Fernando Lugo está formando su equipo para encarar la responsabilidad de su gobierno. Como para un buen partido de fútbol, está seleccionando los hombres que creen que serán capaces de defender su valla, crear buenos juegos, marcar goles y ganar el partido. Y como en el fútbol, en esto de conformar equipos para gobierno somos todos directores técnicos, siempre tenemos algunas ocurrencias para justificar que tales o cuales jugadores no merecen entrar al campo de juego porque pertenecía al entorno de Stroessner, Rodríguez (los menos), Wasmosy, Lucho, Nicanor, Lino, Laíno, Ña Deló, Ña Filó, Ña Taní, Albino Jara, Higinio Morínigo, José Gill, José P. Guggiari, Eligio Ayala, Patricio Escobar, etc., etc., etc.
Cuando se habla de “el entorno de”, es como una tarjeta roja: expulsado.
Había una periodista radial de aquellos infaustos días posteriores al gobierno de Stroessner que hablaba mil groserías por hora contra el que sería el presidente Juan Carlos Wasmosy. Pero con el tiempo pasó a ser nada menos que la directora de su radio. También se había “lucido” en aquel certamen de lenguaraces de 1999, cuando Luís María Argaña fue asesinado, con lo que se hizo de una radio.
Parece que en Paraguay esto de hablar groserías y barbaridades varias es un buen negocio, al menos para algunos, quienes, dentro de esta “profesión” encontraron una palabrea clave, seductora, certera: entorno.
Cuando no están de acuerdo con que una persona forme parte, no sólo del poder ejecutivo, legislativo o judicial, sino hasta de las asociaciones de vecinos y clubes para partidos de potreros, extraer de sus respectivos sombreros mágicos la palabra, que dice todo, pero para el sentido común dice nada.
Entorno es el ambiente, lo que rodea, define la Real Academia Española.
Leí en un importante diario asunceno que tal persona no puede ser colaboradora de Fernando Lugo porque fue del entorno de tal o cual presidente. Todavía si dijera que esa persona es inepta y corrupta porque, durante el gobierno de aquel presidente se lo sorprendió con la mano en la masa y que la justicia se expidió contra él y que el presidente también recibió el castigo merecido.
No. Nada de eso.
Se dice que es “del entorno” de aquel presidente y ya está. ¿Y qué pasa si aquella persona “del entorno” era una persona decente, que nunca tuvo reparos de nadie y que estuvo trabajando en el gobierno porque sencillamente es capaz de ocupar el cargo y para el efecto tiene el respaldo de la Constitución Nacional? No. Es “del entorno” y a otra cosa, como acostumbramos a liquidar las cosas, con criterios dictatoriales y poco razonables.
Conozco a directores de diarios que, a propósito, eran muy amigos de Wasmosy, por ejemplo, pero que después fueron sus peores enemigos porque, ¡vaya a saber!, algo no funcionó para que ciertos negocios, a lo mejor, no pudiera hacerlo al amparo de su gobierno. Nadie da puntadas sin hilos en Paraguay, mucho menos algunos que están al frente de las comunicaciones.
Fernando Lugo debe poner a los hombres que le sean útiles en el equipo así sean colorados, liberales, encuenstristas, patriaqueridistas, comunistas, derechistas, centristas, católicos, protestantes, budistas, ateos, cerristas u olimpistas. Será él quién marca el ejemplo para todos los integrantes de su equipo jueguen el partido que permita ganar. Entre tanto, los demás mantengámonos alertas para criticar sus errores cuando sus jugadores están en el campo.
Los paraguayos debemos empezar a tolerarnos, de lo contrario no seremos sino lo mismo que los colorados de Stroessner que no se cansaban de gritar: “¡el mejor amigo de un colorado es otro colorado!”. ¡Basta con esas tonterías!
Cuando se habla de “el entorno de”, es como una tarjeta roja: expulsado.
Había una periodista radial de aquellos infaustos días posteriores al gobierno de Stroessner que hablaba mil groserías por hora contra el que sería el presidente Juan Carlos Wasmosy. Pero con el tiempo pasó a ser nada menos que la directora de su radio. También se había “lucido” en aquel certamen de lenguaraces de 1999, cuando Luís María Argaña fue asesinado, con lo que se hizo de una radio.
Parece que en Paraguay esto de hablar groserías y barbaridades varias es un buen negocio, al menos para algunos, quienes, dentro de esta “profesión” encontraron una palabrea clave, seductora, certera: entorno.
Cuando no están de acuerdo con que una persona forme parte, no sólo del poder ejecutivo, legislativo o judicial, sino hasta de las asociaciones de vecinos y clubes para partidos de potreros, extraer de sus respectivos sombreros mágicos la palabra, que dice todo, pero para el sentido común dice nada.
Entorno es el ambiente, lo que rodea, define la Real Academia Española.
Leí en un importante diario asunceno que tal persona no puede ser colaboradora de Fernando Lugo porque fue del entorno de tal o cual presidente. Todavía si dijera que esa persona es inepta y corrupta porque, durante el gobierno de aquel presidente se lo sorprendió con la mano en la masa y que la justicia se expidió contra él y que el presidente también recibió el castigo merecido.
No. Nada de eso.
Se dice que es “del entorno” de aquel presidente y ya está. ¿Y qué pasa si aquella persona “del entorno” era una persona decente, que nunca tuvo reparos de nadie y que estuvo trabajando en el gobierno porque sencillamente es capaz de ocupar el cargo y para el efecto tiene el respaldo de la Constitución Nacional? No. Es “del entorno” y a otra cosa, como acostumbramos a liquidar las cosas, con criterios dictatoriales y poco razonables.
Conozco a directores de diarios que, a propósito, eran muy amigos de Wasmosy, por ejemplo, pero que después fueron sus peores enemigos porque, ¡vaya a saber!, algo no funcionó para que ciertos negocios, a lo mejor, no pudiera hacerlo al amparo de su gobierno. Nadie da puntadas sin hilos en Paraguay, mucho menos algunos que están al frente de las comunicaciones.
Fernando Lugo debe poner a los hombres que le sean útiles en el equipo así sean colorados, liberales, encuenstristas, patriaqueridistas, comunistas, derechistas, centristas, católicos, protestantes, budistas, ateos, cerristas u olimpistas. Será él quién marca el ejemplo para todos los integrantes de su equipo jueguen el partido que permita ganar. Entre tanto, los demás mantengámonos alertas para criticar sus errores cuando sus jugadores están en el campo.
Los paraguayos debemos empezar a tolerarnos, de lo contrario no seremos sino lo mismo que los colorados de Stroessner que no se cansaban de gritar: “¡el mejor amigo de un colorado es otro colorado!”. ¡Basta con esas tonterías!