Me parece una perogrullada decirles que Asunción está con un tráfico colapsado. Todo el mundo lo sabe y, sobre todo, lo sufre. A cualquier hora y lugar asunceno hay filas y filas de vehículos promoviendo malos humores, palabrotas, impaciencias, ascuas.
El asunceno está motorizado. Quién más quién menos es propietario de un vehículo dentro de una ciudad diseñada apenas para el tráfico de carros, carretas y tranvías. Esa motorización del ciudadano pasó la factura, colaparon las calles.
Si yo fuera el intendente de Asunción tomaría al toro por las astas:
- En las esquinas principales, especialmente en los cruces de avenidas, ordenaré la inmediata construcción de pasos aéreos y subterráneos.
- Mantendría reuniones de trabajo con los directivos de la Ande y Copaco por los cableríos que ya deben ser subterráneos, al menos en los cruces a ser mejorados. Este asunto está demorando, absurdamente, la terminación del viaducto de San Martín y Eusebio Ayala.
- Idem, Essap.
- Solicitaría al Parlamento Nacional una ley para expropiar aquellas propiedades inmobiliarias en el área de obras, sobre todo en las esquinas.
- Paralelamente llevaría adelante una excelente campaña de concienciación pública para evitar malos entendidos sobre las expropiaciones, desvíos de tráfico, molestias a los vecinos de la obra, deudas que quedará en la municipalidad para el futuro, etc.
- Solicitaré crédito de organizaciones bancarias de fomento para esta obra. Seré consiente de que el dinero a prestarse será grande y que me harán guerra desde diversos frentes por esta operación financiera, sobre todo los políticos, los vecinos afectados y - cuándo no - al menos un sector de la prensa.
- Me pondría una meta: Solucionaré al menos el 70 por ciento del problema en cinco años.
O esto se hace en todos los lugares críticos de una vez o estamos condenados a estar como atrapados sin salida.
Seré consciente que si no actuara como reclama la realidad los asuncenos se mandarán a mudar a otras comunidades donde su intendente ofrezca bienestar mediante el fluido tráfico de sus calles.
Si ahora no lo hago como intendente terminaré mi mandato en una ciudad vacía, porque yo fui un inútil.
Vuelvo a la realidad: soy apenas un hombre común, de a pié...
Como tal peticiono al intendente nuevo tomar este asunto de la crisis vehicular con fuerza, sin timidez, como un gladiador romano. Y, mientras, como conductor de un vehículo debo munirme de paciencia y ayudar a no aumentar la intolerancia, no me queda otra.
Lo que nos pasa en Asunción es la consecuencia de una causa: volvió el trabajo para miles de personas, la cantidad suficiente de comprantes de autos, para que llenemos la ciudad.
El embotellamiento en las esquinas no es por culpa del que está adelante ni de los semáforos, ni del zorro gris que dirige el tráfico, ni del niño legañoso que limpian parabrisas, es de todos; como también es de los empresarios del transporte de pasajeros que se niegan a mejorar sus vehículos, por lo que se prefiere viajar en el coche propio aunque sea mucho más caro y engorroso.
El embotellamiento vehicular es el espetón caliente que cruza nuestras entrañas.
Voto, pués, por los viaductos y los pasos subterráneos a ser construídos de inmediato y si las obras son colosales como la de la foto, mucho mejor; eso es trabajar por el presente y por el futuro.
Si yo fuera el intendente de Asunción tomaría al toro por las astas:
- En las esquinas principales, especialmente en los cruces de avenidas, ordenaré la inmediata construcción de pasos aéreos y subterráneos.
- Mantendría reuniones de trabajo con los directivos de la Ande y Copaco por los cableríos que ya deben ser subterráneos, al menos en los cruces a ser mejorados. Este asunto está demorando, absurdamente, la terminación del viaducto de San Martín y Eusebio Ayala.
- Idem, Essap.
- Solicitaría al Parlamento Nacional una ley para expropiar aquellas propiedades inmobiliarias en el área de obras, sobre todo en las esquinas.
- Paralelamente llevaría adelante una excelente campaña de concienciación pública para evitar malos entendidos sobre las expropiaciones, desvíos de tráfico, molestias a los vecinos de la obra, deudas que quedará en la municipalidad para el futuro, etc.
- Solicitaré crédito de organizaciones bancarias de fomento para esta obra. Seré consiente de que el dinero a prestarse será grande y que me harán guerra desde diversos frentes por esta operación financiera, sobre todo los políticos, los vecinos afectados y - cuándo no - al menos un sector de la prensa.
- Me pondría una meta: Solucionaré al menos el 70 por ciento del problema en cinco años.
O esto se hace en todos los lugares críticos de una vez o estamos condenados a estar como atrapados sin salida.
Seré consciente que si no actuara como reclama la realidad los asuncenos se mandarán a mudar a otras comunidades donde su intendente ofrezca bienestar mediante el fluido tráfico de sus calles.
Si ahora no lo hago como intendente terminaré mi mandato en una ciudad vacía, porque yo fui un inútil.
Vuelvo a la realidad: soy apenas un hombre común, de a pié...
Como tal peticiono al intendente nuevo tomar este asunto de la crisis vehicular con fuerza, sin timidez, como un gladiador romano. Y, mientras, como conductor de un vehículo debo munirme de paciencia y ayudar a no aumentar la intolerancia, no me queda otra.
Lo que nos pasa en Asunción es la consecuencia de una causa: volvió el trabajo para miles de personas, la cantidad suficiente de comprantes de autos, para que llenemos la ciudad.
El embotellamiento en las esquinas no es por culpa del que está adelante ni de los semáforos, ni del zorro gris que dirige el tráfico, ni del niño legañoso que limpian parabrisas, es de todos; como también es de los empresarios del transporte de pasajeros que se niegan a mejorar sus vehículos, por lo que se prefiere viajar en el coche propio aunque sea mucho más caro y engorroso.
El embotellamiento vehicular es el espetón caliente que cruza nuestras entrañas.
Voto, pués, por los viaductos y los pasos subterráneos a ser construídos de inmediato y si las obras son colosales como la de la foto, mucho mejor; eso es trabajar por el presente y por el futuro.