¿Se imagina usted durmiendo plácidamente a las tres de la madrugada y que suene su teléfono para que un amigo le cuente que una rata no le deja dormir o; que tiene un chiste demasiado bueno sobre un cura que andaba embarazando a las jovencitas de la parroquia o; que no está de acuerdo con que el Premio Nobel de la Paz se le otorgue al presidente Obama o; que el último exabrupto de Maradona contra los periodistas de su país no es tan importante como que el equipo argentino se haya clasificado y; así, escuchando todas las pavadas que le puedan desvelar en sus mejores horas de sueño?
Sin embargo, asuma su responsabilidad: usted es el culpable. Su amigo le tomó la palabra al pie de la letra. ¿Se acuerda la última vez cuando le dijo "cualquier cosa y llamame"?
Y, bueno. Por cualquier cosa le llamó.
Es que usted ni se dió cuenta lo que su amigo pensó que era verdad. Como a todo el mundo, le dijo a este buen hombre que le llama "por cualquier cosa" Y le llamó a la madrugada por lo que el llamador pensó que era importante. Además desde que usted le dijo "llamame por cualquier cosa" él pensó que usted le tiene mucha consideración y que, incluso, sin él no será posible que usted viva.
No es sosería, la última vez le dijo que "por cualquier cosa" le llamara. Le autorizó y asuma. No se queje por que no puede dormir, porque hay gente mal educada, o los tekorei que con tal de cortarle el sueño le llama para decirle que no está de acuerdo con el premio instituído al número uno de la Casa Blanca.
A lo mejor en la realidad no se llegue a estos extremos. Pero no faltará un buey corneta que crea a pies juntillas su frase hecha, la misma que se repite miles de veces por día entre los paraguayos. "Sí ... sí ... llamame pues después; o sino, "yo te llamo por cualquier cosa. Dale, dale, llamame por cualquier cosa".
De qué folklórico karameguá se extrajo semejante frase, no tengo la menor idea. Lo que me queda claro es que dice nada, que no conduce sino a confusiones a quiénes escuchan por primera vez y que puede, en algún momento, generar algunas incomodidades.
"Llamame por cualquier cosa" es igual, en castellano paraguayo, a "de acuerdo, nos vemos", "hablamos después, hasta luego", "un gusto saludarte".
Alguien me dijo recientemente que cuando el paraguayo dice "llamame por cualquier cosa", o "cualquier cosa y te llamo" no está sino practicando lo que damos en llamar la "bolaterapia" nacional que no es sino un vulgar engaño. Es igual a "me voy a ir a venir" (del guaraní, ahata aju). El paraguayo sabe que quién lo pronuncia capaz que no vuelva en años.
Entonces podemos decir que nuestra manera de hablar es muy simpática pero imcomprensible para cristiano alguno venido de parroquias lejanas. A lo mejor ofendo si digo que el promedio de los paraguayos hablamos mal, creamos frases sin pensar, arreados desde el guaraní a tambor batiente. A lo mejor no me equivoco si digo que nuestro castellano es engañoso.
Me agradaría que los lectores aporten lo suyo sobre este asunto. Incluso me pueden llamar para que los anote. Pero, por el amor de Dios, no me llamen por cualquier cosa...
Sin embargo, asuma su responsabilidad: usted es el culpable. Su amigo le tomó la palabra al pie de la letra. ¿Se acuerda la última vez cuando le dijo "cualquier cosa y llamame"?
Y, bueno. Por cualquier cosa le llamó.
Es que usted ni se dió cuenta lo que su amigo pensó que era verdad. Como a todo el mundo, le dijo a este buen hombre que le llama "por cualquier cosa" Y le llamó a la madrugada por lo que el llamador pensó que era importante. Además desde que usted le dijo "llamame por cualquier cosa" él pensó que usted le tiene mucha consideración y que, incluso, sin él no será posible que usted viva.
No es sosería, la última vez le dijo que "por cualquier cosa" le llamara. Le autorizó y asuma. No se queje por que no puede dormir, porque hay gente mal educada, o los tekorei que con tal de cortarle el sueño le llama para decirle que no está de acuerdo con el premio instituído al número uno de la Casa Blanca.
A lo mejor en la realidad no se llegue a estos extremos. Pero no faltará un buey corneta que crea a pies juntillas su frase hecha, la misma que se repite miles de veces por día entre los paraguayos. "Sí ... sí ... llamame pues después; o sino, "yo te llamo por cualquier cosa. Dale, dale, llamame por cualquier cosa".
De qué folklórico karameguá se extrajo semejante frase, no tengo la menor idea. Lo que me queda claro es que dice nada, que no conduce sino a confusiones a quiénes escuchan por primera vez y que puede, en algún momento, generar algunas incomodidades.
"Llamame por cualquier cosa" es igual, en castellano paraguayo, a "de acuerdo, nos vemos", "hablamos después, hasta luego", "un gusto saludarte".
Alguien me dijo recientemente que cuando el paraguayo dice "llamame por cualquier cosa", o "cualquier cosa y te llamo" no está sino practicando lo que damos en llamar la "bolaterapia" nacional que no es sino un vulgar engaño. Es igual a "me voy a ir a venir" (del guaraní, ahata aju). El paraguayo sabe que quién lo pronuncia capaz que no vuelva en años.
Entonces podemos decir que nuestra manera de hablar es muy simpática pero imcomprensible para cristiano alguno venido de parroquias lejanas. A lo mejor ofendo si digo que el promedio de los paraguayos hablamos mal, creamos frases sin pensar, arreados desde el guaraní a tambor batiente. A lo mejor no me equivoco si digo que nuestro castellano es engañoso.
Me agradaría que los lectores aporten lo suyo sobre este asunto. Incluso me pueden llamar para que los anote. Pero, por el amor de Dios, no me llamen por cualquier cosa...