¿Qué tal?, luego de unas cuantas semanas vuelvo a la carga con mi blog. Es que no pude volver a escribir una anémica línea ni bien llegué a Paraguay el pasado 8 de julio. Desde esa fecha anduve a los trotes; primero el congreso de los inmigrantes, luego las gestiones que debo hacer por encargo de varios amigos paraguayos en España (que incluye la entrega de encomiendas, claro) y de los amigos españoles que tienen ganas de invertir en nuestro país. Esto de la inversión española en Paraguay me entusiasma. También la familia, la casa, etc., etc.
Cuando llegué recién a Asunción, a propósito, me llamó la atención la reactivación de las construcciones. Vi mucha actividad en los alrededores del shopping Del Sol así como del Mariscal López, sobre la avenida Eusebio Ayala, San Martín, Mariscal López. Sobre la de España noté mucho movimiento.
No dejó de interesarme el interesante flujo de aviones pequeños desde y hacia el aeropuerto de Luque. Cuando me marché a Europa a mediados de 2006 no volaba ni una mosca en los hangares de Luque. Las avionetas se usan preferentemente para conectarse con las unidades productivas del interior del país, en las que se trabajan preferentemente la agricultura y la ganadería.
Me sorprendió la calidad de la gente que asumirá el nuevo gobierno. Gente con muchas ganas de hacer bien sus tareas.
En contrapartida lamenté el estado de nuestras calles y plazas. Mucha basura por doquier; las paredes llenas de afiches y pintatas. Extraño de Madrid la limpieza, los bancos allí donde sea necesario tomar un descanso, la escasa polución.
Nuestro tráfico sigue siendo un caos. La gente es muy nerviosa en el volante. Noto mucha prepotencia de los conductores. Los desesperados bocinazos, los niños y jóvenes limpiando parabrisas, los ómnibus sucios, los vendedores ambulantes y sus pregones a gritos en cada esquina, me recuerdan que estoy en la capital paraguaya.
Las noches madrileña comparo con las asuncenas. Años luces de diferencia. Ahora que es verano en la capital española, los ancianos salen a pasearse hasta muy tarde por sus calles, plazas, parques, bares con la garantía de una ciudadanía educada. En Asunción me encuentro con que ni bien cae la noche puedo ser víctima de un jovenzuelo "peajero", que por cinco mil guaraníes o por un celular es capaz de matarme.
Comparo a los policías de Madrid y de Asunción. En Asunción me encuentro con que a los vecinos de una comisaría policial le roban cada vez que les cante a los ladrones y que la última vez entraron de nuevo a la casa pasando por el patio de la comisaría. En Madrid el policía es capaz de atrapar al delincuente antes que cante un gallo y tomar de la mano al anciano cuando este cruza la calle. Confío que con el nuevo gobierno la policía paraguaya de nuevo sea depositaria de nuestra confianza.
La ciudad de Asunción está muy poluída. Es una permanente fumarola. Me llama la atención que Evanhy, aquella compañera mía en el programa "La Semana", de canal 9, hoy intendenta, no tome al toro por las astas. Con el humo de los automotores los asuncenos se están envenenando.
Escucho las radios, veo los canales de televisión de mi país y siento mucha hojarazca y comparo a mis colegas paraguayos con los comunicadores europeos. Para qué les voy a contar; no hay puntos de comparación.
A lo mejor me doy un tiempo para hacer periodismo en alguna radio de Paraguay, como lo hice en Madrid; me gustaría hacer comunicación como escuché hacer en la Península. A lo mejor es tiempo de dar una vuelta a todo esto. Me parece que el asunto pasa por la buena voluntad. Estamos en tiempos de sumar ...
Fui a tomar un café en Havanna, sobre la avenida España . Fue casi al mediodía de uno de los últimos domingos. Estuve allí durante casi una hora y media. A lo largo de ese tiempo fui el único cliente. Un domingo al mediodía en Madrid las cafeterías están abarrotadas.
Estuve en un conocido hotel asunceno participando de un desayuno de negocios con un referente empresarial paraguayo. Me llamó la atención que el mozo me preguntara si el desayuno quería "con pancito o sin pancito", que con pancito costaba tanto y sin pancito, menos. ¿Qué dirán de nosotros los inversionistas europeos cuando escuchen algo semejante en un hotel cuatro estrellas de Asunción?
En España se consume banana de Canarias, también de Costa Rica y Ecuador. Los españoles, como es obvio, hablan muy bien del sabor y la dulzura de la banana española. Estoy motivando a algunos amigos exportadores paraguayos para mandar banana paraguaya a España para que los de este país experimenten el placer de este fruta cosechada en nuestras tierras.
En fin, tengo cosas por contarles, luego de casi dos años de ausencia en mi tierra ...