Detrás de la puerta, esto

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sábado, 26 de diciembre de 2009

Natalicio González decía que la Ande no puede perder

La historia de la iluminación eléctrica en Paraguay arrancó con la electrificación del servicio tranviario, que por casi 20 años de desplazaban a fuerza de caballos y mulas. También ella trae aparejada una revolución armada y un levantamiento sindical que obligó la adopción del nuevo nombre: Administración Nacional de electricidad (ANDE). Entonces, 1948, el presidente Natalicio González escribió que la industria de la electricidad “es de las pocas en que es imposible perder”.

De las 1.500 velas por noche (1) necesarias para iluminar la plaza, casa de gobierno, cuarteles y cárceles, en 1910, la municipalidad de la capital se vio en la necesidad de adquirir, a precio preferencial, la energía eléctrica producida por la usina del argentino Juan Carosio (2). En 1948 esa, la Compañía Americana de Luz y Tracción (CALT), se convierte en ANDE.
Constan recibos de gastos en el Archivo Nacional de Asunción por compras de velas de cebo para el alumbrado público de Asunción en 1831, año en que la administración de Francia gastó 11.500 pesos (3).
En la década de 1890 se incorporó el servicio de tranvías tirados por mulas en la capital paraguaya, hasta que en 1910, Carosio tomó la posta en los primeros años del siglo XX para incorporar los tranvías eléctricos, para lo que se comprometió a montar una usina generadora de electricidad para proveer, al mismo tiempo, de energía a Asunción y Luque.
Pero ni bien el tranvía eléctrico fue realidad, un tal Manuel Rodríguez, empresario portugués, propone al político Eduardo Schaerer financiarle una revolución en pos de convertirlo en presidente a cambio de ser el concesionario de los tranvías eléctricos y del servicio de energía eléctrica (4). Así ocurrió.
La revolución armada financiada por el portugués demandó el pago de 1.007.000 pesos oro sellado, mediante un decreto reservado (no publicado) (5). Durante el gobierno de Schaerer se inauguraron el alumbrado y el tranvía eléctricos.
En 1947, la CALT a más de desatender los servicios crecientes de Asunción y alrededores remitía fuertes cantidades de divisas al exterior por lo que un conflicto sindical con los obreros de la usina hizo que el gobierno de Higinio Morínigo interviniera, estatizándose la empresa de origen argentino (6)
Fue el ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Víctor Morínigo quién sugirió que la CALT pasara a denominarse Administración Nacional de Electricidad , luego de haber pagado el Estado la suma de 31.175.902 guaraníes a la compañía argentina.
El ex presidente de la República, Natalicio González, escribió que “El Estado podía recuperar su inversión en menos de ocho años. Pues, la industria eléctrica es excepcional en todo: es de las pocas en que es imposible perder. Todos sus usuarios pagan indefectiblemente, para no verse privados del suministro de energía” (7).
Desde 1948 la ANDE se comprometió a proveer del servicio a todo el país. González ya apuntaba a utilizar la electricidad en el ferrocarril paraguayo (8).

El encarrilamiento de las revoluciones

“El sindicato norteamericano Farduhar empezó a penetrar profundamente en Paraguay entre 1911 y 1912, luego de haber realizado inversiones considerables en Brasil y Argentina. Con la compra del paquete mayoritario de la industria paraguaya, el del “Paraguay Central Railway company” (…) el sindicato Farduhar financió a su vez en gran parte la revuelta radical de 1911, que impuso a Eduardo Schaerer como presidente de Paraguay en 1912” (Economic Survey of Paraguay, Borad of trade, Londres 1923, mencionado por Juan Carlos Herken Krauer, “Gran Bretaña y la guerra de la Triple Alianza”, Ed. Arte Nuevo, Asunción, p. 50).



FUENTES:

1- MORENO, Fulgencio R., “La Ciudad de Asunción”, Editorial Paraguaya, Asunción, s/a/i. p. 233.
2- GONZÁLEZ, Juan Natalicio, “Vida y pasión de una ideología”, Napa, Asunción, 1982.
3- MORENO, id.
4- JAEGLI, Alfredo, “Albino Jara, un varón meteórico”, Napa, Asunción, 1983, p. 201.
5- ABC Color, “El siglo XX, la revolución de 1904 y el periodo liberal, colección “Las historias del Paraguay” fascículo 59, p. 465.
6- GONZÁLEZ, Id., p. 103.
7- ARANDA, Ignacio N., “El nacimiento de la ANDE”, RP Ediciones, Asunción, 1988.
8- GONZÁLEZ, id, p. 107.