La "plaza" de la Democracia.
En Asunción hay cuatro manzanas juntas que son la gran plaza
emblemática de la ciudad a saber: la que está frente al Hotel Guaraní, al que
llaman desde no hace mucho “Plaza de la Democracia”; la que está frente al ex
cine Victoria, llamada “De la Independencia”; la que está frente al Edificio
Independencia, conocida como “Plaza O´leary” y; la del Panteón Nacional de los
Héroes al que llamamos “De los Héroes”.
En estas cuatro manzanas, en tiempos anteriores, estaban las casas de Rodríguez de Francia,
Francisco Solano López y el Mercado Guasú donde no sólo se mercaba sino se
intercambiaban las novedades acaecidas en la Asunción colonial y por donde
pasaron los personajes más populares de esta Madre de Ciudades.
Estas plazas son el centro del que al principio fuera un
fuerte fundado a orillas de la Bahía de los Carios por el tropero Juan de
Salazar y Espinoza el 15 de agosto de 1537.
A mediados de la década de 1990, durante la administración
municipal de Carlos Filizzola la coqueta como gallarda plaza que está frente al
Hotel Guaraní se fue, como se dice comúnmente, al mazo. A cuentas de aprovechar
el subsuelo de la plaza para estacionamiento de vehículos, en la superficie
dejó un mamotreto que solo genera indignación entre la gente, sobre todo en los
asuncenos que, legítimamente, consideran que en sus derechos fueron violados
por el médico, entonces intendente.
A lo mejor esta destrucción de la plaza generó también el
alejamiento de la gente del microcentro. A nadie se le ocurre visitar las
cuatro plazas y encontrarse con un mamotreto en el sitio donde habían flores,
verdes, camineros señoriales y una fuente musical. Filizzola, el mismo senador
socialista, se anotó el desprecio de la sociedad asuncena desde aquel entonces,
además por haber esfumado un platal de la municipalidad cuando la crisis
bancaria de aquellos tiempos.
Alguna vez se volverá a recuperar la plaza dañada, a la que
desde hace casi 20 años nadie más visita sino borrachos, drogadictos, rateros y
mercaderes del sexo. A lo mejor el
intendente Samaniego toma en serio la recuperación de la plaza eliminando las
construcciones de cemento que el luguista mandó hacer en el sitio, dejando el
estacionamiento subterráneo como está.
Recuperada la plaza destruida, a lo mejor la gente vuelva al
microcentro; por ahora ,solo a un masoquista se le ocurriría andar por sus
alrededores y, sobre todo, sentarse en sus bancos que tampoco tiene, sí un
chimenea extraña, semejante a un extravagante y gigantesco pene.