Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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viernes, 17 de diciembre de 2010

Colección de servilletas

Colecciono servilletas de bares, restaurantes, heladerías, cafeterías, pancherías, pulperías, etc. Las tengo de Paraguay, Argentina, Brasil, España, Italia, Portugal, Estados Unidos, por donde anduve. El primero que traje a casa fue un porta tasa (un papel absorvente redondo) de la cafetería "Mallorca" de Madrid, y a partir de allí me entusiasmé.
La servilleta para mi es el mejor souvenir de mis paseos. Me recuerda si el lugar era caro, barato, confortable, concurrido; si la atención fue buena o mala y de la compañía que tuve en ese momento, si lo tuve; incluso las fechas porque en algunas servilletas las anoté.
El 24 de diciembre de 2007, como a las 17.00, estuve tomando una cerveza con un amigo mío, paraguayo, en el "Hard Rock", de la Plaza Colón de Madrid. La base para copa que tengo me recuerda a la cantidad de paraguayos sentados a esa hora de aquella fecha en la plaza, en medio del frío. Me pareció una imagen triste.
Tengo una servilleta con la dedicatoria de mi amiga María Dolores en el bar "El Reloj", en Granada, Andalucía. "Después de visitar la casa natal de Federico García Lorca (un placer) visitamos este bar para reponer fuerzas", me escribió en el papel. Fue el 31 de mayo de 2008.
En algunos limpiabocas hice, incluso, reportajes. Uf!, en uno están los testimonios de tres paraguayas reporteadas en un pueblito llamado Antequera, en Málaga. Aquel reportaje para el diario "Crónica" de Asunción me trajo dolores de cabeza. Pasó que mis entrevistadas fueron leídas por sus parientes en Paraguay, muy disconformes por salir en un diario "para cachaqueros, cachiai y ñembo modelitos".
Un día hacía mucho frio en Madrid y entré a una churrería (donde se hacen churros) llamada "La antigua chucherría", con el que calmé el frio que me llegaba a los huesos. Miro la servilleta que tengo en mi colección y siento y fresquete en la espalda.
La servilletade la "Frutería Paraguarí", de Paraguarí, me huele a sandías, melones, uvas, mangos, piñas. Es un pecado viajar por la ruta Uno y no detenerse en ese sitio para darse una panzada de ensaladas de frutas.
Tengo guardadas servilletas enormes como las de la cadena "Cañas y Tapas" de España, son de color vino; restaurante "Hontanares", de la avenida América, de Madrid, o la de "La Pérgola Jardín", de Asunción y; de la "Pastelería Suiza", de Lisboa.
De cafeterías tengo a más de ls mencionadas, las de "Café & Té" y "Juan Valdéz" (Madrid), "Corumbá" (Asunción), "El café de acá", "Lugano", en fin, de casi todos los sitios asuncenos.
Hablando de estos papeles de descarte, la guarania "Un cielo de ñandutíes" escribió Rovisa en una servilleta y, probablemente "Che Jazmín" por Teodoro S. Mongelós.
Tengo otra colección de azúcar en saquitos, lo mismo que de te y otros que "afané" de las cafeterías. Esta colección es un poco delicada, la debo controlar a menudo para que las hormigas no deban echarme a parderlos. En la foto, un popurrí de servilletas de mi colección.
¿Por qué uno colecciona cosas, como yo servilletas?, probablemente por lo que José Saramago llama "angustia metafísica", eso de no soportar la idea del caos como regidor único del universo.