Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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domingo, 17 de febrero de 2008

Amparado por Seifart Nicanor zafa de la miseria

Sin dudas, el maestro político de Nicanor Duarte Frutos fue Ángel Roberto Seifart, quién lo catapultaría dentro del Partido Colorado, hasta ocupar el cargo de ministro de Educación y Culto ni bien aquel era proclamado Vicepresidente de la República. Para llegar a esa cima, sin embargo, tuvo que soportar penurias en compañía de otros dos condiscípulos, de su misma condición social, política y, sobre todo, económica. De la noche a la mañana, mediante el maestro, Duarte se hizo de una oficina con secretarias y aire acondicionado, una camioneta de lujo y un traje color marrón. Empezaba su carrera hacia la riqueza.
Como en la Antigua Escritura, también en la República del Paraguay de finales del siglo XX, había un David, con varios hijos deseosos de ocupar el trono futuro. Estaban los que, como Adonías, ya proclamaban sus futuros reinados y; otros, como Salomón, que esperaban ser electos por el mismo rey. Mucho antes de Jesús, en Israel y Judá, el monarca saliente debía elegir a su sucesor; en estos tiempos, sin embargo, es necesario contar con la bendición de un padrino político lo que permite al aspirante acceder a lo que llaman "chapa política".
Nicanor se lanzó a la caza de esa "chapa".
Nicanor Duarte Frutos, José Alberto Alderete y Artemio Castillo eran los jóvenes políticos que han buscado la orientación del doctor Ángel Roberto Seifart, de viejo linaje colorado y de la línea contestataria al oficialismo de Alfredo Stroessner en los últimos dos caldeados años de los llamados militantes al frente de la Asociación Nacional Republicana.
Duarte, Alderete y Castillo, sin más historia personal que la alcanzada por cualquier joven de su edad, buscaron la protección política del otrora referente judicial. Alderete tenía un breve camino recorrido en el Partido Colorado: formaba parte del "Ignacio A. Pane", comisión auxiliar partidario que agrupa a universitarios colorados y que, durante muchos años manejó el secretario privado de Strossner, Mario Abdo Benitez.
Castillo, por su lado, era miembro de una familia de colorados de Félix Pérez Cardozo, departamento del Guairá, en la que transcendía el nombre de su hermano: Celso Castillo Gamarra, un abogado quién a finales de la década de 1970 hizo frente a la empresa Hidrosil, contructora del sistema de provisión de agua y desagües de Fernando de la Mora, por lo que Pastor Coronel, el temido jefe de Investigaciones de la Policía de la Capital, ordenaba su permanente apresamiento en los calabozos de la calle Presidente Franco casi Chile.
¿Qué más?
Que de los tres jóvenes, Artemio Castillo tenía al hermano, Celso, cumpliendo el papel de enlace del entonces presidente de la República, el general Andrés Rodríguez, con el Parlamento Nacional. Por aquellos años inmediatos posteriores al golpe militar de febrero de 1989, Celso Castillo frecuentaba el despacho presidencial y hacía oficina en el Palacio de los López.
Nicanor Duarte Frutos no era ni miembros de ninguna comisión auxiliar del partido, ni siquiera de una seccional colorada, como para aspirar un padrinazgo de relevancia, como la de Seifart, en pos de sus aspiraciones políticas. Pero era periodista que cubría las informaciones políticas de un diario importante (Ultima Hora) por lo que bien vale apostar algunas fichas en el nuevo juego político, habilitado en el partido de Bernardino Caballero, tras los sucesos de San Blas.
Los tres jóvenes frecuentaron la vivienda del veterano político sobre la calle 25 de Mayo. Allí desarrollaron prolongadas como claves jornadas con el dueño de casa quien les instruía en las primeras armas políticas, sobre todo a Duarte Frutos, quién no dejaba de filtrar ante la opinión pública a través del diario de Demetrio Rojas las virtudes políticas del maestro, que ejercía por entonces el cargo de ministro de Educación y Culto.
A fuerza de visitas, notas periodísticas y viajes al interior acompañando a Seifart y grupos políticos, un buen día, el padrino pregunta a Nicanor Duarte Frutos si no gustaría ser el viceministro de Culto. El periodista acepta. Dejaba el trabajo en el diario para comenzar su carrera política.
Como viceministro comenzó a vestir traje y a desplazarse a bordo de una lujosa camioneta cuatro por cuatro Mitsubishi tipo "Montero", de color azul mar. En el Ministerio de Educación y Culto ocupó una oficina con secretarias, aire acondicionado, alfombras y cortinas hasta el piso. La nueva ocupación le permitía acceder a los nuevos tratos: "Señor viceministro", "excelencia", "señor", muy diferentes al "¡Ndé, Nica, erupy la nde material!", "¡maetecó picó, Nicanor", "cheraá", a lo que estaba acostumbrado por parte de sus compañeros Andrés Colmán Gutierrez, Óscar Delgado, "Fotoski" o de sus jefes Noguera y Paiva.
En el nuevo cargo (sin mayor trascendencia política) aprendió a impostar la voz a la hora de dirigirse, tan siquiera a la secretaría para dictarla una orden y; a sumir sus primeras posturas del político de nuevo cuño. En la flamante ocupación empezó a codearse con nueva gente, de bajo y alto copete; a escuchar el "sí, señor", de los dirigentes colorados de baja ralea y, sobre todo, aprendió a rezongar a los más modestos en la escala partidaria.
Desde el ministerio seguía manteniendo estrechas relaciones con el dueño del diario "Ultima Hora", lo mismo que con sus amigos periodistas del vespertino, y los de otros medios. De vez en vez visitaba a "Papu" Rojas.
La bendición de Seifart dejó de lado a otros jóvenes, y no tan jóvenes, referentes partidarios, de ocupar las sillas de marfil en los cargos a los que se acceden por los méritos colorados. David tenía la silla asegurada para Salomón.
Ya no había necesidad de ir a la casa de Celso Castillo Gamarra buscando un lugar para dormir ni para probar un bocado. Ya veían la salida del túnel, especialmente Duarte Frutos y Alderete.
El nuevo viceministro se compró un saco marrón cruzado y un pantalón a tono con aquella prenda. Parecía ser su única chaqueta que, dicho sea de paso, la usaría por unos cuatro años. "¿Nicanor?, ¿quién es Nicanor?", me preguntó un día, allá por setiembre de 1992, el ingeniero Juan Carlos Wasmosy. Le expliqué que era el jefe de prensa del movimiento que buscaba ganar la interna colorada en pos de la presidencia de la república. "¡Ah!, el del saco marrón", respondió cuando se percató de quién se trataba.
En una foto de mi archivo aparecemos Nicanor Duarte Frutos (con su aguerrido saco marrón) Horacio Gini, Enrique Riera, Hugo Estigarribia, Humberto Rubín, Luís Sarubbi, Alberto Peralta y otros durante la inauguración de la Agencia Nacional de Noticias (ANN) en el Hotel Guaraní. Todavía Óscar Nicanor era pobre.
Se puede decir, sin temor a equívocos, que para los primeros dos años de la década de 1990 Duarte Frutos aún mantenía ante los extraños su perfil del hombre campesino: introvertido, inseguro pero franco y de mirada limpia. Concurría a los actos políticos pero sin mas posibilidad que el del dirigente promedio de ocupar las tribunas. Aún con el respaldo de Seifart debía hacer su propio camino. Debía gastar no solo las costuras de su saco marrón sino, sobre todo, las suelas del zapato.

Paraguay y el diccionario Larousse


Una vez terminado de analizar el contenido de la última edición del diccionario Larousse, remití una carta a la editorial francesa a los efectos de puntualizarles mis observaciones sobre palabras, nombres y lugares del Paraguay publicados en sus páginas. La carta dice cuanto sigue:



"Asunción, Paraguay, 17 de mayo de 2006

Señor:
Director Editorial,
Ediciones Larousse,
21, Rue du Montparnasse
75298 París Cedex 06.



Tengo el alto honor de dirigirme a usted y, por su intermedio, a la instancia respectiva de esa prestigiosa editora para manifestarle cuanto sigue:
Soy periodista, historiador y escritor. La lexicología ocupa gran parte de mi tiempo, mediante la cual tuve oportunidad de estudiar detenidamente la edición 1991 del Pequeño Larousse Ilustrado, que lleva la firma de Ramón García-Pelayo y Gross, y; la que corresponde al año 2006.
La segunda parte de la edición 1991, consagrada a la historia, la geografía, las ciencias y las artes, incluyó 286 referencias paraguayas. La segunda parte de la edición 2006 define 149 referencias paraguayas.
La próxima edición necesitará pulir la definición de varios nombres referentes al Paraguay para que el diccionario se constituya en "un eficaz instrumento de trabajo y consulta", como reza en la introducción del libro editado en 1991.
Me tomé el tiempo necesario y revisé las definiciones de cada una de las referencias, ensayando las correcciones que merecen ser incorporadas.
Así, por ejemplo, aparece en el diccionario "El Pequeño Larousse Ilustrado", edición 2006:
BOQUERÓN: (departamento de), dep. de Paraguay, en el Gran Chaco, junto a la frontera argentina (...); cap. Mariscal Estigarribia.
Sugerencia para la próxima edición:
BOQUERÓN: (departamento de), dep. de Paraguay en la región Occidental, lindando con Argentina y Bolivia, hacia el O y N, respectivamente. 91.669 km. cuadrados; 26.292 hab. cap. Filadelfia.
Aparece en el diccionario:
EZCURRA (Juan Antonio) (...).
Sugerencia para la próxima edición:
ESCURRA (Juan Antonio) (...).
Aparece en el diccionario:
FERNANDO DE LA MORA, c. de Paraguay (Central); 95.287 hab. Cítricos, cerámica.
Sugerencia para la próxima edición:
FERNANDO DE LA MORA: c. de Paraguay (Central); 95.287 hab. Comercio.
Del total de 149 nombres propios, al menos 50 necesitan ser modificados, incluyendo correcciones gramaticales y ortográficas, inclusive. Ej.: Itagua, Canendiyú, Yaciretá, etc.
Algunas referencias no están actualizadas. Así, por ejemplo, dice:
PEDRO JUAN CABALLERO c. de Paraguay, cap. del dep. de Amambay; 51.092 hab. Centro cafetalero.
Esta ciudad, Pedro Juan Caballero, nunca fue un centro cafetalero propiamente dicho sino un punto por donde se "triangulizaba" (contrabandeaba) el café desde Brasil hacia Paraguay para volver a salir hacia el Brasil como producción paraguaya. De manera que en lugar de "centro cafetalero" el corrector debiera cambiarlo por "centro comercial", por que eso, comercial, sí lo fue y lo es.
Otras importantes referencias históricas, geográficas y biográficas faltan en la última edición. Varias fechas o años no son exactos.
Si me aceptaran una opinión les diría que muchos nombres propios del Paraguay (orografía, hidrografía, corografía, topografía, ciudades, militares, políticos, presidentes de la República, deportistas, pintores, escritores, escultores, religiosos, periodistas, músicos, coreógrafos, autores teatrales, santos, etc.) no aparecen y que deben estar en el diccionario para que, en lo que hace al Paraguay al menos, satisfaga a quien consulta el libro (*)".
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(*) El resultado del análisis respectivo lo tengo archivado para compararlo con la próxima edición de este diccionario.

El estudio de nuestra historia


Un medio de comunicacion asunceno refirió el 17 de febrero de 2008 sobre el lanzamiento de becas para diez bachilleres destacados o para egresados de alguna carrera terciaria en la universidad que lleva adelante la idea, la Católica. Son oportunidades académicas para quienes desean seguir la carrera de Historia. La idea a más de excelente es oportuna.
En Paraguay faltan historiadores y para que se formen es necesario alentar a los jóvenes, respaldarlos, guiarlos como de hecho está practicando la Universidad Católica de Paraguay. A esta decisión académica debiera apoyar la Academia Paraguaya de la Historia, la Imprenta Nacional, el Ministerio de Educación y Cultura y toda persona e institución privada y pública que se percaten de la importancia de la carrera.
La historia paraguaya debe ser estudiada con criterio científico. Los documentos que refieren al Paraguay del pasado todavía no se estudia con la rigurosidad del investigador liberado de pasiones del origen que fuere. A propósito, en la Biblioteca Nacional de España hay casi un millar de títulos sobre historia paraguaya que fueron escritos por historiadores extranjeros, cuyos trabajos son desconocidos en nuestro país. Los nuevos historiadores del Paraguay ya deben leer y estudiar todo cuanto se guarda sobre el Paraguay en esta biblioteca europea.
El Registro Oficial, manejado por la Presidencia de la República e impreso en la Imprenta Nacional, debe ser uno de los primeros documentos oficiales que maneje de pe a pa el estudiante que egrese de la carrera de Historia. Este compendio de leyes y decretos debe ser como la Biblia para los cristianos o el Corán para los musulmanes. En la biblioteca "Alfredo M. Seiferheld" de la Imprenta Nacional se tiene una cantera de la historia paraguaya que espera a los investigadores.
El Paraguay necesita de todo profesional riguroso que aporte para recuperar la verdad, la armonía y la sabiduría. La nación debe ser liberada de tanta mediocridad. Los historiadores son profesionales necesarios en nuestro país porque serán ellos quienes ayuden a recordarnos qué de bueno y malo se hizo en nuestro pasado. Dicen que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan.
La historia paraguaya es poco conocida por los paraguayos por lo que su enseñanza necesita un nuevo orden, luego de más de 60 años de su manipulación por parte de quienes ejercen el poder. Dice Óscar Wilde que el único deber que tenemos con la historia es escribirla y no la podremos hacer con todo el peso de la verdad si no la estudiamos con rigurosidad sin torpes fanatismos partidarios. Por de pronto, nuestros períodicos son nuestros libros de historia pero estos lejos están de ser las fuentes que nos merecemos. Quizás Voltaire fue un poco duro al decir que los periódicos son "archivos de las vagatelas", pero ante la necesidad de registrar la historia propiamente dicha con todas las letras algo de ganas de creerlo me acosan.
El aporte de la Universidad Católica a favor del estudio de la historia paraguaya es un ejemplo que debieran seguir otras universidades nacionales y los jóvenes estudiantes deben confiar en que la licenciatura al que accederán estudiando esta carrera les puede ser rentable.