Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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sábado, 22 de junio de 2013

La barriga paraguaya

                                                  Esta barriga "bandeó" todito mal al otro lado. 
El Gordo es el nombre de una chipería. Antes también había una parrillada sobre la avenida Eusebio Ayala que se llamaba El Gordo y era de César de Brix. Así también se le llamaba al premio mayor de la Lotería Paraguaya hasta que vinieron los bingos y desapareció la Lotería. Algunas mujeres querendonas dicen “gordo”, “gordi” a sus parejas que son gordos o gorditos.
Pero no es de esto el tema, aunque sí. No sé si me explico. 
Todos tenemos una persona a la que visualizamos cuando hablamos de gordos.  Todos ellos aparentan bonachones, buenos y simpáticos. Y lo son.
Pero muchos de ellos, felices como aparentan, sufren, todo porque tienen alguna deficiencia en el sistema gástrico que pide y pide más comidas a cada rato.
Bueno, de lo que quiero hablarles es de la barriga de los paraguayos. De esos que tienen asieté de grande. 
Los paraguayos comemos mal. La cuestión se nos empeora con las comidas chatarras. Al paraguayo le gusta el karakú del puchero al que le hace syryku y la verdad es que es una verdadera delicia. Empanadas, panchos con pan, hamburguesas, asados, cerveza ¡Asieté sus barrigas!
Varones y mujeres desde edad temprana empiezan a tener enormes panzas.  Sus papadas se caen, el cuello desaparece en algunos, sus ojos se vuelven oblicuos porque sus cachetes se hinchan y sus aortas saltan y se vuelven rojos.
                                            A esta barriga a más de bajar le falta una buena afeitada. 
A algunas mujeres gustan los gordos y, entonces, no tiene otro plan más que llenarle el buche con eso que a su barrigota le haga crecer cada vez más. Él aporta lo suyo, su cerveza por hectólitros. De terror.
Pero también hay maridos que dan de comer como a chanchos a sus parejas porque les gustanlas gorditas, las de abundante y pecaminosa carne. Cuanto más desparramada, mejor. El tema es que en la intimidad se encuentre con abundancia, nada de escasez.
Así las cosas, el varón se siente orgulloso de su prominencia y, amo hapope, la mujer igual sin darle importancia al reclamo callado del corazón que no sabe cómo administrarse con tantas grasas que bloquea cada vez más las aortas, todas las venas y los capilares.
Los choferes de colectivos, los funcionarios públicos, los políticos ymá,  son de esa clase abdominal a los que no hay botones que soporten en sus camisas.  Ty´e re ko ñañe´e hina. Umi peichaiteva….
Muchos paraguayos se mueren relativamente jóvenes porque comen mal. Se suicidan literalmente y así y todo no falta quién se asombre por su temprana muerte, “si era sano, gordo, ikyra guasu”. Y ahí está el detalle pues. Su corazón no aguantó más y caputi. Upeante ningo.
                                                           Una barriga llena, sin dudas. 
En la escuela luego se vende comidas chatarras, en la casa de miles de paraguayos no se tiene en cuenta las consecuencias de comer frituras y gorduras y de la necesidad de consumir verduras, frutas, carne magra sin abusar de esta.
Uno se enferma por lo que mete por la boca dicen los médicos. Pero umía ndoikei lo mitâ re. “Ja karu vaerâ ningo”, decía el colega Papucho. Sí, pero comer bien y hacerlo bien no es más caro, a lo mejor es más barato.
El gordo es muy simpático, ijagraciado ningo. Pero la gordura en ningún caso promete consecuencias felices. Hay que ir al médico para hacerse ver y no terminar cualquier día muerto de un paro cardiaco porque el pobre corazón dijo que no da más y todo acabó.
“Ñande gordo pata”, frase acuñada por un ex militar, es gracioso pero esconde por detrás una amenaza fatal para todos los que “lucen” gorduras.

Anivéna jakarú vaí, lo mitâ…