Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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lunes, 10 de noviembre de 2008

Mis amigos de Paraguari


Este domingo 9 de noviembre fuimos mi amigo Angel Mendoza y yo a la casa de María Liz y Ramón, en Paraguarí, a cumplir la sacrosanta ceremonia del canto, la guitarra y del compartir donde todo tema político, religioso y deportivo está totalmente prohibido. Todo el resto, como tema de conversación, es recibido con aplauso y zapateo. ¡Ah!, tampoco hablamos de periodismo, militares, abogados y escribanos. En realidad, aveces no hablamos, cantamos nomás.
Desde antes de mi viaje a España, acompañé a Angel a compartir esa amistad, que comenzó en la casa de Chongo Ferreira, en Asunción, en aquellas madrugadas también de canto y guitarra hasta que al bueno de Chongo se le ucurrió hacer su último vuelo (para quiénes no lo conocen, él fue piloto; un gran piloto y que su avioncito Cessna blanco ya fue vendido).
Este domingo estuvimos sólo los cuatro. A veces se suman otros amigos. Me agrada participar de esta reunión porque sencillamente da gusto. María Liz y Ramón son excelentes anfitriones. En su patio solemos cantar a grito pelado de todo lo que se nos ocurre, así sea de día, de noche o de madrugada. Parece que a los vecinos les gusta como cantamos, de lo contrario ya nos hubieran denunciado por ruídos molestos. Digo....
suelo pensar que Ramón si hubiera estado en Europa hubiera tenido mucho trabajo como cantor y guitarrero. Él es un bohemio de esos que ya no quedan. De los que cantan del El Rey hasta el Ave María por el amor al canto. Ahora que tiene guitarra nueva todos sus cables bohemios están conectados.
Para la próxima, cuando mi casa esté un poco más acondicionada tras años de tenerla desocupada, me dispuse invitar a estos amigos. No puedo dejar de darme ese gusto.

Aduana y aduaneros


¿Se cambió todo para que nada se modifique? Algo de verdad debe haber en todo eso, sin embargo me resisto a creer que así continúe siendo. Me refiero a los asuntos aduaneros, al cómo se manejan los que están con esa responsabilidad. La prensa empieza a filtrar la conducta de algunos funcionarios que continúan con la vieja práctica de la coima. Supongamos que por influencia de los importadores. Y ahí está el detalle: el aduanero debe hacer valer el interés de la institución y, sobre todo, los principios morales y éticos y actuar con decencia.
Nos han mostrado unas fotocopias de la chequera de Margarita Díaz de Vivar, en la que se mueve una suma importante en dólares. Nos dicen que es de un banco en las Islas Caimán. Como si todo fuera poco nos dicen que ella y su marido, un italiano, serían los dueños de una cadena de surtidores en Italia. Para tener una cadena de surtidores en Europa no es suficiente 1.000.000 de euros.
¿Quién es Margarita Díaz de Vivar?, es una paraguaya afiliada al partido Liberal que estuvo durante los cinco años de gobierno de Nicanor Duarte Frutos como directora de Aduanas y que fue a ese delicado cargo de la mano del ministro Dionisio Borda.
Si durante el gobierno de Duarte Frutos se han registrado los más escandalosos casos de coimas entre los aduaneros, se supone que alguna complicidad deba tener la señora Díaz de Vivar. Nadie da puntadas sin hilo.
Entre los corruptos ninguna persona decente es útil. Molestan. apestan. ¿La ex directora de Aduanas era decente?, ¿no molestaba ni apestaba a los corruptos?
Tanto dinero tendría hoy la ex funcionaria que ya piensa hacerse de la presidencia del Centro de Despachantes. Ese puesto es clave. Ella y los funcionarios aduaneros lo saben. Los despachantes también.
Con el dinero se puede hacer muchas cosas, pagar las cuotas atrasadas de unos cuantos cientos de socios para que después le vote, por ejemplo.
La venida de Fernando Lugo al poder acaso signifique un gran cambio futuro para el país. Sin embargo, cuando sabemos de funcionarios que siguen con el mbaracapú desde el lugar que esté, nos parece que las esperanzas de cambio son pocas. Cuando vino Margarita Díaz de Vivar (mujer, adulta, liberal) pensábamos que la Dirección General de Aduanas, por fin, sería saneada. Pasaron cinco años de gestión y nos quedamos con las ganas.
¿Se cambió todo para que nada se modifique?