* "Vamos a recuperar la confianza en el país con un gobierno serio".
* "Queremos un país previsible, un estado de derecho que ofrezca garantías a la inversión".* "El gran desafío es reactivar la economía y eso pasa por una palabra clave: confianza".
* "Queremos cambiar la historia"
* "Vamos a sanear las aduanas"
* "Se acabaron los días en que ser miembro del Partido Colorado servían para servirse del Estado"
Estas pomposas frases no son de otro sino de Óscar Nicanor Duarte Frutos, abogado y periodista, nacido en Coronel Oviedo el 11 de octubre de 1956 y que en 2003 fue electo por el 37,1 % de los votos como legítimo Presidente Constitucional de la República del Paraguay.
Son frases registradas por BBC Mundo.com y que se puede leer en Internet. Son frases que dijo a la corresponsal de la BBC en Paraguay, Andrea Machaín, ni bien fue electo presidente de la nación.
Al acceder al poder había prometido acabar con toda la pobreza en la República del Paraguay lo mismo que con la corrupción reconocidas por el ex periodista del diario Ultima Hora como "alarmantes".
En el ñeé cuaá criollo del ex colega nadie le gana. Pico de oro por donde se lo mire. Pero eso nomás. Apenas eso. Un ñeé cuaá esperanzador de aquel comienzo convertido en un despreciable ñeé reí en este catastrófico final de su gobierno.
El "gobierno serio" que prometió antes de asumir la presidencia ligó en el 2007 un 37,7 % de desprecio de la población paraguaya que consideró el suyo como el gobierno "más corrupto de la historia del país", de acuerdo a los incuestionables datos de Transparencia Internacional (capítulo Paraguay).
Acaso aquello de "queremos cambiar la historia" que pregonaba antes del 15 de agosto de 2003 pudo cristalizar para desgracia del país. Efectivamente, cambió la historia paraguaya, pulverizando las familias, dejando sin trabajo a miles y miles de compatriotas, burlándose de los inmigrantes paraguayos a España, llenando de contrabandistas y narcotraficantes el país, encareciendo el costo de vida, espantando a los paraguayos hacia el exterior.
Sí, logró su objetivo: cambió la historia paraguaya.En cinco años de su gobierno los únicos que han contado con garantías de "inversión" fueron los "empresarios" de fronteras. El resto desmontó sus empresas y se marchó hacia cualquier parte, incluso a España, si todavía les quedaba restos porque durante su gobierno muchos se fundieron.
La "confianza" que prometía su gobierno no pasó de ser la pompa de jabón propia de él, apenas la consecuencia de su ñeé reí irremediable.
Lo de sanear la Aduana no pasó de ser sino una humorada suya contra quienes le han votado, al santo botón. Lo único sano de las Aduanas bajo su administración es el bolsillo de los aduaneros. Mucho más que sano: rosagante, fuerte y feliz.
Todavía no asumía el poder cuando hizo fuegos de artificios: "se acabaron los días en que ser miembro del Partido Colorado servían para servirse del Estado". A lo mejor la mayoría de los colorados, no; pero sí para sus cómplices y encubridores.
Y para él, claro.
A ver: sus estancias, sus aviones, sus cuentas corrientes en el extranjero, sus lujosas residencias en Asunción, Coronel Oviedo, en el interior del país, en el extranjero.
Cuando era periodista comía fiado empanada en la calle, frente al diario, y cuando fue viceministro de Culto vivía en una casa alquilada y se movía en una camioneta japonesa con chapa del Estado.
¡Ah!, y tenía un ordenador portátil, también prestado.
Sí, Nicanor.
Se acabaron los días en que ser miembro del Partido Colorado servían para servirse del Estado.
Y que esperaremos otros cinco años para que tengamos, con suerte y viento a favor, un gobierno serio que no llegó de la mano de su administración.
Que ya termina su gobierno y que lo del "país previsible" prometido se busque en algún libro de cuentos de Wald Disney, menos en el de la famosa historia del Paraguay anunciada con bombos, platillos, maracas, flautas, arpas, pífanos, timbales y trompetas por el avivado ovetense.
Sí, Nicanor, el Paraguay del 2007 tiene la historia cambiada: su población perdió la confianza en sus gobernantes. Se le robó el derecho a confiar. Muchos paraguayos de hoy, frente a los del 2003, ya no tienen ni qué comer.
No caben dudas: En cinco años, cambió la historia.
Sí, señor Presidente...