Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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martes, 24 de septiembre de 2013

Ómnibus asuncenos de antaño


Se llamaba “ómnibus” o directamente “camión”. Era el transporte popular; al pituco lo llamaban “micro” o, más urbano, “taxi colectivo”. En el ómnibus se pagaba 5 guaraníes por cada viaje; en los micros, 10. Por aquellos años de principios de la década de 1960 los niños cedíamos el asiento a los mayores; los caballeros, atentos como eran, ofrecían sus sitios a las damas. Caballeros eran los de antes.
Los ómnibus eran con carrocerías de madera. Don Acosta, el carpintero que vivía a la vuelta de casa, también las fabricaba. Todo era de madera, desde el piso al techo. En los costados era cubierto con chapas metálicas; el techo, con carpa pintada de verde. Las rendijas se rellenaban con bleque.
Tiempos gloriosos de un personaje urbano que el tiempo absorbió: el guarda, equilibrista de la estribera y toqueteador de primera de toda colegiala; claro, el guarda la “ayudaba” a abordar atrapándola de la cintura con el brazo derecho, mientras, firme, con la izquierda se tomaba de la estribera produciendo el ascenso como en artístico vuelo.
Hace años que fue desalojado de la estribera donde era dueño y señor de pasajeros y hasta del mismo conductor del transporte a quiénes dominaba con silbidos estridentes y largos y gritos primitivos, mientras con notable agilidad iba acomodando los billetes de cinco, diez, cincuenta y hasta de cien guaraníes  doblados, como moños, al dedo medio de la mano izquierda.
Escucharlo invitar a los pasajeros para abordar su ómnibus en las esquinas (todas estaban habilitadas para ese efecto, no habían “paradas de ómnibus” como ahora, en la mitad de cuadra) era de antonomasia: “¡¡Brasil, Herrera, Colón, Carlos Antonio López!!, vamo señoritas, señor, señora, ¡siga nomás!”, verseaba las calles por las que iba el ómnibus y; ordenaba seguir la marcha al conductor, respectivamente.
A la vuelta, el personaje de la estribera “cantaba” las calles por la que retorna, por ejemplo la línea 26 con destino a Fernando de la Mora: “¡¡Montevideo, General Díaz, Azara, Pettirossi, Zavala!! (no decía Fernando de la Mora sino Zavala, porque hasta entonces la localidad era más conocida por su antiguo nombre, Zavala Cué. “Ma´lante, má lante!! … passss (pasaje)!!”, se comunicaba con los pasajeros.
El timbre casi no se usaba. El guarda se encargaba de avisar al conductor con sonoro silbido que un pasajero descendería.
Los ómnibus eran muy limpios, el guarda se encargaba de sacudir los asientos de polvos. “Prohibido fumar y escupir” rezaban al menos dos carteles sobre las ventanillas. “Subir por detrás”, “Bajar por delante”, estaban escritos en las puertas. La puerta delantera era accionada con una manivela mecánica administrada por el conductor. En aquellos tiempos la puerta delantera siempre estaba cerrada cuando el vehículo marchaba.
El portabultos estaba sobre el techo, al cual se ascendía mediante una escalera que generalmente estaba al lado de la puerta delantera. En horas pico, los pasajeros trepaban al techo del bus y, ante el lleno de las estriberas se colgaban de la escalera.
En los ómnibus los soldaditos tenían “pase” libre (no pagaban pasaje), ocupaban todo la parte trasera del ómnibus (en aquellos tiempos del servicio militar obligatorio eran miles los conscriptos). Los choferes no querían alzar a los soldaditos, la mayoría cumpliendo mandados en las casas particulares de los oficiales superiores. Los reclutas se encargaban, por ejemplo, de retirar la carne de los cuarteles respectivos con la cual preparar la comida en la casa. La carnaza ubicaba en bolsitas de tela empapadas de sangre bovina, hacia que el fondo del transporte oliera a carnicería de mercado.
Competían con las mercaderas cuyas canastas (ayaká) cubrían los espacios junto a la puerta trasera. En aquellos tiempos las trabajadoras de los mercados vivían en Ysaty, Fernando de la Mora, San Lorenzo, Luque, Loma Pyta, Luque. Los productos que ofertaban eran los de sus propias chacras y pequeños tambos y gallineros.
Algunas eran desbocadas con el guarda quién era de subirlas a los estirones arrojando sus canastos al piso del transporte. “¡Nde aña memby, re yokapata ningo che ryguasu rupi´a!”, boceaba la mercadera al hombre del silbido, quién se limitaba, irreverente, a menear la cabeza y sonreír, pícaro, conociendo el carácter de las mercaderas, sus pasajeras de años.
Los que peinamos canas extrañamos a aquel personaje agitador  de aquella Asunción reposada de las siestas largas. Echamos de menos aquello de cuando escupía en los dedos pulgar é índice para dar el vuelto. El dinero quedaba mojado con la saliva. No olvidamos el parabrisas levantado con un dispositivo dentado, de hierro, por donde entraba el viento fresco a todo el ómnibus en los días de verano.  No había acondicionador de aire que pueda alcanzar su eficacia.
Desde luego que extrañaré la mirada del chofer a través del retrovisor interno dirigida a las piernas de la señorita minifaldera sentada inmediatamente detrás de él.  Y también el servicio durante las 24 horas, sobre todo los de los micros, de aquellas unidades VW tipo Kombi.

Tiempos de cuando los niños cedíamos asiento a los mayores y; los caballeros,  a las damas…

domingo, 22 de septiembre de 2013

PARQUE YKUA PYTA, SU HISTORIA


                                                     El parque "Ykua Pytâ antes de la Guerra del Chaco (Colección de Guillermo Girala)

“Va rumbo a la espesura donde la fontana
Late en el silencio como un alma humana”
(Manuel Ortíz Guerrero)

Artemio Franco Preda, escritor e historiador villariqueño, escribió que “Villarrica es el ´Ykua Pytâ´ como el ´Ykua Pytâ´es Villarrica” y añade que la capital guaireña sin el referido parque “es como un cuerpo sin alma” y que es “como si se mutilara su patrimonio espiritual y geográfico, desapareciera su noble esencia y el perfume de su espíritu” (“Villarrica”, Escuela Técnica Salesiana, Asunción, 1983, p. 183).
El parque se encuentra en una hondonada en el extremo noreste de la ciudad, entre los barrios Yvaroty (luego denominada “Asunción”) y San Miguel (antiguamente nombrada “Loma Pedernal”) y que adoptara el nombre de “San Miguel de Carumbey” en 1924. Rodea al parque las calles Gregorio Benites, Doctor Brotrell y Coronel Oviedo.
En 1876 se registró una prolongada sequía en Villarrica por lo que la Junta Económica Administrativa de la ciudad ordenó cavar un pozo en el sitio donde, a casi un siglo después, en 1982, se construyó un estadio deportivo. El agua obtenida de dicho pozo cubrió la necesidad de los vecinos.
En 1883, el intendente villarriqueño Francisco Gorostiaga, héroe de la Guerra Grande,  mandó construir en el lugar un tajamar. En la obra colaboraron vecinos y reclusos de la Cárcel Pública. Se lo conocería entonces con el nombre de “Tajamar Carumbey” donde abrevaban los animales del vecindario y concurrían bañistas.
Bajo la administración de la mencionada Junta presidida por Gregorio Taboada, en 1885, se procedió a la limpieza y ampliación del Tajamar además de construirse las compuertas . Un año después, de nuevo ante otra inclemente sequía, la municipalidad ordenó ahondar el pozo de agua y, en 1888, a iniciativa de Gregorio Benites, ex canciller nacional, villarriqueño y vecino del barrio, se reparó el deterioro del balneario.
En 1909, por disposición del Concejo Deliberante, presidido por Guillermo Harrison, se alambró la manzana, “dejando acceso al predio a través de espaciosos y sólidos portones”, cuenta Franco Preda (“Villarrica”, p. 185). Por los años 1959 / 1960 todo el predio del parque estaba alambrada con alambre liso de cinco hilos, con pequeños portones tipo molinetes intermedios entre los grandes.
En 1924, bajo la intendencia de josé Benitez Chilavert y siendo presidente de la Junta Municipal el señor Cirilo Cáceres Zorrilla, se planteó la necesidad de construir una piscina en lugar del viejo tajamar. En 1926 se inaugura la obra así como una casa con baños y duchas y una terraza donde funcionaba una confitería que sirvió para tertulias de villarriqueños y turistas.
En 1937, el Club Deportivo de Tennis “Ykua Pytâ” solicita al intendente José B. Scarone la concesión gratuita, durante diez años, del espacio ubicado al oeste del parque, sobre la calle Gregorio Benites, para la instalación de la cancha de tenis. Permiso concedido. Al sitio se lo conocería luego con el nombre de “Pista Ykua Pytâ”.
Bajo la administración municipal de Silvio Codas, en 1936 el nombre de “Ykua Pytâ” es cambiado al parque por el “Ortiz Guerrero”, poeta villarriqueño, fallecido en 1933 en Asunción.
En el periódico villarriqueño "El Surco" del 6 de setiembre de 1961 la municipalidad publicaba que se llamaba a concurso de ofertas "para el usufructo del Nigt Club (bar y restaurante) instalado en el Parque ´Manuel Ortíz Guerrero´".
Un par de semanas antes, el 24 de agosto de 1961, se llevó a cabo en ZP 6 Radio Guairá la reunión de un jurado designado por la municipalidad de la ciudad para elegir la frase a grabarse en el monumento alegórico levantado en el parque siendo elegida la que fuera presentada por H. Josefina Fernández y que dice: "En el cáliz de tu corazón, vuelva Villarrica su gratitud". El premio fue instituido por Eugenio Friedmann, amigo de Ortíz Guerrero. 
En 1962, siendo intendente villarriqueño don Gilberto Careaga, se dio inicio a la remodelación del parque, con nuevos jardines, camineros e iluminando con tubos fluorescentes así como la respectiva escultura alegórica.
Pocos años después, siendo intendente Atalivo Araujo, se construye el Estadio Olimpico “Ykua Pytâ”. La obra fue inaugurada en 1968. En 1969, el intendente Pablo Narvaja dispuso la construcción de la piscina olímpica.
En 1970, Nery González, propietario de una radio, logra permiso municipal para instalar temporalmente una antena de radio en el lado este del parque, en el humedal donde hoy se inician obras de construcción de un supermercado y que la Secretaría del Ambiente (SEAM) prohibió proseguir para evitar la destrucción de la naciente de agua.


sábado, 21 de septiembre de 2013

QUE ME VIERTAN EN EL MOLDE NUEVO


Antes de emprender el viaje quiero un amigo que forje mi hierro viejo.
O, mejor, varios que con paciencia moldeen este óxido, pese al tiempo, todavía dócil.
Que den la primera forma a esta pieza que todavía es metal.
Que me fundan de nuevo y luego me viertan en el molde nuevo.
En el de los espíritus de León XIII, Pío X y de Julio Verne,
que restaurar mis ideas misioneras.
Troquel del cual me resuciten, renovado, de mi descomposición y ruina
y que derrumben mis fracasos.
Renacer en la matriz de Andersen para pensar como niño
y escribirles un cuento fresco.
Me transformen en la hechura de Lessepp y construir un canal de amor para todos.
Me hagan como Juarez, para que, con armonía y prudencia, administre.
Me extraigan de la sabia de Stuart Mill y Balzac para defender la igualdad;
para reconocer, como Lincoln, la genialidad del pensamiento cristiano;
para perseverar como Darwin, rediseñar mi destino como trazó Hassman la hermosa Paris y,
ser  íntimo, soñador, como Chopin, desembocando, como Balmes,  en el sentido común como guía y criterio; atacando al mal, como Sarmiento,  desde las aulas.
Antes de ir quiero ser el hombre nuevo para que, como Dickens, dejar escritos fecundos; como Dom Bosco, enseñar amando; ser visionario como Reuter, riguroso como Mommser y, como Dostoyevski, sentir vivamente el misterio de la vida.
Quiero sentirme tumbado del caballo en mi largo camino a Damasco, que sienta el golpe del maravilloso cambio y comprender que soy alma viva y no alma muerta.
Quiero amigos - tan siquiera uno - que restaure mis ideas misioneras que derrumben mis fracasos.

Efraín Martínez Cuevas

Palma Loma, Luque, 21 de setiembre de 2013.

viernes, 20 de septiembre de 2013

A LA NOVIA MUERTA



Hace un instante miré la agenda
 y busqué tu nombre;
olvidé que pasaron los tiempos,
muchos soles, noches, inviernos,
que en las hojas sepias ya no estás.
Que estás muerta.

Efraín Martínez Cuevas
Palma Loma, Luque, 20 de setiembre de 2013

COLORES DEL ALMA


Las almas debieran ser de colores,
Claros e intensos, de mil matices.
Y que ninguna sea negra ni grises,
Que ni una sea triste.

Que tengan el colorido del imaginario
El que percibe el espíritu del niño.
La tonalidad distinguida por quién se enamora,
La gama observada por las almas santas.

Un alma celeste, profundo, como el manto de la Virgen,
Verde, como los bosques de Fauno y Diana,
Dorado, como el brillo de los ángeles,
amarillo rojizo como las naranjas de mi patria.

Rojo, como la sangre salvadora del Cristo,
y  también,  como la humilde violeta, de lila,
como el aromático café, de marrón,
y como el soberbio zafiro, de intenso azul.

Que sea bicolor, de rosa y blanco, para las novias;
o tricolor, rojo, blanco y azul, como los de mi bandera;
o de puro blanco como el de la paz,
de multicolor como el arco iris que cruza el firmamento.

Que todas las almas sean de colores,
los de las primaveras eternas,
que todas se pinten para lucir felices, alegres,
que ninguna sea gris, que ninguna sea negra.

Efraín Martínez Cuevas

Palma Loma, Luque, 20 de setiembre de 2013

domingo, 15 de septiembre de 2013

SOS LA CATEDRAL



Es tu poder, sos la misma arcediana.
la sacerdotisa con su propio ritual,
la piedra de sus cimientos, ¡oh!, Diana;
la postrera del cimborio, bien arriba, celeste celestial.

Sos el armonio de la Nôtre Dame;
el portal de bronce de La Almudena;
la campana enorme de la de Colonia;
de la catedral de Sevilla, torre y campanario, la Giralda.

Sos todas las piedras del gran Delfos
donde adorarte es mi deseo,
entre luces de velas y aromas de inciensos,
 sos la gran pitonisa, la profetisa, en el altar de la seo.

Sos la gótica de Sevilla, imponente;
la Piedad más grande que la de San Patricio,
la santa piedra de la Almudena, algente,
todas de pie, como una montaña, hasta el final juicio.

Ni iglesia, ni capilla, ni ermita;
sos la misma catedral,
arriba como el campanario, las palomas, los sarrios;
sos mi templo, mi madrigal,
la misma obra que te dedicó otro grande, Agustín Pío Barrios.

Efraín Martínez Cuevas

Palma Loma, Luque, 15 de setiembre de 2013.

sábado, 14 de septiembre de 2013

MARÍA DE MIS AMORES


Me enamoran tus manos,
tu mirada, tu sonrisa,
y tus caricias sutiles,
María.

Me enamoro cuando me abrazas,
cuando me cuidas,
y cuando me dices “sí” cuando te imploro,
María de mis amores.

Mientras Dios te salva,
Tú me salvas,
me llenas de gracia,
por eso te amo ¡intensamente!

Más que a todas las mujeres
Virgen María,
Miriam, María, 
¡María de mis amores!

Efraín Martínez Cuevas

Palma loma, Luque, 14 de setiembre de 2013.