Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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jueves, 17 de febrero de 2011

El "he´ima" de los paraguayos

Entre los paraguayos la valentía no es tanto como lo que dijo el valiente. Quizás a Francisco Solano López no se le mencionaba tanto entre nuestros abuelos sino por lo que manifestaba, así sea en serio o en broma. La riqueza tampoco entusiasma al criollo como la palabra expresada. El "he´i voi vaekue" fulano tiene el peso de una ley.El pasado 12 de febrero, en uno de los canales de Asunción se recordó al coronel Albino Jara. En la oportunidad al menos en cuatro oportunidades los relatores y entrevistados recordaron la frase alusiva al militar "aipova pa ara tera pa Jara", un dicho popular que remarcaba la rebeldía del oficial enfrentando a gubernistas u opositores dependiendo de la época.Jara fue de aquellos que se ponían a llenarse de pólvora al pie del cañón montado en una alzaprima, audacia insuficiente frente al peso de sus palabras y frases. De él quedaron, sí, sus palabras: "he de tomar La Paz (Bolivia) a cañonazos" o, aquella otra frase: "por la razón o por la fuerza", que exponía su insastifacción constante.Más hacia acá, en el tiempo, Humberto Dominguez Dibb (HDD), el director y propietario del desaparecido diario Hoy dejó el amenazador "agante Montanaro" como parte de sus peleas con el entonces ministro del Interior, Sabino Montanaro. Stroessner nos legó su extremismo con su "café o leche, no café con leche".Aquel jefe de las montoneras coloradas, José Gill, promovió con sus algazaras el popular "shake José Gill" o su resistencia a los liberales: "jaha vaivente hina: koaga jaiumajarro hovype".En la Asunción de los años ' 40, a propósito, había un famoso curandero conocido como "Médico Ju´ai" por su enorme bocio. Este recetaba casi siempre lo mismo a sus pacientes. Al final de su recetario verbal medicaba tal o cual yuyo "para el jarro". Quedó de él también el "ikatú a javy, heí médico ju´ai".Por las décadas de 1920 a 1960 el taumaturgo Walter Bauer, alemán residente en San Bernardino, "el oráculo de Delfos",como lo definiera el periodista Sindulfo Martínez, atendía a muchas personalidades nacionales y extranjeras a quiénes les adelantaba su futuro. De la gente de su tiempo quedó la frase "ya lo dijo Bauer", que con el paso de las generaciones fue olvidada.Hasta hoy se usa el "Tarde o temprano Quintana será su sastre", surgido de un señor Quintana que sobre la calle Palma tenía una sastrería, hasta que compró una cajonería fúnebre instalado junto a su negocio. Con el tiempo siguió con el negocio de confeccionar trajes y, al mismo tiempo vender cajas mortuorias. Sobre ambos salones mandó pintar la célebre e ingeniosa frase. Lo que dijo la persona es más importante para la criollada que su acción guerrera, o su dinero o su aventura detrás del ser que ama. Tan importante que es capaz de renovarse cada día hasta llegar a esta generación de cachacas, ñoños y motocicletas Leopard, Taiga y Kenton que la repite campante y la aplica con notable precisión.