Detrás de la puerta, esto

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Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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lunes, 16 de noviembre de 2009

Ya sabemos la verdad: el avión venezolano vino a buscar a la modelo y no la encontró

Esto de las explicaciones oficiales de mi país sobre el avión Hércules C-130, de las Fuerzas Aéreas Venezolanas o Boliviaranas o como se llame, recientemente aterrizado en el aeropuerto de Luque, Paraguay, nos tiene hartados a media nación.
Los que fungen de autoridades nacionales ya nos han dicho un poco de todo tratando de explicar para qué bajó el avión enviado por Hugo Cháves en suelo paraguayo.
Un portavoz oficial nos dijo que era "una escala técnica". Si venía de Buenos Aires y, supongamos, que iba directo a Venezuela, no necesitaban los pilotos hacer escala técnica alguna en Luque. Estos aviones vuelan 7.700 kilómetros sin carga y 4.000, con carga completa.
Para que nos entendamos, una escala técnica es generalmente un descenso para carga de combustible. Venía de Buenos Aires y ¿se le acabó el combustible?. Qué pilotos más distraídos.
Una escala técnica puede ser también el arreglo de algún tornillo de las hélices que se andaban moviendo y que inquietaba a los señores comandantes de la nave. Ya que los mecánicos, llaves francesas en ristre, iban a tardar un poco más de la cuenta, aprovecharon para bajar a un par de hombres para mironear por Asunción. Habrían ido hasta el Lido a comprarse un par de docenas de empanadas con pancito y unas botellitas de pulp, porque al fin de cuentas comer también forma parte de una escala técnica.
"No sé yo", "yo no fui", "nada tengo que ver", "si pero", eran parte de las respuestas de las llamadas autoridades de Migraciones, Relaciones Exteriores, Defensa Nacional y la Dirección Nacional de Aeropuertos Civiles. Todo el mundo ya intentó una explicación. Sólo falta que la comisión vecinal de mi barrio intente salvar el embrollo pero, por las dudas, ya advirtió que no se meterá en este merengue.
También se nos dijo que dos de los pasajeros bajaron un rato de la nave para mirar los cigarrillos, perfumes y wiskies ofertados en el dutree free del aeropuerto. Después nos dijeron que no pasaron por ahí, sino que directamente se fueron adonde se fueron. A lo mejor fueron a mirar a las bodegas que a esa hora están abiertas.
Las autoridades paraguayas procuraron cualquier clase de explicación para justificar la presencia del enorme avión militar de don Hugo Cháves. Pero, desde luego, no consiguieron convencer ni al más inocente. Nos dijeron ocho pasajeros, luego dijeron 12, pero la últimísima era de que en el avión venían unos 40 militares venezolanos.
Parece que el flamante Simón Bolivar de Venezuela, después de andar por aquí un par de veces, dijo a sus milicos que deben hacer un tour por Paraguay porque sus mujeres andan muy buenas.
Estamos esperando que los que deban hacer alguna nueva explicación sobre el avión aterrizado nos digan - porque sólo eso falta - que, en verdad, el avión bajó para buscar a la modelo que se había acostado con don Hugo cuando anduvo varias noches por Paraguay.
Pero, les advierto, que yo no les voy a creer porque hasta donde yo sé la modelo anda por lejanos países, no sé si para provocar celos en el apasionado presidente, pero de que está muy lejos de Paraguay, está lejos.
No nos venga ahora Héctor Lacognata a decir que la "escala técnica" era para llevar (¿secuestrada?, total estamos en el país de los secuestros) a la modelo o; para bajar un candoroso, tierno y seductor ramos de rosas rojas para la niña elegida para aquellas apasionadas noches del flamante Bolivar venezolano con nuestra compatriota nacida en Capiatá.
Ese cuento (si bien puede ser cierto, todos tenemos el derecho a enamorarnos) no les vamos a creer, de modo que, señores del Poder Ejecutivo, vayan pensando en otras explicaciones.
Para que hayan venido de serenata con mariachis en plena madrugada asuncena perfumada de azahares y niñoazoté, en semejante avionazo (aunque de Hugo Cháves hay esperar cualquier cosa) no le vamos a creer, y mucho menos ente los que en nuestra juventud fuimos serenateros. La serenata a la amada, al pié de su reja, se hace en silencio y no con periodistas fotografiando tu medio de transporte. Además la serenata es de caballeros para la decente amada, y no para cualquiera.
Por eso, no voy a creer que vinieron de serenata nomás.
A ver si la autoridad nos cuenta ahora una de Caperucita porque esta de los cow boys venezolanos no nos tragamos ni a tiros. ¿O, en verdad, vino a buscar a la modelo?