Y bueno, así es la vida: finalmente Óscar Nicanor Duarte Frutos encontró "galletas" en la "verdulería" de Fernando Armindo Lugo Méndez. Y no caben dudas que, si bien por detrás de las denuncias había una intención política, Nicanor tuvo razón: Lugo tiene hijos. Pienso que pocos dieron credibilidad a la novedad propuesta por el ex presidente porque su conducta tampoco era de fiar.
Cuando Nicanor andaba denunciando que Lugo tiene 17 hijos, yo estaba en Madrid donde, entusiasmado con el perfil de Lugo, me puse a conversar con todos los paraguayos a mi alcance de modo que desde la Madre Patria alentemos a nuestros parientes a votarlo. Incluso conseguí una iglesia (una iteña de por medio) para reunirnos en uno de sus salones, pero que el obispo de Madrid, enterado del encuentro, suspendió porque olió que era con objetivos políticos.
Ni remotamente se me ocurría pensar en aquellos meses previos (junio de 2007) a las elecciones que Lugo andaba teniendo hijos de aquí para allá. Y tampoco los paraguayos residentes en España se imaginaban semejante barbaridad.
Desde luego, si sabíamos que Fernando Lugo andaba embarazando, siendo obispo inclusive, a cuantas mujeres estaban al alcance de sus pasiones sexuales no le quepan dudas que yo hubiera preferido votarla a Blanca Ovelar o a Pedro Fadul.
En setiembre de 2006 ya hubo un roce entre monseñor Orlando Antonini y Lugo porque aquel había denunciado que éste tenía un hijo (otros dicen que son dos) con una conocida política de Paraguay. Después se sabría que la mencionada mujer es del Partido Liberal Radical Auténtico y que fue parlamentaria y que ahora se llamó a silencio, es decir no le reclama la paternidad de sus hijos.
Si Nicanor no se desgastaba al extremo de perder toda credibilidad, su denuncia hubiera llevado a la derrota electoral a Lugo. Eso es claro. Nadie le creyó; yo, menos. Y así nos fue. Aquí tenemos a un presidente muy desprestigiado por haber engañado a los votantes y, sobre todo, a los que son católicos.
Ahora, por causa de Lugo, la famosa frase "pa´i ma heí", deja de tener curso legal y fuerza cancelatoria entre los católicos paraguayos. En este sentido, la Iglesia Católica perdió por goleada; Lugo la basureó.
El presidente puede hacer la mejor gestión de gobierno que podamos esperar los paraguayos. Pero ya queda la mancha, la gente ya desconfía de él, con su engaño derrotó a los católicos y los que le votaron (entre ellos muchos colorados).
Debe reconocer el ex obispo que se burló de la gente, resultó no ser la persona decente, consecuente con las enseñanzas de la Iglesia, sino un letrado a quién importaba un pito todas esas cosas.
Antes de las elecciones, se recordará, Lugo replicó a la denuncia de Nicanor con que éste "busca galletas en una verdulería" y que, incluso, fanteseaba mucho.
Bueno, parece que el ex presidente tuvo razón: había sido que en la verdulería había galleta y de todo tipo: nueva, vieja, cuartel, con grasa, seca, Clorinda. Una verdadera y gigante panadería. Ahora ya podemos decir que en la verdulería no había ni una lechuga, ni un tomate, ni una hoja de cebolla ...
Cuando Nicanor andaba denunciando que Lugo tiene 17 hijos, yo estaba en Madrid donde, entusiasmado con el perfil de Lugo, me puse a conversar con todos los paraguayos a mi alcance de modo que desde la Madre Patria alentemos a nuestros parientes a votarlo. Incluso conseguí una iglesia (una iteña de por medio) para reunirnos en uno de sus salones, pero que el obispo de Madrid, enterado del encuentro, suspendió porque olió que era con objetivos políticos.
Ni remotamente se me ocurría pensar en aquellos meses previos (junio de 2007) a las elecciones que Lugo andaba teniendo hijos de aquí para allá. Y tampoco los paraguayos residentes en España se imaginaban semejante barbaridad.
Desde luego, si sabíamos que Fernando Lugo andaba embarazando, siendo obispo inclusive, a cuantas mujeres estaban al alcance de sus pasiones sexuales no le quepan dudas que yo hubiera preferido votarla a Blanca Ovelar o a Pedro Fadul.
En setiembre de 2006 ya hubo un roce entre monseñor Orlando Antonini y Lugo porque aquel había denunciado que éste tenía un hijo (otros dicen que son dos) con una conocida política de Paraguay. Después se sabría que la mencionada mujer es del Partido Liberal Radical Auténtico y que fue parlamentaria y que ahora se llamó a silencio, es decir no le reclama la paternidad de sus hijos.
Si Nicanor no se desgastaba al extremo de perder toda credibilidad, su denuncia hubiera llevado a la derrota electoral a Lugo. Eso es claro. Nadie le creyó; yo, menos. Y así nos fue. Aquí tenemos a un presidente muy desprestigiado por haber engañado a los votantes y, sobre todo, a los que son católicos.
Ahora, por causa de Lugo, la famosa frase "pa´i ma heí", deja de tener curso legal y fuerza cancelatoria entre los católicos paraguayos. En este sentido, la Iglesia Católica perdió por goleada; Lugo la basureó.
El presidente puede hacer la mejor gestión de gobierno que podamos esperar los paraguayos. Pero ya queda la mancha, la gente ya desconfía de él, con su engaño derrotó a los católicos y los que le votaron (entre ellos muchos colorados).
Debe reconocer el ex obispo que se burló de la gente, resultó no ser la persona decente, consecuente con las enseñanzas de la Iglesia, sino un letrado a quién importaba un pito todas esas cosas.
Antes de las elecciones, se recordará, Lugo replicó a la denuncia de Nicanor con que éste "busca galletas en una verdulería" y que, incluso, fanteseaba mucho.
Bueno, parece que el ex presidente tuvo razón: había sido que en la verdulería había galleta y de todo tipo: nueva, vieja, cuartel, con grasa, seca, Clorinda. Una verdadera y gigante panadería. Ahora ya podemos decir que en la verdulería no había ni una lechuga, ni un tomate, ni una hoja de cebolla ...