Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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lunes, 10 de agosto de 2009

A pedido del público

Tengo 292 artículos publicados en este blog. Hoy recibí un mail donde una amiga me reclama que agregue más artículos; "hoy no leí nada nuevo", me dice como regañándome. Son los tipos de regaños que me agradan. Parece que tengo muchos lectores. Hace unas semanas, Moni, mi hija, instaló un contador de visitantes a "Puerta de emergencia" y para este momento veo que está en más de 2.500 visitas.
También veo que la gente que lee mi blog están preferentemente en América y Europa. Dentro de América tengo lectores en esas islitas que ni el satélite de Google puede encontrar con la facilidad con que todos creemos que se puede hallar a través de Internet.
En fin, me agrada que la gente me "regañe".
Escribir en el blog es una manera de sacarme de encima la mala onda. Hasta hace poco lo hacía como si fuera para cargar un archivo y tenerlo ahí, nada más. Ahora, lo escribo sabiendo que tengo gente amable que me lee aunque, tal vez, no esté de acuerdo con mi enfoque.
Digo, a propósito, qué aburrida debe ser la vida si en todo coincidiéramos; sería algo así como que todo esté pintado de azul, de rojo, de gris, de blanco. El disenso es una manera de dar colores a lo cotidiano, a nuestros pensamientos, a las relaciones.
Recibí una carta de una organización que, les debo confesar, no tengo la menor idea de dónde debe ser. Es de algún lado del planeta, eso me queda claro. Me dicen que mis artículos en el blog puedo publicarlo en un libro. Le respondí a mi virtual remitente que la idea me gusta y, mucho más, desde que me dijo que el dueño de un blog donde se trataba sobre gatos no sé qué, logró publicar su libro y que vendió en pocas semanas 100.000 ejemplares en Nueva York. De repente me sentí nadando entre miles de billetes norteamericanos, con una copita de champan en la mano, pensando que semejante éxito me tocó también a mis puertas.
Yendo por las ramas, le diré que estando en el mundo de Internet todo está aquí y ahora. Cuando yo estoy junto al ordenador y enganchado a lo virtual, me es igual un contacto con Elsinki o con un lector de mi querida Villarrica. Me parece tan cercano esa Curicó chilena, desde donde volví a contactar con mi querido hermano Mario Gonzàlez. Me es igual un contacto por mail con David, mi hijo, que está en la planta alta de nuestra casa en Luque, que chatear con uno de mis amigos de España.
Entonces, mucho me entusiasma escribir en mi blog ya teniendo la certeza que en algunos lugares del mundo me leerán, que, sobre todo, ya tengo lectores que me reclaman nuevos artículos, que, por mi atraso, me "regañen", y que alguien me provoque el sueño de la fortuna publicando mis artículos (algunos, reconozco, verdaderos desvaríos) del blog en un libro por el cual los lectores se empujen por adquirirlos en las librerías.