Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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lunes, 7 de septiembre de 2009

Julia Miranda Cueto, Elisa Alicia Lynch y Rosa Peña

Hoy se cumplen 69 años de la muerte del general José Félix Estigarribia (su ascenso postumo se produjo a la noche del 7 de setiembre de 1940) junto a su esposa Julia Miranda Cueto de Estigarribia y del comandante Carmelo Peralta. Los restos de Estigarribia, un héroe paraguayo, están en el Panteón Nacional de los Héroes, lo mismo que los de su esposa, pero que están alli al lado de los del mariscal, porque murieron juntos, porque son marido y mujer, porque él fue presidente de la República al fallecer y porque él tenía mucho prestigio en ese momento como ahora.
Aunque duela decirlo, como dice Pablo Herken, doña Julia Miranda Cueto de Estigarribia no fué ninguna heroína para que sus restos estén en el Panteón Nacional de los Héroes, pero por esas cosas del poder, están allí. No hay otra explicación.
A propósito, vuelvo a repetir la necesidad de que los paraguayos seamos, sí, más justos con quiénes en verdad fueron heroínas, como Elisa Alicia Lynch, a quién la hipócrita sociedad de un tiempo, sobre todo la de inspiración porteñista o legionaria, la trató al extremo de la humillación.
De ella, de Lynch, se dijo de todo: prostituta, ambiciosa, infiel, argelada, etc. Lo que no se puede decir de ella es que no se haya interesado en los soldados paraguayos y, mucho menos en su familia a lo largo de la guerra.
Cuando bien podía escaparse y marcharse con toda aquella fortuna que estaba en sus manos, siguió con el contingente paraguayo hasta Cerro Corá donde enterró los restos de su pareja y los de su hijo, como hizo con otro en Estero Bellaco y, finalmente, sufrió toda clase de manoseos por parte de los vencedores.
Elisa Alicia Lynch fue una heroína paraguaya, así les guste o no a quienes se oponen a sus méritos. Así digan lo que quieran los que viven en su salsa de hipocresías, los restos de esta estupenda mujer deben estar en el Panteón Nacional de los Héroes. Si están los de Julia Miranda Cueto de Estigarribia, los de Elisa Alicia deben ser transladados desde el Cementerio de la Recoleta hasta el Oratorio de la Virgen de la Santa María de la Asunción.
No quiero dejar de recordar a otra heroína paraguaya: Rosa Peña de González, cuya urna con sus huesos deben estar en un sitio del Panteón de los Héroes, porque como una verdadera leona había peleado después de la Guerra Grande por que los paraguayos se instruyan, logrando su objetivo con todas las de la ley.
No digo que desalojen los restos de la señora de Estigarribia del Panteón de los Héroes; digo que los de las heroínas Linch y Peña estén allí. Será una respuesta paraguaya un poco tardía, pero justa como necesaria.