Como miles, yo también soy medio zurdo o ambidiestro; o sea, uso las do manos: escribo con la derecha como con la izquierda; el cuchillo uso en la mesa con la izquierda y los demás cubiertos con la derecha. La guitarra, mi instrumento musical favorito, ejecuto con la izquierda sin las cuerdas cambiadas, lo que - dicho sea de paso - es un problema para mis amigos peñeros que quieren copiar mi estilo a la hora de ejecutar mis repertorios.
Para que sepan, como decía mi amigo Chiqui Lezcano, el alicate manejo con maestría tanto a la derecha como la izquierda cuando me corto las uñas de las manos.
Pero para todo el mundo soy simplemente un zurdo, nadie considera mi ambidiestralidad (acabo de inventar una palabra) aunque - reconozco - no es como para destacarlo, y mucho menos con un resaltador, en mi curriculum a la hora de solicitar un empleo.
Pero para todo el mundo soy simplemente un zurdo, nadie considera mi ambidiestralidad (acabo de inventar una palabra) aunque - reconozco - no es como para destacarlo, y mucho menos con un resaltador, en mi curriculum a la hora de solicitar un empleo.
Para los zurdos nos es un problema el uso de algunas cosas, como la tijera que está hecha para los diestros. Los relojes de pulsera también están fabricados pensando en los que usan la mano derecha; algunas empresas y/o instituciones se apiadan de nosotros y, por ejemplo, distribuyen chequeras con los talonarios al lado derecho, como el Banco Honolulú. Pero eso de que los inventores se olviden generalmente de nosotros nunca me ha restado horas de sueño.
Soy zurdo y ya está, que quede claro.
Entre tanto, me reconforta saber que el señor Obama, el presidente norteamericano, es zurdo como yo o; que yo sea ambidiestro como lo fue Leonardo de Vinci.
Cuentan que en el Ybytyruzú reinaba el cacique Asú, temible por donde se lo mire. Dicen que se hacía llamar Asú (zurdo, en guaraní) porque con la furia de su brazo izquierdo era capaz de matar a cualquier persona de un solo golpe.
Bueno, yo no soy como aquel y ni tampoco quiero immitarle, solo les cuento lo que leí en un libro sobre los guaraníes.
Se decía alguna vez que la zurdera era la causa de la dislexia y tonteras por el estilo. Con el tiempo se sabría que la dislexia se origina en el confuso o mixto predominio de los hemisferios.
Reconozco que no podré ser un buen esgrimista por lo que "un zurdo no es hábil en ejecutar la flanconada, por la dificultad que encuentra en formar una recta o posición" al decir de Arturo Pérez-Reverte en su "El maestro de esgrima". Felizmente, hacerme del espadachín por ahí me parece una pelada de modo que yo sea un cero a la izquierda para ese deporte no me preocupa en lo más mínimo.
Como no me importa la esgrima tampoco me ocupo de averiguar qué es "flanconada" algo que, supongo, tendrá que ver con los revuelos de floretes y sables. Dejaré esta tarea a los amables lectores, si tienen ganas...
A propósito, los que escriben no recuerdan que un ñurdo, como se le dice al zurdo en Chile, El Salvador y Honduras, puede ser el que blande una espada en tiempos guerreros; de ahí que algunos, como Sindulfo Martínez, escribieran con toda alevosía "y la espada, llameante, audaz y dominadora,venía en la diestra de sus capitanes".
¿Por qué no podían haber traído en la izquierda si todos fueran zurdos?
Otros, como Benito Pérez Galdós ("El dos de mayo") al referise a los que usamos la izquierda es innecesariamente inclemente: "en el lado siniestro (qué palabra injusta) todo es torpeza, todo subordinación, todo ineptitud; cuanto hace por sí resulta torcido, y su inferioridad es tan notoria, que ni aún en el desarrollo puede igualar al otro lado". Aplazado, don Benito.
Yo no quiero cambiar mi zurda por la diestra. A más de Obama, también Clynton fué zurdo; ¿qué más puedo pedir a la vida como ejemplos de poder? A ver si por ahí, mediante esta virtud mía, llego a ser tan siquiera el presidente de la comisión vecinal de mi barrio.