Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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miércoles, 12 de diciembre de 2007

Si me preguntan de Barcelona...

...Les diría que por segunda vez la visité y que, como aquella vez, hace exactamente un año, volví a embelesarme por esa genialidad de Antonio Gaudí convertida templo. Si me preguntan de Barcelona les hablaré de la iglesia de la "Sagrada Familia". De la gente que forma fila desde muy temprano para entrar y cautivarse con toda esa maravilla surgida de la buena voluntad de un artista.
Les intentaría explicar de sus formas geométricas y, acaso, no puedan apreciar toda esa joya porque todas las palabras, y las frases, y los adjetivos, y los sustantivos, como los verbos, los gerundios y, sobre todo, los pleonasmos e hipérboles que puedan utilizar seguirían siendo insuficientes para describir eso que hoy, 125 años después de la colocación de su primera piedra, sigue contruyéndose.
Les hablaré de los albañiles que, en aquellas alturas, añaden una piedra, pulen otra, colocan el siguiente vitral, depositan la argamasa con delicadeza cronométrica para la siguiente hilada de ladrillos o piedras.
Les hablaré de las campanadas de su viejo reloj que suenan, fuertes y armoniosas, entre albañiles, ingenieros, guinches, cementos, motores diesel rugiendo y turistas ansiosos de ver, como yo, terminado ese templo que cada vez sube más al cielo.
Les contaré de los jubilados que juegan al bolo en la plaza que se encuentra detrás de la iglesia y que, por ser del lugar tal vez, no se enamoran de esa mole de altos picos, como yo.
Y les contaré también de la Feria de Navidad que hay en la plaza vecina. De todo lo que se vende para las fiestas próximas, como del ramo de eucalipto florecido, algo típico de la navidad barcelonesa. Y de los pequeños del preescolar de muchas escuela, vaya a saber de qué lugar, que invaden los puestos de venta en el sitio. Con esos infantes de protagonistas todo el área era Navidad pura, semanas antes de la Nochebuena.
En otra ocasión les hablaré de las esquinas octogonales de Barcelona.

Ahora quiero contarles una impresión que tuve ayer al pasear por carrer de Valencia, Rosselló, Sardenya, Marina, Lepant, Córsega, Mallorca, las calles vecinas a la iglesia: tuve la impresión que en esas cuadras es la capital de la Navidad, con la Iglesia Sagrada Familia de por medio. Nada menos que la Sagrada Familia. No sé si me explico.
En ese instante pensé que Barcelona es un gran pesebre, con millones de estrellas colgando desde su cielo; con un cartel dorado que dice Gloria, sobre la iglesia, con campanitas de plata y de oro sonando sobre toda la ciudad y, sobre sus nubes, un coro de ángeles entonando el infinito y eterno Santo, Santo, Santo y que dibuja en el rostro de la gente una franca sonrisa, que multiplica abrazos, provoca un te quiero en la familia, y genera un pedazo de pan para el mendigo, una amabilidad del policía, de la limpiadora pública y del conductor del autobús.
Eso sentí junto al templo de Gaudí. Y me sentí fortalecido con ganas de sonreír más que nunca. Con ganas de entonar el Santo, Santo, Santo, aquí en la Tierra, como en el Cielo....

(fotos propias)