Detrás de la puerta, esto

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Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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sábado, 23 de julio de 2011

Poema "A mi muerta"



(Juan Emilio O´Leary)

¿No ves, hija del alma, como sufro
...El más cruento dolor,
Desde el día fatal de tu partida,
Desde aquel día atroz
En que cayó la noch de tu ausencia
Sobre mi corazón?
¿Hasta el oscuro fondo de la tumba
No te llega mi voz?
¿La soledad de tu postrer morada
No turba mi clamor...?

Ah!, sí, yo sé que en realidad me oyes,
Yo sé que nuestro amor
Sobrevive a la muerte y a la tumba,
En todo su esplendor!
Yo sé que me contemplas, compasiva,
Y lloras como yo,
Desde la opuesta playa en que el Destino
Por siempre te dejó!

Yo sé que en esta hora, en que evocando
Nuestra separación,
Siento aumentar mi pena, mi amargura,
Mi desesperación...
Tú resonar escuchas en tu frente
Aquel beso de amor
Que al cerrarse tu caja funeraria
Te dí como un adios!

Yo sé que en tí mi vida y mis dolores
Tienen su vibración,
Y un eco todos los recuerdos dulces
Del tiempo que pasó;
Pués que la esencia de tu alma pura
Es mi prolongación,
Una parte de mi alma en ti fundida,
Por la mano de Dios.

Tú vives en mi ser, como en tí vivo:
Si tu carne murió,
Si el hambriento sepulcro tus celestes
Encantos devoró...
La llama de mi vida y de tu vida
Encendida quedó,
Frente a la boca de la nada
Que tu cuerpo tragó.

Yo se que no concluye lo infinito,
Que hay algo entre los dos,
Que es como un puente sobre el hondo abismo
Que la muerte extendió
Al arrancarte al tapernal cariño,
Implacable y feroz! ...

Y en la espantosa soledad que siento
Llenar mi corazón,
Es tu recuerdo realidad viviente,
Tangible a mi pasión,
Más que un fantasma que forjó aturdida
Mi desesperación
En la tétrica noche de tu ausencia,
Sin aurora y sin sol!

Yo te siento flotar sobre mi vida,
y yo escucho tu voz
Llegar hasta mi oído en el más leve,
Recóndito rumor,
Y en las alas del viento me acaricia,
En un eterno son,
De tu argentina risa bullanguera
La diáfana canción ...

En el hogar estás: todo te nombra,
Y es una evocación
De los días risueños de tu infancia,
Días de floración,
En que exhalabas el perfume grato
De un divino candor.

Yo te veo cruzar en la penumbra,
Y me llega el fulgor
De tu tierna mirada acariciante,
Llena de compasión.
En tu alcoba, en tu lecho, en tu piano ...
Algo de tí quedó,
Algo real, que sobre mí gravita,
Algo que no murió!

Pero si a veces siento que me llamas,
Y miro en derredor,
Para verte surgir ante mis ojos,
Como una aparición!...
No! no es posible que sucumba todo,
Que muera hasta el amor,
Que en la tumba concluya del espíritu
La Peregrinación!

Existe un mas allá, donde me esperas,
Hija del corazón,
Donde mi vida fundiré en tu vida
Y mi amor en tu amor,
Donde la noche de la amarga ausencia
Tendrá, por fin, su sol,
Y de mi llanto secará la fuente
La mirada de Dios!

(Dedicada a Rosita O´Leary, fallecida el 21 de abril de 1915. El poema fue publicado en la revista "Letras", año 1, Nº 4, Tomo II, Asunción, 21 de abril de 1916, pp. 200 y 201. Incluye la foto de la fallecida)