Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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martes, 12 de febrero de 2008

Aranjuez y Paraguay

Cada vez que pueda voy a Aranjuez, aquí cerca, a 47 kilómetros al sur de Madrid. Siendo adolescente escuché por primera vez su nombre cuando en Radio Nacional del Paraguay se difundía el "Concierto de Aranjuez", del compositor Joaquín Rodrígo. Por 1980, cuando andaba buscando una casa para comprarla he visitado la nueva urbanización "Aranjuez", en las afueras de Asunción. En algunos documentales emitidos por la televisión paraguaya he visto algunos informes sobre este sitio real español.
Aranjuez es importante para el Paraguay. En su famoso palacio real comenzó, como el aleteo de una mariposa, lo que terminaría en un tornado, la independencia de aquella provincia española en América del Sur. Pocos lo saben.
Es que el rey de principios del siglo XIX, Carlos IV, prefería preparar sabrosos platos y atender los jardines del palacio antes que procurar defender a España y a los españoles del ataque de Napoleón Bonaparte, por lo que tuvo que abdicar a favor de su hijo Fernando VII en 1808 tras el famoso levantamiento popular conocido con el nombre de "Mitin de Aranjuez".
Estos sucesos han terminado por alentar a los criollos y nativos de América a independizarse de España. La consecuencia política también llegó en la noche del 14 de mayo de 1811 en Asunción cuando una junta militar exige la entrega del poder al gobernador español Bernardo de Velazco.
Acaso, la Calle de la Reina, esa columna vertebral que cruza en dos partes el Tajo de Aranjuez, con sus flancos de olmos, chopos, fresnos, tilos, robles y moreras, hayan seducido a Carlos IV al extremo de hacerle olvidar que Napoleón tenía demasiadas ansias de conquistas.
La belleza de los jardines reales de Aranjuez pudieron haber sido la ténue como subliminal causa de la independencia de las colonias españolas de América y por lo que, entonces, debiera agradecerse al que los había diseñado y trazado, Herrera Barnuevo, y a los que los cuidaban, como Esteban Boutelou, unas cuantas generaciones atrás.
Desde aquellos lejanos días del siglo XV, Aranjuez todavía sigue explendida y bella atrayendo a miles de turistas de todo el mundo todos los años, anotándome cada que que tenga un día disponible para visitarla y caminar como los reyes borbones por los extensos parques aledaños al Palacio Real.

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