Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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martes, 27 de octubre de 2009

Defender a los pobres desde el Yacuzzi

El presidente Fernando Lugo se rasgó las vestiduras. Dijo que por causa de los ricos su gobierno no puede hacer lo bueno que querría hacer a favor de los pobres. Lo dijo ante un auditorio de gente pobre que vive en el Bañado Tacumbú de Asunción.
Culpó a los que tienen más de la desgracia de los que tienen menos.
Habló de los ricos, refiriéndose a los que tienen mansiones, se desplazan en autos caros, de los que concurren a clubes exclusivos, comen bien, sus fotos se publican en las páginas de sociales de los diarios, etc., etc.
El diario abc dedicó un editorial al exhabrupto del presidente.
En el artículo le recuerda que su hermana, la Primera Dama, vive en ese mundo de lujos, vistiendo ropas caras y apareciendo también en las vanidosas páginas de sociales.
Particularmente le quiero recordar a don Fernando que también él gusta del lujo. No es mi amigo, nunca me tocó farrear con él, no le chupo la media, jamás nos cruzamos un saludo pero sé que gusta de la abundancia, de las marcas europeas y hasta de los excesos.
Vamos a ver.
¿Recuerdan su foto en el Yacuzzi, en esa donde aparecen dos manos femeninas sirviéndole pastelitos y croquetitas?
¿Recuerdan la mansión que mandó arreglar en Ayolas para sus fines de semanas?
Un día, cuando yo todavía era periodista del diario Crónica, fuimos a la casa de una de sus parejas, Viviana Carrillo, en el barrio San Pablo, luego de saber que la noche antes anduvo por ahí el enemigo de los ricos.
Desde luego, no fuimos atendidos por la dueña de casa, quién para ese momento ya tenía guardia ordenada por el defensor de los pobres.
En la vereda, la canasta de resíduos resultaba pequeña para todas las botellas, restos de comidas, cajas de cervezas, vinos, champan y whiskies consumidos la noche anterior (un sábado). Fernando Lugo, su pareja y sus invitados comieron como presidentes de seccionales y chuparon como cosacos. No sólo eso, al día siguiente (aquel domingo que fuimos a la casa de su mujer) ésta exhibe a los vecinos las marcas de las costosas bebidas importadas, los envases y restos de bocaditos fifi que ni en el Club Centenario se consume. Las huellas del festival gastronómico que sólo los ricos pueden darse estaban en la vereda de la mujer del ex obispo.
Pero Lugo, ni bien se encuentra ante un auditorio de pobres se da una panzada de palabras contra los ricos. Se olvida que come bocaditos en Jacuzzi, que se pasea en helicóptero estatal con algunas de sus amigas, que se junta con imprensentables como Hugo Cháves quién paga 25.000 dólares a una prostituta paraguaya; que no deja de participar en cenas de alto copete donde haya al menos una mujer a quién echarla una mirada.
Debo decirles con toda franqueza que, como a muchos, me harta esta clase de gente. Gente falsa, mentirosa e hipócrita. Hablando contra los ricos cuando él está tirando mantecas al techo. Haz lo que yo digo y no lo que yo hago ¡Vamos, Lugo!, este no es un pueblo de mentecatos.
Lo que él debe hacer es dar un paso al costado, renunciar. Y dejar de jorobarnos la vida con su desorden, su indisciplina mental, sus discursos socialistas de mediopelo, y ahora con esto de que los ricos son los culpables de la miseria de los pobres. ¡Por favor...!