Esta barriga "bandeó" todito mal al otro lado.
El Gordo es el nombre de una chipería. Antes también había
una parrillada sobre la avenida Eusebio Ayala que se llamaba El Gordo y era de
César de Brix. Así también se le llamaba al premio mayor de la Lotería
Paraguaya hasta que vinieron los bingos y desapareció la Lotería. Algunas mujeres querendonas dicen “gordo”, “gordi” a sus parejas que son
gordos o gorditos.
Pero no es de esto el tema, aunque sí. No sé si me explico.
Todos tenemos una persona a la que visualizamos cuando hablamos
de gordos. Todos ellos aparentan
bonachones, buenos y simpáticos. Y lo son.
Pero muchos de ellos, felices como aparentan, sufren, todo
porque tienen alguna deficiencia en el sistema gástrico que pide y pide más
comidas a cada rato.
Bueno, de lo que quiero hablarles es de la barriga de los paraguayos. De esos que tienen asieté de grande.
Los paraguayos comemos mal. La cuestión se nos empeora con
las comidas chatarras. Al paraguayo le gusta el karakú del puchero al que le
hace syryku y la verdad es que es una verdadera delicia. Empanadas, panchos con
pan, hamburguesas, asados, cerveza ¡Asieté sus barrigas!
Varones y mujeres desde edad temprana empiezan a tener
enormes panzas. Sus papadas se caen, el
cuello desaparece en algunos, sus ojos se vuelven oblicuos porque sus cachetes
se hinchan y sus aortas saltan y se vuelven rojos.
A esta barriga a más de bajar le falta una buena afeitada.
A algunas mujeres gustan los gordos y, entonces, no tiene
otro plan más que llenarle el buche con eso que a su barrigota le haga crecer
cada vez más. Él aporta lo suyo, su cerveza por hectólitros. De terror.
Pero también hay maridos que dan de comer como a chanchos a
sus parejas porque les gustanlas gorditas, las de abundante y pecaminosa carne.
Cuanto más desparramada, mejor. El tema es que en la intimidad se encuentre con
abundancia, nada de escasez.
Así las cosas, el varón se siente orgulloso de su
prominencia y, amo hapope, la mujer igual sin darle importancia al reclamo
callado del corazón que no sabe cómo administrarse con tantas grasas que
bloquea cada vez más las aortas, todas las venas y los capilares.
Los choferes de colectivos, los funcionarios públicos, los
políticos ymá, son de esa clase
abdominal a los que no hay botones que soporten en sus camisas. Ty´e re ko ñañe´e hina. Umi peichaiteva….
Muchos paraguayos se mueren relativamente jóvenes porque
comen mal. Se suicidan literalmente y así y todo no falta quién se asombre por
su temprana muerte, “si era sano, gordo, ikyra guasu”. Y ahí está el detalle
pues. Su corazón no aguantó más y caputi. Upeante ningo.
Una barriga llena, sin dudas.
En la escuela luego se vende comidas chatarras, en la casa
de miles de paraguayos no se tiene en cuenta las consecuencias de comer
frituras y gorduras y de la necesidad de consumir verduras, frutas, carne magra
sin abusar de esta.
Uno se enferma por lo que mete por la boca dicen los
médicos. Pero umía ndoikei lo mitâ re. “Ja karu vaerâ ningo”, decía el colega
Papucho. Sí, pero comer bien y hacerlo bien no es más caro, a lo mejor es más
barato.
El gordo es muy simpático, ijagraciado ningo. Pero la
gordura en ningún caso promete consecuencias felices. Hay que ir al médico para
hacerse ver y no terminar cualquier día muerto de un paro cardiaco porque el
pobre corazón dijo que no da más y todo acabó.
“Ñande gordo pata”, frase acuñada por un ex militar, es
gracioso pero esconde por detrás una amenaza fatal para todos los que “lucen”
gorduras.
Anivéna jakarú vaí, lo mitâ…