Detrás de la puerta, esto

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Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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viernes, 1 de enero de 2010

El sexo como consecuencia en la relación de pareja

Cuando digo a los jóvenes que el sexo debe ser la consecuencia de una excelente relación, creo que muy pocos me entienden. Porque muchos toman al sexo como la causa provocadora de una relación es que muy pronto las partes de aburren.
Y cuando les digo que se debe disfrutar del antes y del después del sexo a más de uno se le ocurrirá que estoy chiflado por decir cosas que les parecen tontas.
Los jóvenes dicen que se enamoran, pero en realidad y generalmente están necesitados de sexo, necesitan liberar hormonas. Eso es deseo sexual, leña con el que se mantiene la atracción y que inspiran actitudes galantes y palabras de amor que se desnaturalizan a medida que la pareja deja de ser de su interés sexual.
Con el tiempo, acaso cuando la vida empieza a arrebolarse, cuando el sexo ya no es la primera necesidad, comprendámos naturalmente que la unión de la pareja en la cama es tan importante como el después de la cama.
En ese después cabe todo el tiempo de estar juntos. Y estar juntos demanda aplicar virtudes aprendidas en la vida: respeto, tolerancia, gratitud, templanza, prudencia, humildad, lealtad, confianza, alegría, solidaridad, etc.
Hablo del mutuo entendimiento construido sobre lo que debe ser lo más importante: el respeto y la admiración hacia la pareja.
Entendiendo de este modo la relación de una pareja capaz que se pueda experimentar otras sensaciones de gozo que estarían más allá de nuestras personales dimensiones.
No digo que los amores juveniles no practiquen este tipo de relación; sí, digo que cuando joven la mecha que prende la relación es el interés sexual, sobre todo del varón. Mientras tenga ganas sexuales todo promete, todo da. Cuando se apagó el deseo sexual se marchó.
Así no funciona un plan que apunte hacia el amor duradero.
Amar antes, durante y - sobre todo - después de la relación sexual es una experiencia misteriosa, diría casi mística. Se me hace que es algo parecido al estado de paz que es imposible conseguir si el objetivo de la pareja sea sólo el sexo porque si fuera así seremos víctimas de infidelidades, intolerancias, imprudencias, soberbias, desconfianzas, tristezas.
El orgasmo no es el causal del amor duradero, insisto, debe ser su consecuencia.
Si no lo entendemos así no es posible experimentar el estado de paz que promueva en nosotros la gratitud permanente. Decía Honoré de Balzac que el benefactor crea derechos en el agradecido. Creo aplicable en la relación de pareja comentada.