Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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viernes, 17 de julio de 2009

¿Le gusta viajar en ómnibus?, sea franco en su respuesta

¿Alguien, en su sano juicio, que ya haya tenido la oportunidad de viajar en los transportes públicos del extranjero, para no ir lejos: a los de Foz de Yguazú, pueda afirmar que el servicio de ómnibus de Paraguay es bueno? Eso es imposible.
Los transportistas de Paraguay son los peores empresarios del mundo. Conociendo, incluso, el servicio de micros de la mayoría de los países centroamericanos, no me animo a afirmar que este sea peor que el de Paraguay.
El transporte de pasajeros en Paraguay es una estafa al usuario.
Es una trampa a su seguridad, no sólo por la amenaza de los "peajeros", sino por la obsolescencia de las unidades. El otro día viajaba en uno micro de la línea 51 cuando, de repente, se desprende uno de sus vidrios sin causar, felizmente, desgracia alguna. Se desprendió porque el vehículo está en un estado de caérse a pedazos. Y cae a pedazos.
Pero también existe una autoridad complaciente, por decirlo de una manera suave y decente, con los que estafan desde el servicio del transporte público. Una autoridad incapaz de exigir lo mínimo por un servicio que se paga al contado todos los días.
El transportista irresponsable, pues, cuenta con la tácita (al menos eso creemos) de los no menos irresponsables representantes del gobierno.
Ahora nos encontramos con que algunos transportistas incluso amenazan con matar a aquellos que intentan siluetear el modernismo de nuestro transporte. Nos avergüenza, como paraguayos ante los lectores del extranjero, comentar que, por ejemplo, los transportistas están en contra de implementar los boletos electrónicos, como se tiene en cualquier parte del mundo donde se practica la decencia, la transparencia y el respeto hacia los demás.
Se me hace que los empresarios del transporte son absolutamente ignorantes de lo que pasa en el servicio de pasajeros fuera del país, porque si supieran capaz que se sientan alentados a incorporar eso bueno que aprenden.
Si se dijera del empresario del transporte en Paraguay que es un cuadrado, un tavycho vyro chusco, quizás no estemos lejos de la verdad, aunque estos se ofendan. En sus manos estamos quienes debemos ir a nuestros respectivos trabajos todos los días.
Dicen que el que tiene poder debe ejercerlo. No veo que ni en la instancia oficial (Setama) ni en las municipalidades pongan freno a esta informalidad empresarial. No diré que son inútiles pero de que algo de inoperancia tengan no me caben dudas.
Lo incluyo al presidente Lugo, quién no llama la atención con la severidad necesaria, a sus colaboradores del área.
No les veo con uñas de guitarrero.
Los paraguayos que hemos tenido la obligación de viajar a España para buscar mejores horizontes hemos aprendido a transladarnos en vehículos públicos decentes. Unos 200.000 paraguayos que están en aquel país europeo saben cómo es un servicio de transporte de buen nivel. Los emigrantes compatriotas de Buenos y Nueva York igualmente gozan del buen servicio de buses.
no sé, pero se me ocurre pensar que los transportistas no debieran esperar que los usuarios le hagan algo más que una huelga para cambiar de actitud. La paciencia colectiva también tiene su límite. Creo que estamos en esos límites.

Truculento escándalo

Truculento. Escandalosamente truculento. Eso es el caso del ex parlamentario Armando Espínola. Casi todos hablan de esto en el micro, en el super, en las llamadas telefónicas. Espínola no olvidará jamás el día de la Vírgen del Cármen, porque en su día sus fotos escandalosas fueron publicadas en un diario asunceno, para seguir después.
Todo el mundo se llevó las manos a la boca. Más de una santularia se habrá santiguado, no así el diputado liberal Blas Llano quién lamentó no haber estado en la fiesta donde se tomaron las fotos. Intentó una explicación al escándalo: "el 80 por ciento de los parlamentarios protagonizan fiestas como esa".
Deben entender estas personas electas (incluyendo a Llano) con el voto de la gente para ocupar cargos importantes por lo que cobran sueldos importantes, que deben aprender a ser decentes. Pareciera que Llano se resiste a ser decente por eso sacude un lamento porque no estuvo en semejante fiesta.
Los que creen, dicho sea de paso, que la prensa se guardará las fotos en cajas fuertes bajo 70 llaves están equivocados. Venga esta aclaración para los que quieren culpar al mensajero del mensaje que llevan.
Aunque todo por fuera pareciera estar destruido en el país, quiero creer que muchos paraguayos todavía son decentes. Es más, la mayoría de esos paraguayos se niegan a ser indecentes.
El funcionario público, sobre todo el que se manda un formidable pasar mediante la plata pública, debe aprender a mantener una vida decorosa ante los suyos y los demás.
Por la falta de decoro tenemos hoy un presidente de la República a quién nadie respeta. Engañó. Pués, que aguante las consecuencias.
Llano lamenta no haber estado en la fiesta. Que aguante las consecuencias de su impostura. Alguna vez tendremos gente decente en los cargos públicos, entre tanto el país debe aguantar las destemplanzas de los que hacen de líderes.