El título tiene una razón. En otro comentario en este blog he comentado que es, en verdad, la gata de mi hijo Héctor y de su esposa, Lisa, que viven en los Estados Unidos. Lo de "Navidad con Cleo" es porque después de unos cuatro años volveré a pasar con ella y con el resto de mi familia. Digo "el resto", porque en casa la batuta está en manos de esta encantadora siamesa, siempre y cuando Dany, mi nieto, no aparezca en escena, claro.
Porque Cleo no es de las que con facilidad se deja llevar por los desesperados y violentos arrumacos que Dany (se escribe Danny, según David, su padre, yo prefiero castellanizarlo, aunque, en puridad, para el efecto debo escribir con la "i")la ofrece cada vez que le toca estar por casa. Para esos tembladerales momentos administrados por Dany en casa, Cleo se las agencia para esconderse en algún seguro refugio de la casa donde el adorable Dany no se le ocurra llegar, aún cuando sus intenciones sean de puro amor y paz.
Les decía lo de la Navidad con Cleo.
Ella nos ayuda a preparar la casa con todo eso que uno hace cuando llega el fin de año. Mete la naricita en toda bolsa, caja, cajones y recovecos por donde se han guardado guirnaldas, enchufes, globos, el Niñito Jesús, la ovejita y la vaquita, y los tres Reyes, los cables prolongadores, etc., etc., que son parte de la Epifanía y de la que Cleo se niega rotundamente a abandonar.
Esta gata siamesa cree que en todos los escondrijos, incluyendo los envases de todo chirimbolo navideño, hay grillos, cucarachas, lagartijas y ratas con los que pueda darse un atracón. La otra vez quedó atrapada entre cables y guirnaldas en una bolsa de plástico. Pegó un miau atroz y una sacudida de aquellas que nos llevó a rescatarla del incómodo sitio.
Bajo su atenta mirada se hizo el primer pesebre, o Belén, como le llaman en España, en una mesita de la sala de casa. Allí se puso el Niñito Jesús de la abuela María Avila de Velázquez que regaló allá por 1955 a la tía Hucha y que por esas razones religiosas que tienen sus vericuetos y considerandos inexplicables de buenas a primeras, pasó a recibir la abuela Tuti para que terminara en casa hace ya de esto unos cuantos años. Creo que, a propósito,debiera volver este Niñito el poder de la tía Hucha, abogaré por este feliz retorno.
Bueno, que el pesebre ya está que las guirnaldas ya fueron puestas frente a la casa, sobre la calle Padre Arrúa y que Cleo pasea su felina estampa cada vez que pueda saltar la ventana lateral y revisar foco por foco a lo largo del zócalo sobre el cual lo hemos colocado la cadena de luces.Espero que Moni y Héctor, mis hijos, lo aprecien en Brasil y EE.UU, respectivamente y puedan ponerme un mensaje como parte del acercamiento familiar que tanto bien nos hará por las próximas navidades.
Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).
Temas disponibles en este blog
- Libertad de expresión (96)
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lunes, 24 de noviembre de 2008
viernes, 21 de noviembre de 2008
Realmente
Me queda claro que es hija del post stronismo, que surgió después del golpe militar de la Noche de la Candelaria de 1989, como parte de la libertad de expresión. Lo que no sé quién fue el maldito que lo puso de moda. Se trata de la remanida "realmente", palabra usada, sobre todo mal usada, a través los medios de información.
- "¿Què opina usted de lo que pasó ayer en el partido Cerro - Olimpia?".
- "Realmente, fue una vergüenza".
"Yo creo, realmente, que", "Lo que los militares brasileños están haciendo en la frontera, realmente". Realmente, esta palabra se usa tiro a vuelta, al dos por tres, a cada rato, hasta el cansancio. Como el "bueeno", "esteee", muletillas de genuína propiedad paraguaya, "realmente" apareció con la aurora democrática y pareciera que antes de marcharse amenaza con quedarse algunos lustros más.
La palabra, que de tanto usarse se convirtió en una suerte de palabreja, es el comodín de quienes no tienen la palabra requerida en el momento de hilvanar frases. Sustituye la idea, el contexto de la frase, la preposición, el adjetivo, el complemento. Es de un uso increíblemente infinito en el lenguaje del paraguayo. Como la liebre y la perdiz, aparece en el lugar y el momento menos pensado.
Realmente, realmente, realmente.
La usan los doctores, los políticos, los periodistas, los futbolistas, los militares, los funcionarios públicos, las mercaderas, los contrabandistas, las modelos, los noctámbulos, los policías, los estudiantes, los huelguistas, los presidentes de seccionales, las maestras, los peajeros, los invasores de la propiedad privada, los publicistas, los ministros, los jefes de prensa, los funcionarios platudos de Itaipù y Yacyretà, los músicos, los choferes, los sepultureros, los recicladores; y también las chismosas, las brujas y las chulucas; realmente usan todos aquellos que quisieron dejarse llevar por esta realidad lingüistica criolla y mal educada.
Se la usa con frecuencia ramplona e ignorante irresponsabilidad,como si no existiera otra palabra capaz de dar sentido al mensaje hablado y escrito. "Realmente" es la gran palabra que descubrimos los paraguayos después de la caida de Alfredo Stroessner, palabra sin la cual miles son incapaces de entablar una sencilla conversación, plantear una propuesta ante los demás, criticar, aceptar, admirar, ignorar una idea, una tarea o una decisión. En el lenguaje contemporáneo de muchos compatriotas la realidad es imposible conversar sin la muletilla mencionada.
Es la palabra que arregla todo, aunque el interlocutor no entienda, lo cual no es lo más importante en una conversación de paraguayos.
Es el eficaz esparadrapo en las heridas de la frase. Es un puente, un comodín, un "lo pega todo".
Aunque, les voy a ser sincero, realmente, esta limitación en el lenguaje me tiene sin cuidado.
- "¿Què opina usted de lo que pasó ayer en el partido Cerro - Olimpia?".
- "Realmente, fue una vergüenza".
"Yo creo, realmente, que", "Lo que los militares brasileños están haciendo en la frontera, realmente". Realmente, esta palabra se usa tiro a vuelta, al dos por tres, a cada rato, hasta el cansancio. Como el "bueeno", "esteee", muletillas de genuína propiedad paraguaya, "realmente" apareció con la aurora democrática y pareciera que antes de marcharse amenaza con quedarse algunos lustros más.
La palabra, que de tanto usarse se convirtió en una suerte de palabreja, es el comodín de quienes no tienen la palabra requerida en el momento de hilvanar frases. Sustituye la idea, el contexto de la frase, la preposición, el adjetivo, el complemento. Es de un uso increíblemente infinito en el lenguaje del paraguayo. Como la liebre y la perdiz, aparece en el lugar y el momento menos pensado.
Realmente, realmente, realmente.
La usan los doctores, los políticos, los periodistas, los futbolistas, los militares, los funcionarios públicos, las mercaderas, los contrabandistas, las modelos, los noctámbulos, los policías, los estudiantes, los huelguistas, los presidentes de seccionales, las maestras, los peajeros, los invasores de la propiedad privada, los publicistas, los ministros, los jefes de prensa, los funcionarios platudos de Itaipù y Yacyretà, los músicos, los choferes, los sepultureros, los recicladores; y también las chismosas, las brujas y las chulucas; realmente usan todos aquellos que quisieron dejarse llevar por esta realidad lingüistica criolla y mal educada.
Se la usa con frecuencia ramplona e ignorante irresponsabilidad,como si no existiera otra palabra capaz de dar sentido al mensaje hablado y escrito. "Realmente" es la gran palabra que descubrimos los paraguayos después de la caida de Alfredo Stroessner, palabra sin la cual miles son incapaces de entablar una sencilla conversación, plantear una propuesta ante los demás, criticar, aceptar, admirar, ignorar una idea, una tarea o una decisión. En el lenguaje contemporáneo de muchos compatriotas la realidad es imposible conversar sin la muletilla mencionada.
Es la palabra que arregla todo, aunque el interlocutor no entienda, lo cual no es lo más importante en una conversación de paraguayos.
Es el eficaz esparadrapo en las heridas de la frase. Es un puente, un comodín, un "lo pega todo".
Aunque, les voy a ser sincero, realmente, esta limitación en el lenguaje me tiene sin cuidado.
jueves, 20 de noviembre de 2008
Sindulfo Martínez
"Hombres y pasiones", de Sindulfo Martínez, es uno de mis libros favoritos de cabecera. Ya perdí la cuenta de cuántas veces lo he leído. Este es uno de los que leo, no sólo para distraerme sino, sobre todo, para aprender. Martínez, un periodista paraguayo, fue un gran maestro desde sus libros y desde los diarios donde ha trabajado.
No lo conocí personalmente. Cuando yo comenzaba en el diario ABC Color, en 1977, él ya no estaba en ¨La Tribuna¨, el períodico asunceno creado por Eduardo Schaerer.
Lo conocí a través de ¨Hombres y pasiones¨, por 1976, cuando compré el libro, ya usado, de alguna librería asuncena.
Luego me puse a leerlo sus artículos de ¨La Tribuna¨ en las hemerotecas y escuché relatos de sus antiguos compañeros Américo Zunini y Ramón López. Sus anécdotas eran un deleite y, sobre todo, inspiradoras.
Martínez fue un periodista muy preparado, capaz de ocupar una silla en cualquier periódico del mundo. De hecho lo hacía virtualmente, a través de la agencia Reuters, del cual era corresponsal en Asunción, llegando a escribir en respetables diarios como en el Washington Post.
Cuentan sus antiguos vecinos - vivía en Antequera entre Segunda y Tercera de Asunción - que murió pobre, pero feliz. Cumplió con el designio de quién toma este por oficio: el periodismo es la manera más divertida de ser pobre. Cuentan quiénes han tenido la suerte de tratar con él que era una persona franca, alegre y sabia.
No es mi intención comparar a Martínez con ningún periodista de éste tiempo, que también tiene sus buenos referentes, claro, pero no puedo escapar a la tentación de recordar a varios de hoy, que aprovechándose de la profesión, se llenan los bolsillos con el dinero de los corruptos.
Grandes periodistas de éste tiempo, honrados hasta la médula, que merecen ser mencionados, los hay, varios, felizmente. Por tanto, nombraré sin temor a que me tiemblen las manos a Tony Carmona, Alcibiádes González Delvalle, Juan Rómulo Gauto, Carlos Martini, Rubén Céspedes, entre otros, monumentos vivientes a la honradez.
La querida colega Sonia Paredes Cabral nos dejó también su limpio modelo de conducta profesional tras morir pobre en su querida Pilar pero, estoy seguro, feliz de haber tomado al periodismo como meta de su ejemplar vida.
Volviendo a Sindulfo Martínez diré que también había publicado otro libro, ¨Por los caminos del Viejo Mundo¨, en el cual expuso las vivencias recogidas en sus largos como fructíferos viajes. Yo no he tenido la suerte de encontrar un ejemplar de este trabajo en librerías, a ver si alguien que tenga me lo preste. Prometo devolver...
No lo conocí personalmente. Cuando yo comenzaba en el diario ABC Color, en 1977, él ya no estaba en ¨La Tribuna¨, el períodico asunceno creado por Eduardo Schaerer.
Lo conocí a través de ¨Hombres y pasiones¨, por 1976, cuando compré el libro, ya usado, de alguna librería asuncena.
Luego me puse a leerlo sus artículos de ¨La Tribuna¨ en las hemerotecas y escuché relatos de sus antiguos compañeros Américo Zunini y Ramón López. Sus anécdotas eran un deleite y, sobre todo, inspiradoras.
Martínez fue un periodista muy preparado, capaz de ocupar una silla en cualquier periódico del mundo. De hecho lo hacía virtualmente, a través de la agencia Reuters, del cual era corresponsal en Asunción, llegando a escribir en respetables diarios como en el Washington Post.
Cuentan sus antiguos vecinos - vivía en Antequera entre Segunda y Tercera de Asunción - que murió pobre, pero feliz. Cumplió con el designio de quién toma este por oficio: el periodismo es la manera más divertida de ser pobre. Cuentan quiénes han tenido la suerte de tratar con él que era una persona franca, alegre y sabia.
No es mi intención comparar a Martínez con ningún periodista de éste tiempo, que también tiene sus buenos referentes, claro, pero no puedo escapar a la tentación de recordar a varios de hoy, que aprovechándose de la profesión, se llenan los bolsillos con el dinero de los corruptos.
Grandes periodistas de éste tiempo, honrados hasta la médula, que merecen ser mencionados, los hay, varios, felizmente. Por tanto, nombraré sin temor a que me tiemblen las manos a Tony Carmona, Alcibiádes González Delvalle, Juan Rómulo Gauto, Carlos Martini, Rubén Céspedes, entre otros, monumentos vivientes a la honradez.
La querida colega Sonia Paredes Cabral nos dejó también su limpio modelo de conducta profesional tras morir pobre en su querida Pilar pero, estoy seguro, feliz de haber tomado al periodismo como meta de su ejemplar vida.
Volviendo a Sindulfo Martínez diré que también había publicado otro libro, ¨Por los caminos del Viejo Mundo¨, en el cual expuso las vivencias recogidas en sus largos como fructíferos viajes. Yo no he tenido la suerte de encontrar un ejemplar de este trabajo en librerías, a ver si alguien que tenga me lo preste. Prometo devolver...
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Correos, postas y códigos postales
Como a varios, muchas cosas cotidianas no me llaman la atención como, por ejemplo, el código postal y, mucho menos ahora, que es tan fácil enviar una carta a través del ordenador. Por una reciente gestión que hice con Google respecto a este blog tuve que dar importancia al renombrado código postal.
En España, lo sé, no funciona el envío de una carta sin destacar claramente el bendito número respectivo. En Paraguay si bien es también utilizado, no es lo más importante. Basta con poner el nombre de la calle, el número de la casa, el barrio, ciudad o pueblo y ya está.
Posta es una palabra que evoca al correo. Postero era el que cuidaba un sitio llamado posta. Postillón es el que, a caballo generalmente, llevaba el correo. La posta se ubicaba a una distancia de 25 kilómetros una de otra, porque es la que un caballo aguanta a galope corrido.
Con el tiempo la posta fue utilizada por los ocupantes de diligencias (el cochero, su acompañante y los pocos pasajeros) para pernoctar, comer o descansar mientras se cambian los caballos del transporte.
En Paraguay hubieron rutas con postas desde Asunción hasta la antigua Ytapúa, luego Encarnación, también hasta Pilar bordeando el río Paraguay. Otra famosa línea de postas fue la de Concepción a Pedro Juan Caballero y; a San Carlos del Apa.
En tiempos de la dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia se llamaba "chasquero" a quien llevaba el correo. También se lo conocía como "estafeta". Esta, estafeta, sería la denominación que se daba a la casa u oficina del correo donde se entregaban las cartas que se enviaban y se recogen las que se reciben. Las antiguas postas eran, por tanto, generalmente estafetas. Actualmente esta palabra ya está en desuso.
En tiempos de Francia y Carlos Antonio López una carta podía llegar a 345 kilómetros al sur, en Ytapúa, en 48 horas, si los estafetas pernoctaban en alguna posta. En marcha contínua podían hacerlo en unas 30 horas.
Vestigios de aquellos tiempos son los pueblos y parajes actuales en Paraguay, como Posta Ybyraró, Posta Yvycuá, Posta Leiva, Itá, Yaguarón, etc.
Las postas, pues, fueron partes fundamentales del servicio de correos de tiempos pasados, tal es así que en tiempos del gobierno de Rodríguez de Francia la oficina gubernamental que atendía el sector se llamada Correos, Estafetas y Postas, que sustituyó a la que se llamaba Real Renta de Correos de la Asunción del Paraguay durante la dominación española.
De postas quedaron como palabra íntimamente inherente a correos, postal y postales: código postal, tarjetas postales, etc.
El código postal es un número designado por la organización internacional de correos para cada lugar. Así, Luque tiene el número 2060 como código postal. Antiguamente, cuando las cartas llegaban en las alforjas de un caballo, tuvo que destinarse a la posta Luque; ahora, al código postal 2060.
En España, lo sé, no funciona el envío de una carta sin destacar claramente el bendito número respectivo. En Paraguay si bien es también utilizado, no es lo más importante. Basta con poner el nombre de la calle, el número de la casa, el barrio, ciudad o pueblo y ya está.
Posta es una palabra que evoca al correo. Postero era el que cuidaba un sitio llamado posta. Postillón es el que, a caballo generalmente, llevaba el correo. La posta se ubicaba a una distancia de 25 kilómetros una de otra, porque es la que un caballo aguanta a galope corrido.
Con el tiempo la posta fue utilizada por los ocupantes de diligencias (el cochero, su acompañante y los pocos pasajeros) para pernoctar, comer o descansar mientras se cambian los caballos del transporte.
En Paraguay hubieron rutas con postas desde Asunción hasta la antigua Ytapúa, luego Encarnación, también hasta Pilar bordeando el río Paraguay. Otra famosa línea de postas fue la de Concepción a Pedro Juan Caballero y; a San Carlos del Apa.
En tiempos de la dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia se llamaba "chasquero" a quien llevaba el correo. También se lo conocía como "estafeta". Esta, estafeta, sería la denominación que se daba a la casa u oficina del correo donde se entregaban las cartas que se enviaban y se recogen las que se reciben. Las antiguas postas eran, por tanto, generalmente estafetas. Actualmente esta palabra ya está en desuso.
En tiempos de Francia y Carlos Antonio López una carta podía llegar a 345 kilómetros al sur, en Ytapúa, en 48 horas, si los estafetas pernoctaban en alguna posta. En marcha contínua podían hacerlo en unas 30 horas.
Vestigios de aquellos tiempos son los pueblos y parajes actuales en Paraguay, como Posta Ybyraró, Posta Yvycuá, Posta Leiva, Itá, Yaguarón, etc.
Las postas, pues, fueron partes fundamentales del servicio de correos de tiempos pasados, tal es así que en tiempos del gobierno de Rodríguez de Francia la oficina gubernamental que atendía el sector se llamada Correos, Estafetas y Postas, que sustituyó a la que se llamaba Real Renta de Correos de la Asunción del Paraguay durante la dominación española.
De postas quedaron como palabra íntimamente inherente a correos, postal y postales: código postal, tarjetas postales, etc.
El código postal es un número designado por la organización internacional de correos para cada lugar. Así, Luque tiene el número 2060 como código postal. Antiguamente, cuando las cartas llegaban en las alforjas de un caballo, tuvo que destinarse a la posta Luque; ahora, al código postal 2060.
martes, 18 de noviembre de 2008
El algodón que rechaza el gobierno de Lugo
No hace mucho, ya en el gobierno de Fernando Lugo, algún iluminado bajo su administración dijo, sin ruborizarse, que los agricultores paraguayos deben dejar de pensar en la explotación algodonera por una serie de razones que, francamente, no tengo idea de donde ha sacado.
Propuso como alternativa el kaá hehé, el césamo y otros que, promete, pueden darles interesantes sorpresas económicas.
Mientras esto dice el iluminado paraguayo, en España hay inversionistas que desean adquirir tierras en América Latina para plantar algodón porque es un rubro que promete ganancias y que no terminará de comprarse en el mundo.
Bien vale la pena que el presidente paraguayo haga un chequeo sobre lo que conviene o no conviene producir en nuestras chacras para encarar lo que se viene en el país luego de todo cuanto pasó recientemente en la economía mundial.
El algodón seguirán buscando las hilanderías del mundo. El Paraguay ha llegado a producir las mejores fibras a partir de las variedes Reba, generadas durante la administración del ministro Hernando Bertoni.
Durante el gobierno de Andrés Rodríguez la explotación algodonera comenzó a prostituirse con las importaciones de semilla.
Debe volverse a producir semillas de algodón en Paraguay. Ahí está una de nuestras claves para el éxito, porque el mundo seguirá comprando algodón desmotado ya que vestirse no será obviado, al menos por un buen tiempo. Una de las bases de la ropa es el algodón.
Francisco Solano López, en pleno frente de batalla, en Paso Pucú, premiaba en 1867 a los mejores productores de algodón.
Durante el gobierno de Eusebio Ayala y los tres años de guerra contra Bolivia, el algodón fue el que salvó la economía paraguaya. En esos tres duros años de combate (1932 a 1935) fueron las mujeres quienes producían los mejores algodones de toda la historia nacional.
Durante el gobierno de Alfredo Stroessner, está visto, también se tuvo record de excelente producción algodonera, con la que de 127.000 familias de agricultores vivían dignamente.
Alguna explicación habrá de darnos el ministro de Agricultura y Ganadería, el señor Cándido Vera Bejarano.
Propuso como alternativa el kaá hehé, el césamo y otros que, promete, pueden darles interesantes sorpresas económicas.
Mientras esto dice el iluminado paraguayo, en España hay inversionistas que desean adquirir tierras en América Latina para plantar algodón porque es un rubro que promete ganancias y que no terminará de comprarse en el mundo.
Bien vale la pena que el presidente paraguayo haga un chequeo sobre lo que conviene o no conviene producir en nuestras chacras para encarar lo que se viene en el país luego de todo cuanto pasó recientemente en la economía mundial.
El algodón seguirán buscando las hilanderías del mundo. El Paraguay ha llegado a producir las mejores fibras a partir de las variedes Reba, generadas durante la administración del ministro Hernando Bertoni.
Durante el gobierno de Andrés Rodríguez la explotación algodonera comenzó a prostituirse con las importaciones de semilla.
Debe volverse a producir semillas de algodón en Paraguay. Ahí está una de nuestras claves para el éxito, porque el mundo seguirá comprando algodón desmotado ya que vestirse no será obviado, al menos por un buen tiempo. Una de las bases de la ropa es el algodón.
Francisco Solano López, en pleno frente de batalla, en Paso Pucú, premiaba en 1867 a los mejores productores de algodón.
Durante el gobierno de Eusebio Ayala y los tres años de guerra contra Bolivia, el algodón fue el que salvó la economía paraguaya. En esos tres duros años de combate (1932 a 1935) fueron las mujeres quienes producían los mejores algodones de toda la historia nacional.
Durante el gobierno de Alfredo Stroessner, está visto, también se tuvo record de excelente producción algodonera, con la que de 127.000 familias de agricultores vivían dignamente.
Alguna explicación habrá de darnos el ministro de Agricultura y Ganadería, el señor Cándido Vera Bejarano.
Los pedos paraguayos
Esto aconteció en esta ciudad y tuvo como protagonistas a una familia y una visitante canadiense que se alojó en su casa por espacio de tres meses. La historia es digna de un profundo análisis lingüístico. Transcurría un plácido almuerzo, cuando de pronto, la visitante, en un castellano con marcado acento canadiense, preguntó:
- Pero... para ustedes ... ¿todo es pedo?
-¿Como?
- Sí, claro... Es que hay cosas que todavía no entiendo del todo...
- ¿Por ejemplo?
- Hoy Agustín fue caminando hasta el centro a cambiar una remera y el
negocio estaba cerrado. Cuando volvió dijo: 'Me hicieron ir al pedo'.
- Claro, eso significa que fue en vano, inútilmente.
- Sí, sí, pero en plural es diferente. Cuando el otro día vinimos en
taxi, al bajar Micaela dijo: 'Este maldito nos trajo a los pedos'.
- Eso quiere decir que venían rápido.
- Sí, ya me di cuenta. Pero me resulta difícil entender la diferencia
del singular al plural. Además, hay otras frases que no son lo
mismo, por ejemplo: Estar 'en' pedo, que estar 'al' pedo.
- Claro, estar 'en' pedo, es estar borracho; estar 'al' pedo, es estar
sin hacer nada.
- Suena parecido a ir 'al pedo'. Pero también lo usan
cuando quieren significar negativa a hacer algo.
- A veces, en ese caso decimos: 'No voy a ir ni en pedo', que
significa que de ninguna manera lo haremos, o sea que ni borracho iría,
¿me entendés?
- Sí, ahora sí. Aunque todavía me queda otra; cuando el otro día Agustín
no puso la mesa y vos te enojaste, Agustín luego me contó que vos lo
habías 'cagado a pedos'.
- Sí, en ese caso quiere decir que lo reté, que le regañé, que le llamé la atención.
- Me acordé de otra. Cuando fuimos al partido de fútbol y el delantero hizo un gol, el comentario de Agustín fue: 'Le salió de pedo'.
- Eso significa que lo hizo por pura suerte, que fue de casualidad.
- ¿Y qué quieren decir cuando Micaela le dice a
Agustín: ¡vos, te tiraste un pedo!
- Ah no, disculpame, los otros pedos no importan, pero eso no se dice,
es de muy mala educación decirle a otro en público, que se tiró un pedo.
- Pero... para ustedes ... ¿todo es pedo?
-¿Como?
- Sí, claro... Es que hay cosas que todavía no entiendo del todo...
- ¿Por ejemplo?
- Hoy Agustín fue caminando hasta el centro a cambiar una remera y el
negocio estaba cerrado. Cuando volvió dijo: 'Me hicieron ir al pedo'.
- Claro, eso significa que fue en vano, inútilmente.
- Sí, sí, pero en plural es diferente. Cuando el otro día vinimos en
taxi, al bajar Micaela dijo: 'Este maldito nos trajo a los pedos'.
- Eso quiere decir que venían rápido.
- Sí, ya me di cuenta. Pero me resulta difícil entender la diferencia
del singular al plural. Además, hay otras frases que no son lo
mismo, por ejemplo: Estar 'en' pedo, que estar 'al' pedo.
- Claro, estar 'en' pedo, es estar borracho; estar 'al' pedo, es estar
sin hacer nada.
- Suena parecido a ir 'al pedo'. Pero también lo usan
cuando quieren significar negativa a hacer algo.
- A veces, en ese caso decimos: 'No voy a ir ni en pedo', que
significa que de ninguna manera lo haremos, o sea que ni borracho iría,
¿me entendés?
- Sí, ahora sí. Aunque todavía me queda otra; cuando el otro día Agustín
no puso la mesa y vos te enojaste, Agustín luego me contó que vos lo
habías 'cagado a pedos'.
- Sí, en ese caso quiere decir que lo reté, que le regañé, que le llamé la atención.
- Me acordé de otra. Cuando fuimos al partido de fútbol y el delantero hizo un gol, el comentario de Agustín fue: 'Le salió de pedo'.
- Eso significa que lo hizo por pura suerte, que fue de casualidad.
- ¿Y qué quieren decir cuando Micaela le dice a
Agustín: ¡vos, te tiraste un pedo!
- Ah no, disculpame, los otros pedos no importan, pero eso no se dice,
es de muy mala educación decirle a otro en público, que se tiró un pedo.
jueves, 13 de noviembre de 2008
Crónica de misterios
"Crónica de Misterio", se llama una columna que diariamente se publica en el diario Crónica. Este trabajo me confió el director periodístico de este medio, Néstor Insaurralde. Lo hago con mucho gusto, especialmente porque todos los asuntos metafísicos me atraen.
Me parece que a todos nos atrae lo misterioso y creo que por eso nos gusta que nos cuenten casos que hacen a esas cosas que arremeten contra nuestra inteligencia.
Supongo que muchos no quieren asumir su curiosidad por temor al ridículo porque es más elegante decir que esas cosas son ridículas, aunque en la intimidad nos comamos las uñas para saber algo más de esas.
En esta sección del diario la gente ya cuenta con naturalidad sus respectivas experiencias. Algunos prefieren el anonimato ante el público pero van rompiendo barreras mediante mediante la audacia de otros.
Son historias de milagros, apariciones, ovnis, sueños, ángeles, diablos, santos, muertos, fantasmas varios.
Me llama la atención que en Paraguay muchas historias de éste calibre se sucedan pero que se callan. Van, al menos, tres casos de aparecidos en fotos sin que hayan sido invitados para el efecto. El último proviene de una familia residente a 23 kilómetros al sur de Asunción.
Son de esas fotos que uno toma y que al mirar las imágenes nos encontramos con un extraño "colado".
Quizàs cada uno tengamos nuestras propias experiencias de milagros, apariciones, ovnis, etc., pero no les atribuímos semejantes categorías por causas que no vienen al caso puntualizar. A mí también me ha pasado y lo he contado.
Dicen que estamos en tiempo de Acuario caracterizado porque todas las cosas se revelan. Me parece estupendo. Supongo que estamos preparados para que sepamos las verdades, como que - de repente - tenemos un imprevisto contacto con alquien que murió hace años.
Juan González Giménez, de Isla Pucú, a unos 90 kilómetros al este de Asunción, me había dicho, en ese sentido, que él vió a una espigada mujer vestida de blanco caminar en las cercanías de un río cercano y a quién siguió los pasos. "Yo sabía que ella era un espiritu", me dijo con naturalidad.
La maestra luqueña Vicenta Ortíz Sancrúz revela que periódicamente se comunica con seres extraterrestres que la visitan en sueño y con quiénes ha viajado, incluso, a dimensiones lejanas.
Tengo entendido que si hay conocimiento sobre las cosas extrañas tendremos oportunidad de entender todo cuanto se nos revele.
Espero que lean la columna de referencia que también estará en la web del diario en unos días más.
Me parece que a todos nos atrae lo misterioso y creo que por eso nos gusta que nos cuenten casos que hacen a esas cosas que arremeten contra nuestra inteligencia.
Supongo que muchos no quieren asumir su curiosidad por temor al ridículo porque es más elegante decir que esas cosas son ridículas, aunque en la intimidad nos comamos las uñas para saber algo más de esas.
En esta sección del diario la gente ya cuenta con naturalidad sus respectivas experiencias. Algunos prefieren el anonimato ante el público pero van rompiendo barreras mediante mediante la audacia de otros.
Son historias de milagros, apariciones, ovnis, sueños, ángeles, diablos, santos, muertos, fantasmas varios.
Me llama la atención que en Paraguay muchas historias de éste calibre se sucedan pero que se callan. Van, al menos, tres casos de aparecidos en fotos sin que hayan sido invitados para el efecto. El último proviene de una familia residente a 23 kilómetros al sur de Asunción.
Son de esas fotos que uno toma y que al mirar las imágenes nos encontramos con un extraño "colado".
Quizàs cada uno tengamos nuestras propias experiencias de milagros, apariciones, ovnis, etc., pero no les atribuímos semejantes categorías por causas que no vienen al caso puntualizar. A mí también me ha pasado y lo he contado.
Dicen que estamos en tiempo de Acuario caracterizado porque todas las cosas se revelan. Me parece estupendo. Supongo que estamos preparados para que sepamos las verdades, como que - de repente - tenemos un imprevisto contacto con alquien que murió hace años.
Juan González Giménez, de Isla Pucú, a unos 90 kilómetros al este de Asunción, me había dicho, en ese sentido, que él vió a una espigada mujer vestida de blanco caminar en las cercanías de un río cercano y a quién siguió los pasos. "Yo sabía que ella era un espiritu", me dijo con naturalidad.
La maestra luqueña Vicenta Ortíz Sancrúz revela que periódicamente se comunica con seres extraterrestres que la visitan en sueño y con quiénes ha viajado, incluso, a dimensiones lejanas.
Tengo entendido que si hay conocimiento sobre las cosas extrañas tendremos oportunidad de entender todo cuanto se nos revele.
Espero que lean la columna de referencia que también estará en la web del diario en unos días más.
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