en la vasija habrían dicho que aquello era una sopa, como - de hecho - lo era. Habrían terminado añadiéndole "paraguaya" pero esta parte de la historia minúscula nacional acaso nadie se habría preocupado en aclarar.
Finalmente bien vale mencionar que el "chipá guazú" se sigue consumiendo en Paraguay,. Esta se prepara, como la sopa paraguaya, en fuentes. La diferencia de aquel con ésta es que la sopa se prepara con maíz madura y bien molida; el chipá guazú, con maiz tierno.
La sopa se consume mucho más que el chipá guazú puesto que maíz maduro hay todo el año, mientras que el choclo generalmente en los meses de diciembre y enero.

Equivocaciones argentinas sobre García Lorca

Leí una publicación argentina llamada "Hechos" en la cual encontré un artículo sobre Federico García Lorca, sobre quién leo siempre con curiosidad. Aquella carece de fecha de edición por lo que les deberé este dato. Bajo el título de "García Lorca ha muerto", aparecen datos (sobre todo, fotografías) muy interesantes, lo mismo que algunas equivocaciones que bien valen enderezar.
Me agradaría que los visitantes de mi blog lean el artículo que escribí sobre la casa de este poeta andaluz. Lo van a encontrar en la sección "Lugares de España".
En la revista argentina se lee como primeras líneas de que el poeta granadino fue fusilado en fecha incierta y que la guardia nacionalista lo habia capturado en la casa del "comerciante" Rosales Vallecillos. Hasta donde sabemos Rosales fue, sobre todo, un poeta y que él se encargó de entregar a su amigo a los militares para salvar su pellejo.
Añade la publicación que "no se sabe exactamente cuándo, qué día" los soldados lo habían fusilado. Sí, se sabe. También el lugar que no fue el patio de un cuartel, como afirma "Hechos". En el artículo mío ("Rosales y García Lorca") encontrarán los datos que están ausentes o distorcionados en la publicación argentina. Ruego lean todas aquellas personas que deseen saber más sobre el autor de "La casa de Bernarda Alba".
También sugiero la lectura de los libros sobre este poeta y dramaturgo español de Ian Gibson, el biógrafo más respetado que escribió sobre su vida.

viernes, 22 de agosto de 2008

Apretar al funcionario no al contribuyente

Esto de poner peajes en las entradas principales a Asunción me parece una idea disparatadas. Que me disculpe la intendenta Evanhy, a quien aprecio mucho como amiga. Pero es disparatada y voy a decir por què.
El 21 de agosto sorprendí a algunos de sus funcionarios coimeando en Eusebio Ayala y Ùltima. Les fotografiè y publiquè el escandalillo en la página 9 del diario Crònica del viernes 22 de agosto (foto). Esto de andar coimeando de aquì para allà es un asunto casi comùn entre los funcionarios de Estado de la època colorada.
Y esto de las coimas causan que el Estado siempre ande con poca plata y que los usuarios estén cansados de las tramperías de los empleados municipales.
Entonces ¿què?; y que Evanhy apriete tuercas y obligue a sus funcionarios a no coimear, asì su administraciòn tendrà plata para arreglar las calles, los caños rotos, barrer las calles, tirar la basura, etc., etc.
Todo hace presumir que los funcionarios coimeros roban al menos el 80 % de la recaudaciòn. Entonces no hace falta crear otra oportunidad para que los empleados estatales sinvergüenzas sigan metiendo la mano en la lata (como de hecho provocará es el anunciado peaje) sino obligar a estos a ser honrados y que si no lo van a ser que se vayan, primero a sus casas para que despuès, mediante la Fiscalìa, terminen con sus huesos en las celdas de la càrcel.
Habemos claro, mientras los atorrantes sigan haciendo de funcionarios pùblicos no habrà recaudaciòn que alcance. Asì nomàs es la cosa y entiendo que mi buena Evanhy sabe eso. Lo que falta es que aprenda a ejercer el poder. Si asì actùa la historia la recordarà como una intendenta eficiente; de lo contrario, como una inutil, pusilàmine, yaguaryai...
Y, por último, hablando de control de vehículos; la municipalidad de la capital debiera hacer los controles de ómnibus para servicios urbanos e interurbanos en las mismas paradas de cada empresa a los efectos de: 1)- Tratar directamente con los dueños o directores o gerentes generales de las mismas; 2)- Evitar congestionamiento en las arterias de por sí casi colapsadas por tantos vehículos; 3)- Evitar coimas protagonizadas por los inspectores y los conductores empleados a espaldas de los dueños de los autobuses.

sábado, 26 de julio de 2008

Asunción y Madrid

¿Qué tal?, luego de unas cuantas semanas vuelvo a la carga con mi blog. Es que no pude volver a escribir una anémica línea ni bien llegué a Paraguay el pasado 8 de julio. Desde esa fecha anduve a los trotes; primero el congreso de los inmigrantes, luego las gestiones que debo hacer por encargo de varios amigos paraguayos en España (que incluye la entrega de encomiendas, claro) y de los amigos españoles que tienen ganas de invertir en nuestro país. Esto de la inversión española en Paraguay me entusiasma. También la familia, la casa, etc., etc.
Cuando llegué recién a Asunción, a propósito, me llamó la atención la reactivación de las construcciones. Vi mucha actividad en los alrededores del shopping Del Sol así como del Mariscal López, sobre la avenida Eusebio Ayala, San Martín, Mariscal López. Sobre la de España noté mucho movimiento.
No dejó de interesarme el interesante flujo de aviones pequeños desde y hacia el aeropuerto de Luque. Cuando me marché a Europa a mediados de 2006 no volaba ni una mosca en los hangares de Luque. Las avionetas se usan preferentemente para conectarse con las unidades productivas del interior del país, en las que se trabajan preferentemente la agricultura y la ganadería.
Me sorprendió la calidad de la gente que asumirá el nuevo gobierno. Gente con muchas ganas de hacer bien sus tareas.
En contrapartida lamenté el estado de nuestras calles y plazas. Mucha basura por doquier; las paredes llenas de afiches y pintatas. Extraño de Madrid la limpieza, los bancos allí donde sea necesario tomar un descanso, la escasa polución.
Nuestro tráfico sigue siendo un caos. La gente es muy nerviosa en el volante. Noto mucha prepotencia de los conductores. Los desesperados bocinazos, los niños y jóvenes limpiando parabrisas, los ómnibus sucios, los vendedores ambulantes y sus pregones a gritos en cada esquina, me recuerdan que estoy en la capital paraguaya.
Las noches madrileña comparo con las asuncenas. Años luces de diferencia. Ahora que es verano en la capital española, los ancianos salen a pasearse hasta muy tarde por sus calles, plazas, parques, bares con la garantía de una ciudadanía educada. En Asunción me encuentro con que ni bien cae la noche puedo ser víctima de un jovenzuelo "peajero", que por cinco mil guaraníes o por un celular es capaz de matarme.
Comparo a los policías de Madrid y de Asunción. En Asunción me encuentro con que a los vecinos de una comisaría policial le roban cada vez que les cante a los ladrones y que la última vez entraron de nuevo a la casa pasando por el patio de la comisaría. En Madrid el policía es capaz de atrapar al delincuente antes que cante un gallo y tomar de la mano al anciano cuando este cruza la calle. Confío que con el nuevo gobierno la policía paraguaya de nuevo sea depositaria de nuestra confianza.
La ciudad de Asunción está muy poluída. Es una permanente fumarola. Me llama la atención que Evanhy, aquella compañera mía en el programa "La Semana", de canal 9, hoy intendenta, no tome al toro por las astas. Con el humo de los automotores los asuncenos se están envenenando.
Escucho las radios, veo los canales de televisión de mi país y siento mucha hojarazca y comparo a mis colegas paraguayos con los comunicadores europeos. Para qué les voy a contar; no hay puntos de comparación.
A lo mejor me doy un tiempo para hacer periodismo en alguna radio de Paraguay, como lo hice en Madrid; me gustaría hacer comunicación como escuché hacer en la Península. A lo mejor es tiempo de dar una vuelta a todo esto. Me parece que el asunto pasa por la buena voluntad. Estamos en tiempos de sumar ...
Fui a tomar un café en Havanna, sobre la avenida España . Fue casi al mediodía de uno de los últimos domingos. Estuve allí durante casi una hora y media. A lo largo de ese tiempo fui el único cliente. Un domingo al mediodía en Madrid las cafeterías están abarrotadas.
Estuve en un conocido hotel asunceno participando de un desayuno de negocios con un referente empresarial paraguayo. Me llamó la atención que el mozo me preguntara si el desayuno quería "con pancito o sin pancito", que con pancito costaba tanto y sin pancito, menos. ¿Qué dirán de nosotros los inversionistas europeos cuando escuchen algo semejante en un hotel cuatro estrellas de Asunción?
En España se consume banana de Canarias, también de Costa Rica y Ecuador. Los españoles, como es obvio, hablan muy bien del sabor y la dulzura de la banana española. Estoy motivando a algunos amigos exportadores paraguayos para mandar banana paraguaya a España para que los de este país experimenten el placer de este fruta cosechada en nuestras tierras.
En fin, tengo cosas por contarles, luego de casi dos años de ausencia en mi tierra ...

jueves, 3 de julio de 2008

Mi profe de Geografía

En el tercer curso de la secundaria era mi profesor de geografía de Europa, Asia y Oceanía, Julián Amarilla Rojas, un ex oficial de Caballería. Era riguroso. Recuerdo aquella vez cuando visitó Asunción el señor Nelson Rokefeller y que salimos frente al colegio (Nacional de la Capital) a manifestarnos contra el norteamericano. Cientos de alumnos nos acostamos en el asfalto atascando el tráfico sobre la avenida Eusebio Ayala. Luego vino la policía y repartió cachiporrazos. Fue en 1968, si mal no recuerdo.
Ese día teníamos examen de geografía con el profesor Amarilla Rojas. Su materia me gustaba. Luego de manifestarnos fui a clase y me dejó entrar después de hora. ¡Qué riguroso era el profe pero con un corazón de padre!, comprendía nuestras rebeldías como yo, años después, las de mis hijos adolescentes.
Siempre le recuerdo a aquel maestro que nos enseñó de memoria los ríos de Europa. Duna, Nieme, Vístula, Oder, nos hacía repetir como el a, e, i, o, u del primer grado. Duna, Nieme, Vístula, Oder, pronunciaba con energía y claridad. “¡Repitán!”, nos ordenaba. Paraba el coro y, poniendo sus enormes y fuertes manos en cualquiera de los hombros jóvenes , ordenaba: ´”ahora, usted; sólo, póngase de pié y diga”; respondíamos “Duna, eee …., Name, Rotulo …¿cómo era?”.
“Segura, Jucar Turia, Ebro”, repetíamos hasta el cansancio. Y aprendimos. Todos. A más de cuarenta años de aquellas jornadas estudiantiles todavía sabemos de memoria todos los ríos de Europa y eso, al menos a mí, me hace sentir muy bien. Leí en algún lado: lo bueno es la sabiduría; lo único malo, la ignorancia.
Hemos aprendido porque nuestro profe fue riguroso con nosotros. Por su rigurosidad no nos hemos traumado ninguno de sus alumnos, como nos quieren hacer creer los nuevos genios de las estrategias para la enseñanza.
Aquí estamos enteros sabiendo de los nombres de los ríos de Europa, de las sierras y montañas de América, de las historias de los distintos países de nuestro continente, sencillamente porque el sistema educacional de aquellos tiempos funcionaron y siguen funcionando.
Dicen que para que el clavo entre debe ser golpeado. Lo mismo pasa con nosotros. Debemos esforzarnos. No hay otra forma de aprender. No nos engañemos, el sistema de hoy no sirve sino para salvar la materia y el grado, no para la formación del individuo. La mariconeada no hizo sino convertir a las nuevas generaciones en vulgares ignorantes. ¡Vaya lo que hubiéramos aprovechados si nosotros teníamos Internet en nuestros tiempos de colegiantes! El alumno exigido dará resultados a la larga.
¡Cómo hubiera sido hoy los estudiantes del Colegio Nacional de la Capital con un Julíán Amarilla Rojas de maestro!

miércoles, 2 de julio de 2008

Abundancia

A poco de quedar viuda con seis hijos pequeños, en 1954, mi madre viajaba desde Villarrica, donde vivíamos, hasta Buena Vista, Caazapá, donde estaban sus padres, mis abuelos. Mientras en la ciudad de Ortíz Guerrero había escasez (continuaría hasta los primeros años de la década de 1960), en la casa de mis abuelos Valentín (foto) y Dolores había abundancia.
Mi madre siendo una mujer de armas tomar, capaz de extraer agua de las piedras, no podía hacer frente a sus compromisos de mamá en medio de la miseria urbana.
Mis abuelos, en cambio, tenían un poco de todo para pasarlo sin angustias.
Recuerdo aquella abundancia de los Cuevas Duarte en Buena Vista: las vacas lecheras ordeñadas por la tía Gerarda; el enorme jarro de lata con la que nos servía la leche recién sacada de las abultadas ubres de la vaca criolla; las sandías y los melones que a la media mañana de aquellos calurosos diciembres caazapeños, que ayudábamos a arrancar, tan pesados y enormes para nuestras manos de niños, y llevarlos hasta la carreta tirada por, “Estrella” y “Lente”, los bueyes del tío Melitón.
Jamás olvidaré la enorme “pelota” del “vacapí” en el cual había siempre abundante miel de caña para tomarlo hasta que los dientes se oscurezcan (y para la delicia de nuestras lombrices), acompañado con el maní, que por toneladas había en el depósito, una pieza con paredes de tablas, aserradas por mi abuelo.
Recuerdo el aroma del queso preparado por la abuela Dolores; ¡qué placer ese instante del postre cuando lo mezclaba con la miel producida en la casa! Ella preparaba queso todas las semanas para añadir al poroto de los lunes, a la tortilla de todas las noches, para el “avío” de mamá, para cuando retorne a Villarrica y, para venderla en el boliche del pueblo.
Acompañaba a mi madre a esos viajes de emergencia a Buena Vista. Íbamos con poco, volvíamos con mucho, muchísimo. Carnes secas de bovinos, almidón, naranjas, sandías, melones, mandioca, maíz, queso, miel de caña y miel de abeja, huevos gallinas, carne de cerdo. Cuando volvíamos a Villarrica había alimento en casa para dos o tres meses.
La chacra de mis abuelos han dado de comer a decenas de nietos, por años.
Con el tiempo me percataría que la chacra de Valentín y Dolores no eran más grandes que de 8 hectáreas, donde tenía de todo y para todos, hasta para los vecinos que pedían y a quienes regalaba con generosidad inagotable.
Había siempre abundancia en la casa porque trabajaban con las herramientas que la naturaleza les daba: tierra, agua, sol, lluvia, frío. El resto estaba en su carreta, en su arado apenas de mancera, sus bueyes de tiro, en sus galpones para almacenar las cosechas, en la buena voluntad de ambos.
¡Qué delicia aquellas mazamorras, mandiocas fritas, la leche caliente con coco molido, el cocido con leche con chipá de la tarde, el guiso de los martes, el batido de huevo (el “ponche”) con canela y azúcar, el asado a la olla de los jueves, el asado al fuego, hecho por abuelo, de los domingos!
¡Cómo daba gusto en su casa!, aunque no haya habido ni agua corriente, ni luz eléctrica, ni transportes automotores, ni teléfono, ni tele, apenas las radios “Encarnación“, “Posadas” y “El Mundo” de Buenos Aires, que escuchábamos en su radio a acumulador y con antena bipolo.
Digo yo que uno es pobre si quiere ser pobre. Pasamos hambre porque somos masoquistas. En Paraguay no puede haber hambre como hay ahora si volvemos a entender que debemos sacar provecho a lo que tenemos y no de lo que no tenemos. Ahí está la tierra, el agua en abundancia, el benigno clima como para hacer en tres o cuatro hectáreas la producción de alimentos. Que tanto necesitamos ahora.
En menos de un año Paraguay puede volver a ser un país satisfecho, con abundancia de alimentos para su población si, al menos, 100.000 paraguayos vuelven a ponerse al frente de una pequeña granja. Podemos volver al bienestar si ponemos por delante la buena voluntad como lo han puesto Valentín y Dolores, mis abuelos como los paraguayos de otros tiempos.