Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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viernes, 7 de agosto de 2009

El ocaso de un periodista

Hay un principio metafísico que dice: todo lo que comienza, termina y; todo lo que termina, comienza. Los brujos le asignan un número, el 13. Todos los grandes imperios han terminado y, sobre sus escombros, otros han comenzado. Así también somos los hombres. Recuerdo de cuando nos parecía que el poder sería eterno para Stroessner y que él no moriría nunca. Pero se lo obligó a abandonar el poder e, incluso, un día también murió.
Así fueron Roma, Grecia y Egipto; Anastasio Somoza, Adoldo Hitler y Manuel Antonio Noriega. Todos caen, tarde o temprano.
Cuando leí, hace algunas semanas, un artículo firmado por Héctor Ignacio Guerín Gómez en una de las páginas del diario donde él es cronista corresponsal asalariado, en el cual afirma que sus cuotas por la compra de radio Concierto (propiedad de uno de los Jebai) están atrasadas porque está pasando por dificultades financieras, pensé que el ocaso del "Cacique" (como él se autodefinió) ha comenzado.
Guerín accedió a la “fresca viruta”, como gustaba escribir en una de las columnas del diario que dirige en el Alto Paraná, a fuerza de extorsiones.
Ahora empieza a quejarse.
Se me ocurre pensar que el colega está exactamente en la posta del número 13. Su largo reinado empieza a flaquear. Su entorno cambió, sin percatarse, y eso provoca su caída.
Ciudad del Este, donde fija su reinado, ya no es guarida de contrabandistas, a quiénes podía apretar a su gusto así como a otros a quiénes le encontraba el lado para manosearle como mejor le cante desde el decano de los diarios del país.
Todo el mundo se actualizó. Menos él. Y esa falta de actualización provoca sus quejas.
Tener en manos el periodismo es tener poder. El poder embriaga a los más ignorantes. No quiero poner en dudas la sabiduría de Guerín Gómez, lo que, sí, me queda claro es que el poder de la prensa le embriagó. Pensó que su fórmula sería de por vida. Le bastaba acusar, apuntar su cerbatana, tirar y esperar que la pieza caiga.
Sus potenciales víctimas pudieron haber sido aquellos que operaban en la marginalidad, cualquiera sea su actividad. Eran sus preferidos. De tanto acoso, los que pudieron haber sido, por ejemplo, falsificadores o contrabandistas, se actualizaron, se encarrilaron; en una palabra, blanquearon sus trabajos.
Aún así, el colega les apretaba. Pero ya no recibía la respuesta que habría esperado. Como se dice vulgarmente ya no le daban pelota. Y se quedó hablando solo y admitiendo ante la opinión pública que se le atrasa su pago por la compra de una radio.
Atila también terminó su reinado. También fue derrotado por los romanos. El “azote de Dios” no se percataba que terminaba su poder y en sus últimas arremetidas se alzó con su último botín, mediante la intervención de un papa. Robó mediante la diplomacia católica.
Si Atila, ese terror de Europa y Oriente, terminó su reinado, también un periodista termina de azotar a sus víctimas desde el poder que administra, tarde o temprano. Guerín ya no es aquel poderoso y odiado por muchos en Ciudad del Este. Hoy es odiado nomás ya. Su tarde está arrebolada a fuerza de vacios. Empieza su momento de recordar tiempos pasados. Su ocaso ha comenzado.
Entonces, quiénes servimos en la comunicación también debemos de entender que después de nosotros quedarán nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos quiénes, si hacemos con decencia nuestra labor, honrarán nuestra memoría y se les honrará a ellos. Del mismo modo, si nos hemos portado mal, si hicimos daño desde el poder de la prensa, esos hijos, nietos, bisnietos tendrán vergüenza de tener un ascendiente atorrante.
Así nomás es la vida y que, en el atardecer de su gestión y poder, Guerín debe de estar aprendiendo.

jueves, 6 de agosto de 2009

La deuda de los locutores

Escuchaba esta mañana en radio Primero de Marzo que al menos 70 radios comerciales están registradas en la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) de Paraguay (en Venezuela también hay una Conatel).
Decía un entrevistado que cada radio invierten unos 200.000 dólares y ocupan a unas 25 personas. También se puso al tapete de la opinión pública que esa cantidad ya es mucha para un país de 6.000.000 de habitantes, empeorada por otra cantidad igual o mayor de radios que operan sin licencia (piratas) bajo la figura de emisoras "comunitarias".
La excesiva cantidad de radios es un problema y; lo peor, aunque nos duela decirlo, es la escasa preparación del comunicador de radio.
Lo digo, creánme, con mucha pena y vergüenza. La amplísima mayoría de nuestros locutores y dueños de radios son muy limitados académicamente por lo que sus servicios no pasan de ser lamentablemente mediocres.
Si decimos que la mediocridad es moneda corriente en nuestras radios no estamos lejos de la verdad.
Esta limitación, en consecuencia, busca taparse con programas, mensajes, planteamientos ligeros, en broma, arriero porte pe (a nuestra manera). No pueden hacer un programa con contenido útil, divertido y, mucho menos, seductor.
Hace unos días le decia a Kike Gamarra, conocido locutor de una radio capitalina, que admiraba su capacidad dialéctica, la misma que la de Benjamín Fernández, Carlos Martini y unos pocos más.
En Paraguay no se forman a comunicadores para decir cosas sustanciosas en las radios (ni en los canales, ni en los diarios) sino, a mi parecer, para saber las técnicas de impostación y por ahí va terminando la "formación" de los mismos.
Pero, mal de otros consuelo de tontos, también hasta en Estados Unidos hay algunos locutores con pocas luces, como aquel que fue mencionado por la revista Selecciones del mes de mayo de 1990, que dijo: "escucharemos el tema musical La guerra y la paz interpretado por León Tolstoi y su orquesta".
No quiero imaginarme lo que podría publicar si escuchara a nuestros locutores.
Creo que el problema más grave de la radio paraguaya, pues, no es la cantidad de emisoras sino la bajísima, paupérrima, formación de sus locutores que, golpeados por la ignorancia, manosean muchas veces los temas que caen en sus manos.
Y, como si todo fuera poco, no se observan señales que permitan pensar que en el futuro esta madriocridad será superada.

lunes, 3 de agosto de 2009

Ganando dinero con el blog y la web

Ayer, domingo, estuve con mi amigo Carlos Russo, una persona que tiene mucho vuelo sobre los recursos que ofrece Internet para la humanidad. Me decía que la gente apela a este recurso para enterarse. "No hay caso - me decía en el hotel del suegro donde me alojé - para informarnos tenemos que ir a la web". Tiene razón, estamos internetizados.
Pero también están los blogs, eso que arrancaba de nosotros, los más veteranos, un incrédulo y exclamativo "¡qué lo que es esto!" y que por mediados de la década de 1990 amenazaba poner de patitas al papel en el basurero y para siempre.
Los de retaguardia confiábamos que nuestras cartas de "blanco papel", sobre "para avión" y letras manuscritas serían insustituibles. ¡Vaya manera de ser cabeza dura! Hoy me veo obligado, y lo hago complacido, a escribir mis cartas como todo el mundo, por Internet. Y en lugar de aquellas revistas que escribí y edité en los últimos 30 años, preparo mis escritos para mi blog.
Y como si todo fuera poco, por escribir en el blog me entero que me pueden pagar mensualmente unos cuántos dólares que nunca vienen mal, por más Tío Rico que uno fuera.
Mi blog, efrainmartinezcuevas.blogspot.com, está unido a mi web www.puertademergencia.com. En la web, previo acuerdo con Google, ésta compañía puso avisos publicitarios de sus clientes de todo el mundo al lado de los materiales que voy publicando con David, mi hijo y también periodista.
Los lectores interesados en dichos avisos hacen un click sobre el que le importa y por ese click Google, cada mes, me envía el pago respectivo. Por cada click se paga moneditas que en 30 días se convierten en dólares. Entonces tener un blog y/o una web también puede ser un negocio para los güeceros y bloqueros.
Eso sí, pienso que habrá más visitan en aquellos blogs o webs que contengan artículos de interés. Dicen que hay siempre, como en el amor, un roto para una descocida, para todo tipo de páginas.
Hay blogs que tienen millones de visitas, como la de María Amelia, esa dulce española que falleció el pasado 20 de mayo de 2009 a los 95 años de edad. Amelia escribió hasta los últimos momentos posibles de su vida. Su nieto lo había enseñado para no sentirse aburrida en los últimos años de su vida.
Sus visitas, hasta ahora, son de todo el mundo. Charlaba con las personalidades más grandes de este tiempo. Acaso haya sido la bloquera más reporteada de España. Por la fama de su blog ella conversaba mano a mano con el presidente de su país, cámara de televisión de por medio, por ejemplo.
Ante una llorada desaparecida no quiero hablar de dinero. No quiero preguntar ni imaginarme cuántos miles, o millones de dólares, tuvo que haber recibido de Google mediante su blog. Respetaré su memoria no hablaré de dinero sobre su virtual tumba.
A veces me pregunto si cómo es posible que millones de personas por día estén horas y horas navegando por Internet; yo, porque mi trabajo lo hago desde el ordenador.
Cuando escribo estas líneas son las 13.59. Acaba de venir mi hijo David a preguntarme si qué almorzaríamos. Eran las 13.25 y yo ¡todavía no tomé mi café de la mañana! porque entré en lo mío (escribiendo mi blog, oyendo la noticia, preparando datos para la web, organizando mis apuntes para mis libros).
Así es este mundo virtual, lleno de atractivos que a uno le hace olvidar todo lo que no sea web y blog.
El diario Crónica de Asunción tiene una página en su diario de hojas en el cual da mucha importancia a los navegantes de la web. Me parece una idea excelente. También tiene su página hasta en Orkut, donde sus visitan participan en los temas del día. Su página en la web es muy leída en España, sobre todo entre los emigrantes paraguayos, eso me consta.
Decididamente estamos en el nuevo tiempo donde a través de Internet todo tiende a revelarse, así como Marilyn Ferguson adelantara en su libro "Las revelaciones de Acuario", tiempo en que lo que se revela permite dinero a quién lo revela.



Fernando de la Mora de los ´60

Esta mañana envié un mail a Pedrito Gómez Silguera, uno de los secretarios de redacción del diario ABC Color. Le dije que nosotros, los periodistas y escritores, teniendo todos los recursos de Internet a manos como cualquiera, no nos comunicamos con tanta pasión, hidalguía y amistad como lo hacían los escritores y periodistas de antes entre si.
Le manifestaba mi curiosidad por esta conducta no solo, al fin de cuentas, de los profesionales de la comunicación, sino también de muchos otros.
Esto que le escribí a Pedrito me sirva para espabilarme y decidirme a enviar un poco más de cartas a los míos. Hacer uso, sin llegar al abuso, de este milagro de la comunicación inmediata. De esto que es absolutamente nuevo tiempo.
Y escribiré un poco más en mi blog, claro.
Sobre esas cosas que son, incluso, muy sencillas y que corren riesgos de ser olvidadas con el paso del tiempo.
Y me viene a la memoria aquella segunda mitad de la década de 1960 en Fernando de la Mora, este pueblecito dormitorio de la época al que mucha gente todavía llamaba "Zavala Cué", en memoria al dueño esas tierras, un terrateniente de apellido Zavala.
Recuerdo la calle Uscher Ríos de 1964. Una arteria de tierra roja que en días de lluvia era un mar. Entre la ruta Mariscal Estigarribia y, hacia el sur, la de Julia Miranda Cueto, (que ya así se llamaba por aquel tiempo) vivíamos en la casa alquilada de los Vela. Al frente de la casa, de Eduardo, el gordito de anteojos con quién yo jugaba moquete y siempre le ganaba.
Al lado, Yeye Martínez, que actualmente es el director propietario de un respetado colegio privado en Hernandarias. En la siguiente casa, los Borja, una familia formidable, con Lita, Vicente, Juan, Narciso, Norma, de los que todavía recuerdo sus nombres. En una casa que por entonces el padre construía, hacíamos teatro para un público vecinal. Marcelo, mi hermano mayor, era el director de "teatro"; Vicente era el "galán" y yo procuraba tomar aquellos papeles donde desplegaba ciertos humores, que nunca supe si lo logré. No habré logrado, porque si fuera así habría sido contratado por algunas de aquellas varias compañías de radioteatros que estaban de moda y, quién sabe, si por eso a ésta altura de mi vida no haya estado en algún teatro extranjero y no escribiendo mi blog sobre hermosos recuerdos.
Fue sobre esa calle donde viviamos, vimos en la casa de la familia "Conejín" (así nomás la conocíamos porque era un matrimonio con muchísimos hijitos, todos amiguitos nuestros) la televisión en 1965 y; en la de Roque y Elvira Benitez. El padre de Roque y Elvira era un empleado bancario que para nosotros era un ricachón porque podían comprarse un televisior. Los niños pagabamos 1 guaraní, tanto en la de la "Conejín" y Benitez. Por esa suma diaria podíamos ver la tele de 17.00, a 19.00, cuando empezaba el noticiero.
Los martes, a propósito, en el cine "Terraza" (nombre que siempre me resultó incompleto) había función popular por 7 ó 10 guaraníes. doña María Estragó, una mujer madura,coqueta y elegante, cobraba la entrada. Aquello era un repleto total.
En la vereda del cine estaban dos o tres señoras que fritaban chorizos en pailas que vendían (los chorizos, no las pailas) a a cinco guaraníes. Eran las choriceras. El chorizo, por definirlo de algún modo, es el abuelo del pancho y tío abuelo de la actual hamburquesa ofertada en nuestras calles.
Hoy ya no hay choriceras, hay pancheros.
Bien,
Esa fritura externa del chorizo, cuyo aroma invadía la terraza del cine, me recuerda a aquellas emocionantes películas de vaqueros, de mexicanos despansurrándose a tiros y de las de amor por cuyas tiernas escenas nuestras ocasionales parejitas arrancaban suspiros que aprovechábamos para, en medio del éxtasis provocado desde la encalada pantalla a sus corazones, robárlas un oportuno besito.
Por 1969, el cine Terraza tuvo que sufrir el primer acoso de la competencia. A media cuadra de la ruta Mariscal Estigarribia y Última, bajo un frondoso yvapovo, se hubicaron los bancos del nuevo cine: "Continental", que con el tiempo tuvo que cerrar porque, a mi parecer, había más gente trepada al árbol, al que se accedía desde la calle, que pagantes. El "Terraza", en consecuencia, seguía siendo el único de toda la comarca.
El "Continental" comenzaba sus funciones cuando el último tranvía de la línea 10 partía de la parada de Ruta yÚltima hacia su terminal en Palma y Colón, en la esquina de Lancaster ("la esquina del was and wer", como rezaba su eslogan) y a una cuadra de la tienda "A la ciudad de Roma", que vendía camisas para caballeros. El pasaje en este transporte costaba 1 guaraní. El motorman y el guarda se vestían de azúl y tenían gorros como los de los militares.
La parada del tranvía en Fernando era un mercadito donde se ofertaba desde aloja de miel de caña hasta cigarro poí envueltos por las cuñakarai de los fondos de Zona Sur, en sus ranchitos encajados entre los extensos mandarinales. Estaban igualmente el canillita (hoy se le dice diariero), el policía (tahachí o contratado), el limosnero, las vendedoras de yuyos y las chiperas. Esa esquina todavía estaba liberada de travestis, prostitutas, peajeros, borrachos y drogadictos, como los que abundan en estos tiempos y en dicho cruce.
La Calle Última era un camino cubierto de pedregullos canto rodado y sus costados, juqueríes frondosos que obligaban a los pocos camiantes de la época andar sobre los pedregullos con mucha incomodidad y cautela. El último ómnibus a San Antonio, pasaba por ahí a las cinco de la tarde.
Esta arteria, que separa Asunción de Fernando de la Mora, era transitable para vehículos hacia el sur de la ruta Mariscal Estigarribia; hacia el norte, era un zanjón que no dejaba pasar ni al más pintado.
Por 1966 comenzó el empedrado de la calle Julia Miranda Cueto, la inmediata paralela a la ruta, hacia el sur. Comenzó frente a la casa de la familia Caballero, con piedras traídas del Cerro Koî. En una casa, en diagonal con la de los Caballeros, Francisco Bristill, siendo cinturón marrón, empezó a enseñar judo.
Sobre esa arteria, una vez terminado el empedrado, "conejo" Franco, uno de los hijos del doctor Cástulo Franco, un jovencito de unos 13 o 14 años de edad, manejaba como enfurecido una kombi Volswagen. Como no había sino unos poquísimos vehículos, nunca, que se sepa, había chocado debido a su exceso de velocidad.
En la esquina de Julia Miranda Cueto y Primero de Marzo había un baldío de la dueña del cine Terraza, ,quién, maternal, nos prestó para jugar al bollibol para lo cual nos pusimos a limpiarlo, porque ahí se tiraban las basuras de las casas vecinas. Todavía faltaban años para que hubiera el servicio de recolección de resíduos por parte de la Municipalidad.
Una vez limpiado el predio, montamos unos banquitos, dos postes para la red y marcamos la cancha. El club se formó en la casa de Tito, Gustavo y Amanda Rolón (esta era mi maestra en el cuarto grado) y se adoptó un nombre: Asociación Fernandina de Jóvenes (AFJ). Integraban también este club Cacerula, Roberto, Charles Delorme, Nena y Lorenzo Giménez, mis hermanos Marcelo y Yola, Egidio y Vicente Irala, Susana y paro de contarles porque me percato que olvido el nombre de varios otros y eso es pecar contra uno mismo.
En la esquina de la canchita vivían Victorito y Graciela Amarilla; Marilé (fallecida el 19 de enero de 2012), Tico, Cármen y Pachani Amarilla Jara, Ulises y Javier Demestral.
Por ahí circulaba el micro (que no era igual al ómnibus) 26 "Zona Sur", que transportaba 12 pasajeros sentados y el pasaje costaba 10 guaraníes (en el ómnibus 26, costaba 5 guaraníes).
Al lado de los Demestral estaban Maristela y Saúl Gaona (vendí a su padre mi primera guitarra azul en 500 guaraníes con el que Saúl aprendió su primera interpretación: Carreta Güy. Saúl, años después, integró de la Orquesta Sinfónica de Asunción y dirigió grandes sinfónicas de Estados Unidos y Europa).
Les escribiré más cosas sobre Fernando de la Mora de aquellos años de la década de 1960, antes que otras inmediateces me resten oportunidades de contarles cosas que, importen a algunos y, sobre todo, a mi.

viernes, 31 de julio de 2009

Limpeños Ilustres

Un sábado reciente, a la noche, tuve el gusto de compartir con algunos amigos limpeños en la vivienda de uno de ellos. Habiendo leído uno de ellos los comentarios que hago en este blog me redundaron en algunos temas históricos limpeños, sobre todo. Me resultó harto agradable escuchar a unos de los contertulios mencionar a Moquirace, cacique guaraní cuyas hijas se unieron con los conquistadores españoles, dandose inicio de ese modo a la llamada amalgama hispano - guarani, génesis de la nación paraguaya. Los aduares de Moquirace estaban en Tapuá, zona que luego se llamaría Limpio de Tapuá.
Mencionamos a continuación a algunos limpeños ilustres como:
Luís Gilberto Ruíz: (1923 - 2009) El 17 de diciembre de 1956 completó 105 horas 30 minutos de permanencia en el agua, nadando desde Concepción hasta Asunción, record no superado hasta la fecha.
Juan Silvestre Aveiro: (1839 - 1919) Secretario de Carlos Antonio López primero ; de Francisco Solano López, después. Fue un hombre de excelente formación intelectual. Combatió en la Guerra Grande y actuó de Fiscal de Guerra.
Claudio Arrúa: Sucesor de Fidel Maíz en la administración apostólica y; de Pedro Juan Aponte como administrador eclesiástico. Fue sacerdote de la iglesia de Luque por muchos años. Sus restos están enterrados allí.
Fernando de la Mora: (1785 - 1835) Héroe de la independencia de Paraguay.
Manuel Vicente Moreno Gómez: Administrador apostólico.
Fulgencio Ricardo Moreno: (1872 - 1933) Periodista, escritor e historiador.
Benigno Ferreira: (1846 - 1920) Abogado, político, militar y presidente de la República.
Antonio Zalduondo: Cabildante en los albores de la independencia, de mucho conocimiento. Maestro de escuela.

La lección que no está aprendiendo Lugo

En 1959 los estudiantes se manifestaron en las calles asuncenas porque no querían que suba el pasaje en los ómnibus. Unos parlamentarios apoyaron a los jovenes, lo que molestó al presidente Alfredo Stroessner, quién no tuvo mejor idea que cerrar el Parlamento, convirtiendose desde entonces en dictador.
Años después, por la dédeca de 1990, en Perú, el presidente Fujimori hace lo mismo impacientado con los parlamentarios que querían cumplir su rol.
Stroessner se sentía poderoso; Fujimori, también. El mundo les observaba, desde entonces ,día y noche. Les vigilaba con la paciencia de quiénes llegan a las alturas de la contemplación. Ya vendrá a la acción una reacción igual y contraria.
Cuando ordenaron cerrar las puertas de sus respectivos congresos y plantar soldados armados apoyados por tanquetas y artillerías pesadas en sus alrededores, pasaron al siguiente capítulo del manual de todos los dictadores: ordenar la matanza de sus adversarios políticos.
La historia está llena de la catadura de estos dictadores. Hitler, Mussolini, Franco, Somoza Castro, Trujillo son de sus mismas cataduras. Todos fueron, son y serán iguales.
Y así les fue.
La ley de los hombres y de la misma naturaleza cobran cada deuda y ; pagan por aquello que hay que pagar. El tiempo se encarga que no queden deudas.
Stroessner pagó muriendo, como un pobre infelíz, muy lejos del país al que sometió a sus caprichos. Se murió moroso, sin pagar sus deudas con la Justicia, con los parientes de quiénes ordenó asesinar.
Fujimori ahí está en su Perú natal peleando como gato panza arriba como consecuencia de sus equivocaciones. La sociedad le está dando una buena paliza por hacerse pasar de listo. Todos los dictadores se creen listos, letrados como se dice en Paraguay. Pero no pasan de ser sino unos pobres tontos que miran apenas el ombligo.
El poder es así. A los débiles e ignorantes, convierte en déspotas; a los fuertes, y sabios como a Salomón, en salvadores de sus pueblos.
Valgan estas reflexiones para comentar los ocultos planes de algunos hombres de Fernando Lugo que, con la imprudencia que les dicta la inexperiencia, anuncian manifestar contra el Parlamento elegido con el voto de los paraguayos. Evidentemente no aprenden la lección.
Por detrás de esa idea - hay que ser gil para no entender - está el objetivo de cerrar el Congreso y, a partir de ahí tener un nuevo Stroessner o Fujimori entre nosotros. Otro dictador que no mira sino su propio ombligo. Un pobre infelíz que después de su gobierno va a tener que huír de la Justicia o parar con sus huesos en la fria celda de una cárcel. Así nomás es de sencilla la historia de los dictadores.
Esto debe aprender Fernando Lugo, Miguel López Perito, el tal "Pacová" Ledesma, el invasor de patios ajenos, el tal Benitez. El que seguro terminará lamentando sus locuras de poder si se llegara a cerrar el Parlamento es el ex obispo, quién no le tendrá a sus aduladores y aprovechados actuales referentes llevándole un par de manzanas o dos tabletas de dulces de mani con leche a su encierro. Estos estarán bien lejos, escondidos, probablemente, como cobardes.
Los potenciales golpistas de hoy deben aprender que mañana serán víctimas de sus propios golpes.

miércoles, 29 de julio de 2009

Mamotretos con ruedas

Cuando escuchamos a los empresarios del transporte de Paraguay defender esas trampas con ruedas que dicen ser ómnibus no podemos sino acompañar lo que piensan los extranjeros de nosotros, que somos unos salvajes. Muchos, muchísimos, no quieren venir a Paraguay porque creen que aquí nos comemos unos a otros. Y si bien no nos comemos literalmente, al menos muchos se comportan como tales. Los dueños de colectivos, por ejemplo.
El transporte de pasajeros en nuestro país está en manos de una mayoría de ignorantes y sinvergüenzas. Y lo sostengo. Algunos pocos se merecen nuestra consideración. Poquísimos. Unas pocas líneas son un ejemplo (como la 9). Después, nada.
Los que hemos usado el transporte público urbano de España sabemos qué es un servicio serio. A lo mejor muchos dueños de esos cachivaches que tienen de ómnibus ni siquiera se han preocupado de mirar en Internet cómo hacen sus pares del extranjero. Quizás no sepan ni qué es Internet de tan ignorantes que son muchos.
Los 200.000 paraguayos que fueron a España viajan en ómnibus de primera calidad, quizás no tanto porque el reglamento de tránsito así lo exige, sino porque sus dueños saben de calidad. Los de acá sólo saben recaudar. Estos compatriotas que vuelven ya no son capaces de abordar esos mamarrachos con ruedas. Ni los que vienen de Estados Unidos, ni de Argentina, ni de ningún lugar.
En la foto (dé un click sobre ella para ampliarla) que acompaña este comentario se aprecia el interior de un vagón de tren. Es de una de las líneas llamadas "Cercanías" de Madrid. Tal como se aprecia este vagón, así de buenos son los interiores de los colectivos.
Cuando uno disfrutó de estos servicios extranjeros, tiene ganas de manifestarse contra los sinvergüenzas que hacen de empresarios en nuestro país. Y lo peor de todo es que la mayor parte de la población está en sus manos y no entienden lo más mínimo de la responsabilidad social que es inherente a su actividad. Son una mayoría de brutos ignorantes que lo de "empresario" no pasa de ser sino un marcante de cada uno de ellos.