Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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viernes, 28 de agosto de 2009

La borracha murga nacional

Lo terrible de Paraguay se sintetiza con lo que pasó con Juan Alberto Ortíz, el chico de 19 años secuestrado y asesinado entre la noche del domingo y la madrugada del lúnes últimos en Ciudad del Este. Este caso pinta de cuerpo entero a una nación sin rumbo, anárquico, donde cada uno, creyendo que está en el ejercicio de su libertad, hace lo que le canta, dice lo que quiere, ataca, se complica y se ufana de estar en el candelero del horror.
Pareciera que todos buscan bogar del tonel de balarrasa y formar parte de la borracha murga nacional donde caben policías, periodistas, políticos, vecinos, amigos y correligionarios todos, que con enardecidos pipus colaboran con suma eficiencia para que el país esté patas para arriba.
Escuché el otro día, cuando las cosas estaban muy calientes tras el asesinato del joven mencionado, que el inefable Héctor Guerín estaba en lo suyo: prejuzgando a tirios y troyanos y, como si todo fuera poco enfocando nada menos que su propia casa como el lugar donde estuvo el chico con uno de sus hijos antes del secuestro, lo que le pareció suficiente para acusar a algunos policías de haber estado comprometidos en este secuestro. Quiero dejar claro que la conducta de algunos oficiales y suboficiales de nuestra policía a mi también me obliga a dudar de la decencia de los uniformados.
Me resulta muy curioso que en algunos importantes secuestros ocurridos en Ciudad del Este, el referido corresponsal de un diario esté involucrado. Cuando la viuda de Juan Eudes Pereira fue víctima de estas despreciables realidades paraguayas, también el cronista estuvo haciendo de protagonista de cara a la opinión pública, como si estuviera jugando al héroe tras la noticia.
En el ataque que sufriera el empresario Alí Saioum, que salvó la vida porque le protegió su vehículo blindado, Guerín no hizo de héroe tras la primicia, fue acusado de estar comprometido con uno de los que habría alentado el asesinato de quien se salvó milagrosamente. Y esto ya es como para evaluar con qué bueyes estamos haciendo el país.
Decía a principios de agosto el jefe de redacción regional de Ultima hora, Andrés Colmán, durante una conferencia que desarrollara en una universidad, "que no hay que jugar al héroe en la búsqueda de la noticia", lo que no es el caso de Guerín porque lo suyo es peor, al decir de Saioum. Pero, porque el país está de recreo (lease sin justicia, sin autoridad capaz de poner orden, sin un líder que haga respetar la ley) el mediopelaje rompió alambrada y aquí estamos en medio de la gran borrachera nacional.
Sin pecar de pesado quiero recordar lo que declaró Saioum - que según las crónicas del periodista expulsado de su efímero cargo diplomático, hay que odiar a este empresario - en el sentido de haber afirmado que Guerín le había exigido 300.000 dólares para dejar de atacarlo por el diario al cual envía sus reportes. Es bueno recordar este detalle para entender mejor donde estamos pisando, quiénes hacen de actores principales de la sociedad y hacia donde quieren llevarnos.
Hace un par de días, recordaba el colega Carlos Rodríguez, que él lamentaba que muchos periodistas hoy se manejen en base al dinero que exigen a empresarios, gobernantes, políticos, sindicalistas y funcionarios públicos. Sin que le mencionara a Guerín, recordé lo que Saioum declaró a los medios de prensa.
Se me hace que el caso secuestro y posterior asesinato de Juan Alberto es lo que queda de las sumas y las restas de esta sociedad que en 20 años en vez de defender la libertad y gozar de ella, afianzó el libertinaje que nos tiene, a propios y extraños, con el Jesús permanente a flor de labios.