Detrás de la puerta, esto

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Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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domingo, 19 de mayo de 2013

El mate, Bertoni y nuestro descaro


                                          (Foto: www.argentur.com)
Yo les puedo decir que el mate nos vuelve desvergonzados. En serio, a mí y a un grupo de amigos nos volvió descarados, desfachatados. Y les adelanto que en mi grupo de “materos” estuvo el entonces ministro de Agricultura y Ganadería, Hernando Bertoni. 
Les cuento cómo viene la mano y de qué se trata.
Una vez, allá por 1986, fui a cubrir periodísticamente la Exposición Rural de Palermo en Buenos Aires. El ministro Bertoni viajó en compañía de tres de sus principales directores, entre ellos el director general del ministerio (lo que sería hoy el viceministro), ingeniero Luís Pampliega Caballero.
La noche antes del retorno a Asunción el ministro me invitó a viajar con ellos en el avión Cessna 210 con el que habían llegado a Buenos Aires. Acepté. Temprano fuimos al Aeroparque y mientras esperábamos los trámites aduaneros en el salón vips nos pusimos a tomar mate. Los minutos corrían y seguíamos tomando mate.
No terminaba la gestión aduanera pero no nos importaba. Estábamos muy cómodos en la sala de espera con nuestro mate, por demás delicioso y oportuno visto y considerando que hacía frío.
Terminó el agua en el termo y volvimos a pedir más agua caliente. Interín, el ministro plantea la idea de, camino a Asunción, desviáramos a Uruguay para visitar una estancia donde se cría ovejas. Aceptada la idea seguimos tomando mate.
Cuando abordamos el avión monomotor me entraron ganas de hacer pipi. Pregunto al piloto, Angel Valle, si cuanto demoraremos para llegar a la estancia uruguaya y me dijo que unos 40 minutos. De acuerdo, aguantaré cuarenta minutos.
                                          Cessna 210 semejante al que hicimos el épico viaje.
Decolamos, la nave toma altura y velocidad crucero, estamos sobre el gran estuario del Río de la Plata y, las ganas de hacer pipí crecía. En la otra orilla, pensé ya estaba Uruguay, nos bajamos y allí a desagotarme.
A los 20 minutos de vuelo, el ministro dice que prefería continuar viaje hasta Asunción (son unas tres y media de vuelo en ese avioncito) y yo empezando a inquietarme. Mal de otros, consuelo de tontos, los demás también estaban igual que yo.
Y como si todo fuera poco no funcionaba la calefacción de la máquina. Había un frío espantoso en la carlinga lo que nos daba más ganas aún de mear allí nomás ya. Fue el viaje más largo de mi vida, insoportable, dramático, épico. Todos estábamos desesperados por encontrar un mingitorio por el amor de Dios, pero en ese espacio tan reducido, con casi cero grado de temperatura y hacinados como estábamos entre seis hombres que solo querían evacuar aquello se convertía en un micro infierno.
En fin….
Llegamos a Asunción, aterrizó la máquina, fuimos hacia el hangar pero, dijo el ministro al piloto, “aquí nomás quedate Valle”, junto a lo que nos pareció un alto yuyal al lado de uno de los hangares. El aviador apagó el motor, nos tiramos los seis ocupantes y nos fuimos hacia el “yuyal” (unas plantitas de crotos) donde unos al lado de otros nos pusimos a hacer pis todo el tiempo que necesitábamos, pienso que habremos estado fácil unos cinco minutos desagotando vejiga.
Entre tanto, pasaba la gente por cerca nuestro lo que nos importó un pito. Los pitos reclamaban lo suyo y le dimos el gusto.
Por eso les digo que el mate nos vuelve desvergonzados. A uno le puede hacer cosas extremas como lo del hangar, así sea uno un científico y ministro como lo fue Bertoni.
Sí, el mate nos vuelve desvergonzados….
Solo para ilustrar, entrevista a Hernando Bertoni de cuando era periodista en Abc Color. El de la derecha es Andrés Colmán Gutierrez. 

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