El diario Última Hora agregó en su página web el siguiente mensaje para los lectores que deseen opinar sobre los artículos publicados en dicho medio: "Hemos decidido dar otra opción para que los internautas puedan dejar sus comentarios. Este sistema estará basado en la utilización de una cuenta de la red social Facebook. Creemos esto permitirá una mayor transparencia y responsabilidad en el ejercicio del derecho a la libertad de expresión".
Es una excelente idea sobre todo para frenar a los irresponsables.
Era necesario, desde hace un buen tiempo, que las opiniones vertidas por parte de los lectores (de cualquiera de los medios) al menos dejen de ser anónimas. Generalmente las páginas digitales de los diarios sufrían ese problema. El mencionado matutino cortó por lo sano: sin acusar a algunos de sus lectores de irresponsables les transfirió el compromiso de sus opiniones pero - he aquí la clave - en sus respectivas cuentas de Facebook.
La libertad de expresión demanda, efectivamente, responsabilidades que a cuentas de la libertad se convirtieron en nuestro medio en mentiras, embustes, falacias, patrañas, calumnias, en todo un deporte nacional. Hay gente que entiende que libertad de expresión engloba el derecho de ensuciar el nombre de personas e instituciones y que el anonimato para tal efecto es legítimo derecho humano. Y la cosa no es así.
Podemos decir de todo pero asumamos sus consecuencias como personas responsables. Usemos nuestro derecho de expresar recordando que dicho privilegio engloba, al mismo tiempo, obligaciones. Si nos equivocamos por lo que decimos, paguemos el justo precio fijado por la ley. Después de 22 años de la caída de la dictadura ya debemos aprender a respetar la ley, a vivir en democracia responsable.
La responsabilidad es personal, de cada uno, de Diego, María, José, mía.
La persona con responsabilidad es madura, confiable, sensata, seria, juiciosa, creíble. Respeta a los demás.
El irresponsable, inflexivo, insensato, imprudente, inconsciente. No respeta ni al Cristo.
Aquella es útil y provechosa a la sociedad; esta, inútil, estéril, baldía, dañina; vulgar embustera, artera, cínica, "carruaje", como decía mi abuela.
El respeto es de personas educadas; la irreverencia, de los ignorantes.
Las personas educadas dan la cara y manifiestas sus puntos de vista con respeto; las mal educadas, con violencia y generalmente ocultas, en el anonimato.
Los individuos desconsiderados que acceden a herramientas para manifestarse, como las que facilitan las redes y algunas páginas virtuales, sin miramientos impugnan, maltratan, enmugrecen a quién, por desgracia, se les cruce en el camino, acaso sin ninguna necesidad y, a lo mejor, sin ni siquiera haber visto ni escuchado jamás de la persona, institución o cosa de las que se trata. El ñe´e reí en acción.
Hace algunos días, a propósito, a un tema mencionado en Facebook, una persona me respondió que no estaba de acuerdo con mi opinión, a la que respondí que yo no opinaba: no tardó en replicar: "Solo que me adelantaba a los hechos". Tuvo que borrar lo suyo.
El sistema democrático es una cuesta arriba y no una cuesta abajo como muchos creen. El pluralismo no es pasaporte para destripar a quién nos venga en ganas; es el alfiler de punta en la silla de quién quiera ocuparla sin derecho o sin merecerla. En otras palabras, en democracia, cada chancho a su estaca.
La irresponsabilidad a la que nos referimos es tan dañina como la del motociclista que transporta a toda su familia y termina matándo a uno o todos en un accidente. Es como la borrachera, la drogadicción. Es mugrienta por donde se la mire.
Me parece oportuno y necesario que vayamos asumiendo cada uno la responsabilidad de nuestras opiniones por lo que es bienvenida la decisión del diario asunceno de transferir lo suyo a cada uno de los lectores. Es dura pero sirve para enderezar lo torcido. Ya vendrán quienes chillen por eso y hasta sean capaces de declarar que medidas de ese calibre no hacen sino entorpecer la libertad de expresión. No. No entorpecen la libertad de expresión; sí, los disparates, los anónimos irresponsables. Es un buen paso hacia la consolidación de la democracia entre nosotros. como dice Nito Herken, duele decirlo pero hay que decirlo.