Detrás de la puerta, esto

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Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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jueves, 24 de abril de 2008

Yo, el supremo obispo

(Luis Agüero Wagner)

En uno de los pasajes fantásticos de la celebrada novela “Yo, el Supremo” de Augusto Roa Bastos, un bando del Supremo Dictador de Paraguay Gaspar Rodríguez de Francia aparece clavado en las puertas de una iglesia mucho después de su muerte. La historiografía colonial presenta como el más abominable tirano a este atrayente personaje de la historia sudamericana, que gobernó su país con mano de hierro en la primera mitad del siglo XIX.
La escena imaginada pareciera una metáfora de los recurrentes fantasmas de la política paraguaya, donde los espectros de los dictadores parecen saturar hasta el aire que se respira y los vicios de la contracultura sobrevivir mucho más allá de la muerte.
Era común en el Paraguay en tiempos del dictador Stroessner que sus adulones compitan por el favor del autócrata con ingeniosas zalamerías. Una de las más pintorescas constituyó en proponer al presidente para el ascenso a Mariscal, de modo a equipararlo con la figura de Francisco Solano López, el Mariscal-presidente que enfrentó a la coalición entre Argentina, Brasil y Uruguay que en 1865 Inglaterra financió para abrir el Paraguay al libre comercio de sus productos.
Era normal en tiempos del dictador Stroessner que se establecieran paralelismos entre su figura y la de admirados personajes de la historia política paraguaya como Francisco Solano López, Carlos Antonio López o el dictador Gaspar Rodríguez de Francia. La propaganda del dictador, a la que contribuyeron con entusiasmo muchos empresarios que aún son propietarios de la mayoría de los medios de comunicación en Paraguay, ordenaron, procesaron, inventaron o fabricaron discursos que comenzaban, se articulaban y concluían en la refulgente figura del gran conductor y presidente.
La adulonería hacia el Señor Presidente debía ser explícita para resultar efectiva, y cuanto más exagerada era la proclama de virtudes del dictador, y más gestos la acompañaban, se suponía que también eran mayores sus resultados.El dogma principal que se difundía insistentemente a través de los medios del partido, los comunicadores adictos, los libros de instrucción pública y hasta manuales escolares era sencillo: Stroessner era un sucesor lineal de Solano López y el héroe de la guerra de 1865 a 1870 contra la Triple Alianza, el general Bernardino Caballero. En el guión oficial, Stroessner incluso superaba a los héroes en algunos pasajes.
La trilogía entre el Supremo Dictador que inspiró a Roa Bastos su famosa novela “Yo, el Supremo”, sus sucesores los López y el gobierno de Stroessner se elevó a la altura de lo sagrado y discutirla o ponerla en duda podía traer como consecuencia la prisión, el destierro o el cementerio.La realidad, sin embargo, no se compadecía con tales analogías, dado que el dictador jamás demostró en sus asuntos la honestidad a toda prueba del Supremo Dictador, ni luchó por una política internacional independiente como lo hizo Solano López, sino que aceptó con obsecuencia las directivas de Washington. Tampoco impulsó el desarrollo de los medios de prensa, como lo hizo Carlos Antonio López, más bien se dedicó a clausurarlos.
De todas maneras, es evidente que la costumbre de alabar al poder de turno ha echado raíces en la idiosincrasia popular paraguaya.Según declaraciones de Pompeyo Lugo, hermano del obispo Fernando Lugo, el presidente electo gobernará al Paraguay hasta el año 2013 y posteriormente volverá a la Iglesia Católica para convertirse en sucesor de Benedicto XVI como máximo líder del Vaticano. Antes el parlamentario Cándido Vera Bejarano había afirmado que el Obispo era un mesías enviado por Dios para salvar al Paraguay.
Para comprender esta tradición de adulonería, basta recordar el ejemplo del dictador Stroessner, que de presidente provisional pasó a vitalicio y como vitalicio se auto ascendió a general de ejército, para luego ser propuesto como Mariscal por sus adulones.
Otras similitudes propias de la idiosincrasia paraguaya van apareciendo en las filas del religioso católico, como la costumbre de invocar la representación o el padrinazgo del hombre fuerte para ganar en consideración.
Un partidario del obispo que constantemente se arroga atribuciones en nombre del presidente electo, Hermes Rafael Saguier visitó el martes último junto al saliente vicepresidente de la República, a las 17:30, invocando la representación del obispo Lugo para trabajar con Francisco Oviedo como interlocutor de la Alianza, en la preparación de informes sobre gestión, los presupuestos de cada ministerio, las ejecuciones hasta hoy, cuál va ser el saldo presupuestario, cuáles son las grandes licitaciones. Media hora más tarde, llegó al mismo lugar el diputado Rafael Filizzola , diciendo que también era enviado del Obispo. Posteriormente la prensa reveló que ni Saguier ni Filizzola son los nexos de la Alianza con el gobierno para el traspaso de mando, sino Federico Franco.
Como las cabezas de una hidra, van apareciendo así los nuevos sátrapas de la comarca de la que con perspicacia dijera alguna vez Roa Bastos, el infortunio parece haberse enamorado.

Hablamos el mismo idioma, pero ...

No por estar en España nos entenderemos de buenas a primera entre españoles y americanos, de lo contrario que explique aquella señora paraguaya que prefirió marcharse a los tres meses de haber venido a Madrid porque, según ella, "no se entiende lo que dicen" (los españoles), justificando que mientras para ella "correr" es andar rápido, su jefa no terminaba de salir de su asombro por lo que para ésta significa (orgasmo). Esto de hablar el mismo idioma no significa que nos llevaremos de maravillas con los ibéricos. Los paraguayos los pasamos bien "gordo" con el significado de cada palabra.
Veámos: mientras "caña" es el nombre con que los españoles dan a la cerveza, los de Paraguay dicen caña a la bebiba destilada de caña dulce y que en el Paraguay se lo llama popularmente "caña clandé" (por clandestino). En tiempos de la dictadura de Alfredo Stroessner se fabricaba clandestinamente la caña a espaldas de la ley que la prohibía para permitir que la fábrica estatal, hoy desaparecida, la produjera a sus anchas.
En España "aperitivo" es generalmente algo masticable (queso, jamón, aceituna, etc.), en Paraguay es bebible. La misma mujer paraguaya que retornó, despavorida, a su país se había molestado con su jefa porque en el primer día de trabajo ésta la había dicho "buenos días, chata". Se molestó y reclamó a la dueña de casa "más respeto hacia ella" por lo que, ésta, sorprendida, le preguntó qué pasa a lo que contestó, muy enfada la compatriota, que "yo puedo ser inmigrante ilegal, "sudaca", una que bajada "de los árboles", como nos dicen, pero bacín no soy".
"¿¡ Pero qué me dices?!", retruca la patrona, mientras le caía "fatal" sin poder explicarla qué significa "chata" (simpática, linda, guapa). Claro, "chata" en Paraguay es escupidera, bacín utilizada en los hospitales.
Lo de "venga", de utilización permanente en España, le vino también mal a muchos paraguayos recien llegados. "Bueno, venga", "venga, adios", son escuchados a toda hora, en todo lugar. Un día esta palabra utilizó conmigo mi amiga Alma María, la exquisita cantante de "Los 3 Sudamericanos", no entendí si quería que me quedara con ella o qué. Me dijo "venga" cuando me despedía de ella en su casa en Aravaca, Madrid. Después supe que quería decir algo así como "de acuerdo", "bueno", "nos hablamos luego".
En Paraguay no decimos "centro comercial", decimos "shopping", en inglés, es más fashion, más cursi, aristocrático y glamuroso. Pero aquí se dice "centro comercial" y muchos nos preguntamos si por qué. Y más de uno nos contestó que era porque estamos hablando en castellano. Muchos caen en la cuenta que en Paraguay también se habla castellano....
La otra vez le dije a un español que "está garuando", a lo que me dijo que esa palabra no figura en el diccionario de la Real Academia Española. Miramos juntos el de la edición 2001 y encontramos que existe la palabra. Lo usa desde ese momento. Mientras en Paraguay se dice garuar a la llovizna ténue, aquí se dice "chispear" y los paraguayos sabemos qué quiere decir "chispear", que produce chispas.
En fin,
Esto de que hablamos el mismo idioma no nos une de buenas a primera a españoles con americanos. Además hay palabras que nos resistimos a decir: "coger", por ejemplo ¡Noooo! No obliguen a un paraguayo a utilizarla porque sencillamente para quien viene de aquel país sudamericano esa es una "palabrota"; y ni qué decir de "culo". Jamás de los jamaces lo estará utilizando y mucho menos en público como lo hacen naturalmente los españoles. En todo caso apelará a los sucedáneos léxicos: nalga, sentadera, reposera, trasero.
Mientras a los españoles "nave" significa una cosa, a los paraguayos, otra: Para aquellos es depósito, tinglado; para estos, transporte fluvial o aéreo. En fin, hablar castellano como los españoles es medio complicado....
ASI HABLAN LOS ESPAÑOLES
(*) ADOSAR - Poner una cosa al lado de otra; "chalets adosados en Arroyomolinos", dice la publicidad de una empresa inmobiliaria de Madrid.
AFORO- Cantidad, especialmente de personas, que cabe en un teatro, cine, transporte público. AGARRADA/O- Tacaño, miserable. En Paraguay se dice agarrado al capturado; "la Policía agarró al delincuente".
AIRE- viento. Cuando el español dice "hay mucho aire" se refiere a que está soplando fuerte el viento. En Paraguay decimos aire al que se carga a los neumáticos de automotores.
BILLETE - Boleto, pasaje. En Paraguay se llama billete el dinero de papel. Las fracciones de la Lotería Paraguaya también se llaman billete.
GLORIETA- Plaza redonda donde desembocan varias calles, rotonda (Cibeles, Cuatro Caminos, Puerta de Alcalá, por mencionar algunas de Madrid). En Paraguay se llama glorieta a la cúpula abovedada que para sirve para dejar crecer a plantas trepadoras como la Santa Rita, ilusión, jazmín, mburucuyá, etc. Las glorietas de Paraguay son propias de jardines de viviendas lujosas. GORDO - Más grande o más importante de lo normal. Se usa más para enfatizar lo grande, feo, complicado.
(*) Del libro "Cómo hablan los españoles", que el autor del artículo publicará próximanente.
(Artículo publicado en "Euro Mundo Global", Madrid, el 15 de abril de 2008)