Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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domingo, 25 de enero de 2009

Mujeres de Paraguay

Hay mujeres paraguayas que me impresionan. No. Les diré que no se trata de ningún asunto sentimental. Como que, a propósito, ya he pasado esa prueba. Me refiero a otra impresión. La que es causada por esas que superando las fronteras de la belleza y la gracia femenina, se largaron a escribir historias a dar aleteos de mariposas capaces de provocar tornados en la historia.
Me impresiona la vida de Elisa Alicia Lynch, sobre todo la que llevó luego de conocer a Francisco Solano. ¡Qué manera de promover cambios en la Asunción dormida de aquel mediado del siglo XIX! hizo frente, sobre todo a las chusmas asuncenas y a sus curas, varios demasiados hipócritas y oportunistas para mi gusto cristiano.
Una mujer de hierro, bronce y oro. Aguanto todo. Incluso que una hija fallecida tenga que ser enterrada en el cementerio de la Recoleta sin el apellido del padre. Enterró otros dos hijos (Miguel y Francisco) en plena guerra y, como si todo fuera poco, a la pareja, Francisco Solano.
Admiro la dignididad de Francisca "Pancha" Garmendia, hija de una familia acomodada que residía en la actual esquina de 14 de Mayo y Presidente Franco en Asunción. Esta era una de las mujeres màs bellas de su época que nunca se dejó llevar por los coqueteos del Mariscal, hasta que éste, en agosto de 1869, ordena su fusilamiento en Santani, pero que a falta de proyectiles murió lanceada.
Admiro a todas las residentas. Y a todas las que debían regenerar la Nación. Y a las que cultivaron el algodón durante la guerra del Chaco para financiar la guerra y las necesidades del país y, con creces, pasaron la prueba.
Me fascina la historia de Rosa Peña de González, aquella mujer que puso hombros para reorganizar la instrucción primaria luego de la guerra contra la Triple Alianza. Y la de las hermanas Speratti; de Dalmacia, la esposa de Ortíz Guerrero, de la matrona Juana María de Lara, de la negra Kali, la primera pregonera de chipa de Asunción. No puedo dejar de lado a Delfina Servín, princesa en el amor y en la muerte.
Y dejo por aquí los nombres. Son miles. historia de mujeres bellas, valientes, honradas, inteligentes, madres, compañeras, aire y fuerza de cada rancho en todas las comarcas. Mujeres paraguayas que desde las tribus de Tapuá han puesto lo suyo para que este sea finalmente nuestro país del cual se honraron nuestros mayores, y nosotros también.