Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

Temas disponibles en este blog

sábado, 10 de noviembre de 2012

Yo, senador

Ya me fui a varios lugares donde prometo trabajar nomás pero algunos me dicen que debo mentir bien grande para que los electores estén contentos.

• Si me elijen voy a ser el senador más pobretón de toda la región porque nací nomás luego para ser pobre, un problema de fábrica.

• “Señor senador” ya me dicen muchas personas y medio que ya me está gustando.


Yo también aspiro ser senador, a ver si me vota la gente para sentarme en una de esas aspiradas bancas.

¿Qué hace un extraño como yo aspirando ser senador de la república?; y no sé, lo cierto y lo concreto es que un señor me preguntó si no quiero ser senador y le pregunté si cuánto lo que me van a pagar y me dijo que unos cuantos millones durante cinco años y que no dudé un segundo y aquí me tienen en la larga fila de aspirantes para semejante cargo propio de afortunados, hijos bien nacidos, esperando una banca que a lo mejor gano con todas las velas que empecé a prender a San Expedito, ese santo que nunca falla ni siquiera para los que quieran ser parlamentarios (al menos eso es lo que espero).
En serio les digo. Desde hace unos días ando impostando la voz, me miro en el espejo donde ensayo algunas poses seductoras y gesticulo como los políticos porque, supongo, en algún momento, algunos cientos de miles de paraguayos, coreando ansiosos mi nombre, me habrán de reclamar algunas palabras alusivas al acto y, muy a pesar mío, voy a tener que discursearles un rato.


Así como todos los políticos, chema katu aprovecho procesiones santularias, velorios, cumpleaños y cualquier mbaraka pu para entreverarme con la gente.

Un político de la vieja guardia, retirado de estas batallas hace bastante tiempo, me dijo que se encargaría de darme algunas lecciones de cómo mentir al elector y ganarme unos cuando ciento de miles de votos. Otro, con finura francesa me dijo que me dará lecciones sobre cómo trampear para que poco antes de conocerse los resultados oficiales del conteo de votos yo también les pueda dar esperanzas a mi electorado con un “ña ganata lo mitâ”.
Un amigo de esos que farrean de jueves a domingo en los lugares más fifí de Asunción y ciudad del Este me dijo que tiene un su amigo contrabandista “demasiado bueno” que me puede ayudar con unos cuantos miles de dólares para ganar las elecciones.
Una señora caté, de esas que pasan las vacaciones en las Bahamas me escribió en mi Facebook y me dijo que “por fin” hay un candidato demasiado churro y que me va a votar y, lindezas por el estilo propio de las siembras y cosechas en esta granja política.
En fin, chentema la palomita.



Como estoy por el movimiento "Cambya" en el Partido Patria Querida, aquí parte de la gente invitada en Ñeembucú para que les entreguemos nuestros dípticos y toda esa onda.

Y yo le dije a mi amigo que me hizo la liga para candidatarme que yo no tengo un peso y me respondió que no importa que así nomás y que si la gente quiere me elije así tenga solo un agujero en el bolsillo; “la gente no elije por más plata que tenga el candidato si no le cae simpático”, remató. Lo que me dijo me llenó de confianza, siendo un sogüe de solemnidad puedo ser parlamentario. Además entendí que me decía que yo soy simpático; por eso mismo nomás ya luego me presente en seco.
Y así me lancé a hablar con los afiliados, les expliqué lo que puedo hacer pero, sobre todo, les escucho largo y tendido. De lo que me dicen extraigo lo que debo hacer. Eso sí, la gente me reta por todos los pecados de los políticos mentirosos. Me dicen de todo. Y yo les escucho con paciencia (en mi anterior reencarnación habré sido santo) porque al fin y al postre el votante es el votante .
Así sea mi primera incursión en la política como candidato no pocos me tienen como un califa de la corrupción por lo que otra andanada de je´ja´o que para qué les cuento me vuelvo a ligar sin decir agua va y sin qué ni para qué. Y así sigue la función al compás de la galopa. Nadie luego me pide dinero para pagar sus facturas umía porque che pinta perô formal, lo cual viene a ser como mi ejército de liberación personal contra oportunistas, pecheros, desocupados, abandonados, enfermos y morosos varios.
Ijetu´u ko política deligencia….
Y yo les digo a la gente que yo quiero ser senador para que yo haga lo que ellos me dicen que deba hacer. Entonces abren los ojos así de grande y ya me observan como un bicho raro. Y me pregunto en qué me estoy equivocando hasta que por esas casualidades uno de ellos me explica que lo que querría escuchar de mi es mi promesa de obras, como que voy a procurar porque se construyan puentes y esas cosas.
Y como algunos de los electores son tan bolas como algunos candidatos ya me dicen luego “señor senador” y ya faenan sus gallinas y eso en sus casas cuando yo me voy a hacer campaña política por sus compañías y parajes yo me largo en este tobogán interminable y, ape ha pepe, me voy dando banquinazos en busca de electores que me voten.


A la derecha, el senador Marcial González Safstrand, a la izquierda un elector de Ñeembucú que nos prometió, a Marcial y a mi, votarnos para ser senador.
Además, demasiado seductor luego pues es que te digan “señor senador”. Y como faenan sus gallinas para un caldazo de aquellos ya medio que tengo ganas de decirles que para construir el puente bien podemos hacer un poco más de esfuerzo y construimos el arroyo que para eso mandamos. Y eso nomás ya les hace sentir felices a no pocos correligionarios.
Pero yo confieso a ustedes: no me da el cuero para andar boleando a los electores a cuentas de votos. O me votan tal como soy y deseo actuar o no me votan. No les quiero andar diciendo esas tonterías, tilingas, que repiten como loros algunos políticos de profesión y que terminan por no cumplir nada de lo que prometieron.
O jugamos en serio estas próximas elecciones o vayámonos a nuestras casas. Para manoseos ya es suficiente. Ovalé tereima…
El otro día me iba en la estribera del micro, medio colgado y decía, “âgante oikone che hegüi avei senador” y me reí de mi ocurrencia. Un cargo de esos no es para enriquecerse, no debe ser así. Esos salarios supermillonarios que cobran ya es una barbaridad. Un senador debe trabajar en su oficio y no esperar todo del Estado para su bienestar. No sé…
Y bueno, aquí estoy en esto que me resulta extraño pero agradable, así la gente me rete por lo que fuere, al fin de cuentas ahora luego es tiempo de los que deben votar y, por tanto, se hacen ñembo hepy. Y tienen razón amó hapope.
Antes de finalizar, quiero pedir al director de este periódico que no me despida por aspirar la senaduría ni me deje sin trabajo cuando sea senador (si llego). Le pido nomás eso porque los periodistas que se metieron en la política amontema de sus puestos, como Nicanor, Pepa y Mario. Yo ya le prendí luego, de cualquier manera, una velita a San Expedito por si las moscas, porque este sí es un santo milagroso, repito.
Bueno, amoita ape la despedida paraje del guavirá, no sin antes pedirles a todos mis correligionarios, hombres y mujeres, carai ha kuñakarai kuera, che sy, che ru, che reindy, che kyvy ha che ryvy kuera, que me voten porque ya saben: construiré el puente y, también, el arroyo si hace falta y ya está. Voten me nomás ya…

(publicado el 31 de octubre de 2012 en el número 589 del semanario asunceno "Esto")