Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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miércoles, 4 de junio de 2008

Instrucción pública

Es el momento oportuno para empezar de nuevo en el país en la instrucción pública que tanto manoseo sufrió en los últimos 60 años. Los paraguayos instruidos en escuelas y colegios durante ese período sencillamente hemos quedado rezagados.
El nuevo gobierno debiera empaparse de los logros de aquellos primeros gobiernos posteriores a 1870 cuando la señora Rosa Peña de González fue designada para reorganizar la instrucción en las instituciones de enseñanza primaria y secundaria.
Ante la falta de maestras y maestros, Rosa Peña, esa gigante de la formación intelectual del país, fue a Buenos Aires donde contactó con quienes serían los encargados de impartir las primeras enseñanzas en la República, entre quiénes estaban las hermanas Celsa y Adela Speratti. Luego creó la escuela de profesores de donde salió la primera hornada de lo que serían grandes educadores en sucesivas promociones como:
Juan Ignacio Lezcano Molinas, Ramón Indalecio Cardozo, Eduardo López Moreira, Héctor Velázquez, Juan Francisco Recalde, Adolfo Aponte, Viriato Díaz Pérez, Félix Paiva, Manuel Riquelme, Reinaldo Decoud Larrosa, Efraín Cardozo Sosa, María Felicidad González, Juan Ramón Dahlquist, entre varios otros.
Luego de la hecatombe social (no encuentro otra palabra más oportuna) que sufriera el país en los últimos años de desgobierno, bien vale aprovechar los aires nuevos para reorganizar los programas de estudios de los niños y jóvenes compatriotas.
Primero debiera recuperarse a los mejores maestros, mientras que se inicia en la preparación de otros en esta carrera contra reloj. Este gobierno debe tomarse el firme compromiso de ayudar a la excelente instrucción de la generación que dirigirá el país a partir de año 2028.
De ahora en adelante nuestros niños y jóvenes deben ser formados con la rigurosidad que exigen las sociedades competitivas en todas asignaturas, incluyendo informática e inglés, sin dejar de dominar - eso, dominar - literatura, historia, ciencias naturales, matemáticas e instrucción cívica.
Miles de jóvenes paraguayos que tuvieron que salir a las disparadas de nuestro país y afincarse en España se encuentran con la desagradable sensación de la marginación porque sus estudios primarios y secundarios (si lo han hecho) son poco menos que lamentable. Y, ni qué decir, cuando tienen la necesidad de hablar con un español. Son jóvenes que han sido vapuleados en las aulas con programa mediocres y maestros con sueldos mediocres.
Estos jóvenes emigrados, mayoritariamente, tienen la oportunidad de compararse con los jóvenes de Europa encontrándose en la dura cuan triste realidad de la marginación por sus limitaciones intelectuales.
Ahora es el momento de iniciar sobre las ruinas de 60 años de manipulación de la enseñanza oficial. Es necesario, para el efecto, reunir a los mejores talentos del país, planificar la inmediata repatriación de nuestras maestras y maestros e invitarlos a volver a clase, previa capacitación si hubiera tiempo.
La ignorancia de la mayoría de nuestra población fue caldo donde se procreó la corrupción de la cual no escapó casi nadie. Esa ignorancia debemos combatir con la buena voluntad puesta en acción No será fácil, tampoco imposible.
El Paraguay debe volver a repetir el éxito de los primeros gobiernos de la postguerra. Si así actuamos, desde algún lugar nos sonreirán las hermanas Speratti, Dahlquist, los Cardozo, Riquelme, María Felicidad González y aquella gran maestra, Rosa Peña.