(foto: Internet)
Si el famoso programa de televisión “Sábados Gigantes” tiene
su “Chacal de la Trompeta” , los paraguayos tienen lo suyo: Informconf, empresa privada nacida al amparo y reparo de
la dictadura de Alfredo Stroessner y que a los grandes perdona y a los chicos
mandó al diablo.
¿Cuál es el trabajo de esta firma, ahora jaqueada por la Corte
Suprema de Justicia?; en pocas palabras, me imagino que tiene un banco de datos
sobre las personas, así como tenía Pastor Coronel, el despreciable jefe de
investigaciones de la dictadura. Supongo que dicho banco de datos se enriquecía
con lo que aportan sectores varios, especialmente los comerciantes, banqueros,
prestadores de servicios y, hasta hace una semana, por la misma Justicia.
A partir de este banco de datos cuenta a los clientes si la
persona averiguada es fiable o no para tal o cual transacción comercial.
Con el tiempo amplió su territorio: al laboral, para
convertirse en una suerte de dueño de vidas
y haciendas. Dios perdona, Informconf no: adiós al pobre en desgracia
que por falta de trabajo, por decir, no pueda pagar una cuota del celular o el
servicio de agua y/o luz. Sus datos administrados desde las tinieblas de la referida empresa
privada , lo convierte en un vivo
muerto.
Es vivo muerto porque es fácil que el nombre del infortunado
ingrese en las mazmorras del temible banco de datos; difícil que se borre.
Y las voces se alzaron desde el sistema comercial y
financiero contra la decisión de la Corte Suprema de Justicia que cortó el
chorro a Informconf. Y lo que hizo la
Corte no es nada fuera de lugar, solo se apoyó en la Constitución Nacional que
manda, como el artículo 33 del derecho a la intimidad, entre otros, la
inviolabilidad de la intimidad personal y familiar.
Imparable hemorragia humana hacia el exterior desde Paraguay por falta de trabajo, deuda impaga e informes confidenciales de una empresa privada (Foto: Internet)
Y las voces del silencio, las de la gente, también se
escuchan siempre en torno a la mesa del mediodía hogareño, en los ruedos de
tereré, en las charlas de café. Todos coinciden con que hay algo que no
funciona con esto de la privacidad de la persona administrada por una empresa
privada con objetivos comerciales.
Estas, las voces de la gente, no llegaban a los medios
masivos de información y si llegaban no eran atendidas, sí las de los que
forman el sistema contra la clase mayoritaria, la de los que compran.
La gente no se abroquela en torno a un plan definido y
preestablecido para defender sus intereses como practica el empresariado
(Informconf es parte de ese sistema). No. Por eso es necesario volver la vista
hacia la ley. Y la ley defiende a esa mayoría.
El sistema de aquella minoría (comerciantes, empresarios
varios, financistas, etc.) protege obviamente a la empresa particular
mencionada. Que se sepa esta nunca informó a la mayoría si tal o cual banco de
aquellos años de la década de 1990 eran fiables por lo que la gente seguía
operando con ellos hasta que cerraron y dejaron en la calle a miles de
paraguayos y extranjeros con una mano atrás y otra adelante.
Se proveía informaciones desde un centro de operaciones para
el efecto para una minoría no para una mayoría que, dañada hasta sus cimientos
económicos, provocó una feroz hemorragia humana hacia Argentina, Estados Unidos,
Italia y España, especialmente. La migración de los vivos muertos.
La Justicia, que en este sentido andaba en deudas con la
gente, se despabiló y se puso las pilas: dijo no a Informconf y por eso algunos
del sistema minoritario patalean, cocean, se enervan. Ya comprenderán que no
debe ser así cuando la ley está, claramente, del lado de la mayoría.
El “chacal de la trompeta” de los paraguayos tiene a la ley
en contra y esta se hizo sentir. Eso nomás es lo que pasó.