Detrás de la puerta, esto

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Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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viernes, 27 de noviembre de 2009

Fernando Lugo y Fernando de la Rúa

Tengo varios temas que quiero comentarles, pero Fernando Lugo acapara toda mi atención. Aunque me resulte a veces fastidioso tratar sus asuntos de nuevo vuelvo a él porque cada día nos viene con una sorpresita nueva.
Todo el mundo (y cuando digo todo el mundo es porque, efectivamente, es todo el mundo) todavía está hablando de su hija de 22 años ¡este ex cura era insaciable!.Pero eso no es nada: hoy una parlamentaria nos viene con otro nuevo: dice que hay más hijos por ahí y de quién el "mita ru" se hace el chancho rengo.
En Paraguay el tema es Lugo. No hay caso.
Que es un "picholo" es lo menos que se dice de él y parece que a nuestro ex sacerdote y obispo eso medio que le resbala; más bien se ufana de tener muchos hijos y dijo que su formidable capacidad reproductiva le hace famoso entre las mujeres.
Entre tanto, los diarios, las radios y los canales de todo el mundo medio le toma del pelo. Un diario francés lo trató de bufón, personaje cómico encargado de divertir a reyes y cortesanos. La segunda acepción de la palabra dice: "Truhan que se ocupa en hacer reír". El truhan es aquel que es un sin vergüenza, que vive de engaños y estafas, según el diccionario de la Real Academia Española.
Como decimos los paraguayos: nos farrea el mundo completo por causa de nuestro gallo.
Lo de Fernando Lugo me recuerda a Fernando de la Rúa, el presidente argentino que tuvo que renunciar a inicios de esta década. No sé si Lugo ya le empató o le superó; que esté por debajo, no creo. El ex presidente argentino era una fuente inagotable para la tomadura de pelo. Y lo peor es que de la Rúa creía, como Lugo, que él estaba en lo correcto y que los periodistas nomás, abusando de la libertad de prensa, decían lo que querían de él.
El argentino era un verdadero bufón, un truhan, un impresentable.
Fernando Lugo llegó a acaparar la fama de aquel argentino. Y esta fama a los paraguayos no nos causa ninguna gracia. La desordenada vida del ex sacerdote y obispo hace que la humanidad completa, en el mejor de los casos, se cubra la boca con una mano para disimular la risa.
A esta altura de los acontecimientos nadie duda que el presidente paraguayo se pasó engañándonos con la historia de su celibato; es decir, nos estafó a gusto y paladar. No nos queda otra que llorar sobre la leche derramada.
A Fernando de la Rúa le costó el cargo tanta informalidad y los argentinos pagaron muy caro haber tenido un presidente poco creíble, un bufón.
¿Nos espera un corralito con Fernando Lugo?