Pío Baroja, "Las noches del Buen Retiro, Tusquets editores, Barcelona, 2006, 273 pp.
Los restos de Pio Baroja se encuentran en el cementerio de La Almudena, en Madrid. Falleció el 30 de octubre de 1956. visité su tumba aquella primera vez en 2006 cuando, de casualidad, el cuidador del cementerio, al cual ingresé de curioso, me dijo que su tumba se encontraba allí.
Al día siguiente, un domingo, en el mercado de pulgas de la plaza Tirso de Molina de Madrid, conseguí en tres euros un viejo ejemplar de una de las numerosas obras del español, Las tragedias grotescas. A mediados del 2010 en la librería Balzac de Asunción encontré Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox y en enero último adquirí de La casa del libro en Madrid, Las noches del Buen Retiro.
En otro artículo me referí al antisudamericanismo de Baroja, desmereciendo, incluso en Las tragedias grotescas al paraguayo.
Ahora quiero referirme exclusivamente a Las noches del Buen Retiro.
Se trata de un apasionante paseo por la ciudad de Madrid de fines del siglo XIX y comienzos del XX donde se mezclan historias de ricos, pobres, famosos, periodistas, escritores, editores, prestamistas, etc. El personaje central es el periodista norteamericano Jaime Thierry, alter ego de Baroja.
Le tomé el gusto a este tercer título que leo del médico y escritor sobre todo por la riqueza léxica que contienen sus obras, al menos en las tres mencionadas. Debo andar con un diccionario acuestas para leerlo, lo reconozco con la modestia debida y, lo hago con agrado.
Como todo escritor famoso, fue académico de la Real Academia Española, se dio el gusto de usar aquellas palabras no registradas, hasta hoy, por la RAE. Anoté 12: mascardonear, plevécula, estudianta, subictérico, procerismo, tzingnos, flamencota, caracola, ¡pse!, foyer, madajero y baculino.
Mis limitaciones idiomáticas me han obligado a buscar en el diccionario de la Real Academia el significado de 139 palabras mencionadas en La noche del Buen Retiro. Algunas de ellas me recuerdan a Madama Sui, de Roa Bastos, como hetaira, prostituta; gandul, holgazán; agraz, antes desazón y tiempo y; testero, trashoguero de la chimenea ¿Viene al caso pensar que el escritor paraguayo fue influido por las obras del español?
Al menos dos veces, Baroja utilizó en esta obra la palabra invertido, homosexual. La gente de la generación anterior a la nuestra regularmente usaba en Paraguay dicha palabra, mientras en la calle se popularizó el "puto, 108", por aquel incidente entre dos hombres que costó las vida a un locutor, Bernardo Aranda, cincuenta años atrás. Hoy la palabra invertido está prácticamente fuera de uso.
Hay palabras que Baroja gustó usar en Las noches del Buen Retiro como golfo, currutaco, hetaira, cetrino, sáfica, falena, menestral, hortera y pelmazo, encontradas en varias páginas.
Esto de que en Paraguay nos manejamos con menos de 1.000 palabras de las más de 300.000 de la cantera de la RAE, no deja de preocuparme de modo que para superar mis angustiantes limitaciones idiomáticas encontré a un buen proveedor de palabras "difíciles", Pío Baroja.
A propósito, hay escritores que son muy amenos pero despreocupados por aportar "nuevas" y abundantes palabras. Anoto entre estos al cervantes Adolfo Bioy Casares.
En la librería Quijote de Asunción vi que tenían en stock El árbol de la ciencia de Baroja, que lo compraré ni bien lo vuelva a visitar porque esto de aprenderme unas cuantas palabras más me tomé a pecho y; sé que este excelente escritor me proveerá a manos llenas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario