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lunes, 6 de abril de 2009
Jakare Valija
Los paraguayos somos de llorar sobre la leche derramada. Porque somos así casi no tenemos una identidad capaz de cautivar a los extranjeros, como nos cautivan la tradición y la riqueza mantenidas por los europeos, los peruanos, los mexicanos y los centroamericanos.
Los paraguayos llegamos siempre tarde para llorar después esa llegada tardía. Así lo fuimos y así seguimos siendo. Por eso tumbamos la Casa del Gobernador desde donde dirigió el país Francia y Carlos Antonio López, como todas las construcciones que fueron testigos de grandes momentos de nuestra historia.
Ahora una jueza de San lorenzo dispuso que se rematara la casa (foto) de Manuel Irala Fernández, el lejendario "Jakaré Valija", pese a haber sido declarada patrimonio nacional.
En el tiempo Blanca Rojas de Benitez, la jueza en cuestión, se borrará de la memoria de la gente así como borra la casa histórica de Luque. Y pasarán también los herederos que disputan la casa y el supermercado que la quería comprar para ampliar, quizás, su playa de estacionamiento. Todos ellos no serán sino polvos en el infinito universo, no así el legado del valiente guerrero del Chaco. He aquí el punto donde los paraguayos flaquean, para que ante el resto del mundo aparezcan como pusilámines, atrasados, sin ganas de sostener sus tradiciones, sus historias; que somos apenas, en fin, los que lloramos sobre la leche derramada.
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