Detrás de la puerta, esto

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Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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viernes, 14 de marzo de 2008

Mujeres inmigrantes, talento y buena voluntad

La sociedad española tiene en los inmigrantes una gran ventaja: incorporan importantes talentos a costo casi cero. Profesionales varios, técnicos, mecánicos, maestras, forman parte de esa población inmigrante que trabaja en este país europeo, masivamente desde hace unos cinco años. Las mujeres, que son un 70 por ciento de los americanos residentes aquí, aportan su caudal de buena voluntad a las familias españolas atendiendo a sus ancianos, a sus niños y ayudando a administrar en el día a día de varios cientos de miles de viviendas.
¿Qué pasaría si un buen día, haciendo un pensamiento mágico, se marcharan del país todos los inmigrantes que trabajan en las casas, en los restaurantes y bares, en los jardines, en las cosechas agrícolas, en las construcciones?
¿Qué pasaría de los servicios de transportes públicos, las empresas telefónicas, de los supermercados, de las agencias de viaje, de los fabricantes de ropas, de la actividad inmobiliaria si el diez por ciento de la población, integrada por los inmigrantes, se marcharan del país?
Claro, España no se hundiría (este es un gran país) pero sufriría las consecuencias. Sin paraguayas, argentinas, colombianas, chilenas, ecuatorianas, peruanas, bolivianas varios cientos de miles de hogares colapsarían de inmediato; varios cientos de miles de ancianos y ancianas quedarían a la deriva; miles de niños necesitarán que sus madres dejen de ir al trabajo para atenderlos; las construcciones se paralizarían; miles de bares y restaurantes no se abrirían nunca más; por lo que disminuiría el consumo de comidas y bebidas los cuales crean otros efectos dominó en las industrias y las producciones primarias.
Seis millones de inmigrantes que colaboran en el país no son como para tratar con ligereza. Seis millones de colaboradores del quehacer español son casi tres veces la población de Uruguay, por lo que es bueno pensar reflexivamente antes de apresurar campañas de desprestigio, como se observa en esferas de algunos partidos políticos y ciertos medios de prensa, contra los inmigrantes, en especial contra sus mujeres.
Muy por encima de aquellas minorías de inmigrantes que vienen a practicar la prostitución o el aborto que provocan determinados escándalos en ciertos medios de comunicación, está esa mayoría de mujeres venezolanas, colombianas, centroamericanas, dominicanas, mejicanas, ecuatorianas, peruanas, bolivianas, paraguayas, argentinas, uruguayas y brasileñas que atienden a los ancianos y a las ancianas de España; a los niños y a las niñas de España; a los minusválidos de este país, que merecen no precisamente un reconocimiento hecho medalla de oro anual o un certificado con letras de molde, no, sino el reconocimiento de su trabajo honrado, honesto y oportuno evitando acusarlas, por ejemplo, de ser ellas las que provocan la mayor cantidad de abortos o que vienen a España al sólo efecto de dedicarse a la prostitución.
Y COMO SI TODO FUERA POCO
Desde luego, no sólo en la buena voluntad y la calidad laboral de los inmigrantes termina la historia. También es bueno puntualizar el aporte, a casi costo cero para España y a un costo elevadísimo para los países de origen, de los "cerebros" emigrados. Miles de excelentes profesionales que vinieron a España y trabajaron, al principio, en tareas menos cualificadas, empiezan a incorporarse a aquellas actividades que demandan mayores formaciones académicas. ¿Cuánto costó esa incorporación a la Madre Patria? Nada.
"Esta fuga de cerebros, dice Carlos Malamud, investigador principal de América Latina del Real Instituto Elcano, es una gran pérdida de capital humano y a largo plazo devastará sus economías, aunque ahora se esté compensando con las remesas", según un artículo publicado por Daniel Ayllon, en el periódico "Público" el pasado 11 de marzo de 2008.
Ahora que terminaron las elecciones presidenciales en la Península, acaso sea oportuno para dejar de lado toda infamia y calumnia que no hacen sino restar antes sumar, que es lo que necesita nuestra madre patria. (Este artículo fue escrito para el periódico madrileño "Euro Mundo Global", número 160).

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