Rafael Flores (85) es sobrino del doctor Eligio Ayala (Mbuyapey, 1879 - Asunción, 1930). Reside en la casa donde vivió Eligio con su madre en Mbuyapey, departamento de Paraguarí. Nos mostró el carro con que este se paseaba con su madre, su pupitre de la escuela (foto), su sillita de cuando era niño y las fotos de la familia completa.
"Le puedo mostrar mi cédula, tengo 85 años de edad", nos dice don Rafael quién se muestra fuerte y con ganas de seguir manteniendo la casa de los Ayala en buen estado. Son dos casas, una al lado de otra, sobre la calle de la iglesia.
Ambas casas están dentro de un lote de no menos de una hectárea; plantas de mango con más de 100 años de edad llenan el patio de sombras.
El dormitorio, los muebles, los carameguás de doña Manuela Ayala, la madre de Eligio, todavía están intactos, también otros muebles hechos a mano, todos de la familia y que el futuro presidente usaba.
En la cochera, "duerme" su sueño de generaciones la Calesa, un carro de dos ruedas con suspensión elástica que era de la familia Ayala y con el que el niño Eligio Ayala se paseaba con su madre y su abuelo en el pueblo. El afiche de una candidata a intendenta, liberal, claro, está pegado al transporte. "¿Puedo sacar un rato el afiche para tomar la foto?", le preguntó otro amigo con quién llegué a la casa; "sí, desde luego", respondió amable el dueño de casa.
"Ya tengo 85 años, a lo mejor todo esto dejo al Estado cuando yo me muera", pensó en voz alta. "Debiera evaluarlo; creo que todavía el doctor Ayala tiene descendientes que pueden cuidar tan bien como usted estos bienes familiares", le respondí. No dejó de agradarle la idea.
La cocina de Manuela Ayala todavía está intacta, lo mismo que la despensa, la alacena, los pisos, las fotos. "Venga, le voy a mostrar algunos libros", me invita y me lleva hasta un mueble. Libros sobre el ex presidente y muchos recortes de diarios antiguos; "qué son?", le pregunto. "Artículos sobre agronomía de mi interés, soy agrónomo", respondió.
Las dos casas fueron construídas por el abuelo, un ganadero, de Eligio. "No, nunca le faltó, era un hombre pudiente", remacó nuestro anfitrión.
Desmintió que el doctor Eligio Ayala haya ingresado a la casa de su pareja, Hilda Diez, para sorprenderla junto a Antonio Tomás Bareiro, su rival, como se ha publicado en algunos libros. "Son versiones interesadas. El ex presidente de la República fue emboscado por Bareiro en la calle quién lo disparó; Ayala desde el suelo replicó y lo dejó muerto en el mismo lugar. Los colorados se encargaron de mentir en esta historia", afirmó finalmente.
"Le puedo mostrar mi cédula, tengo 85 años de edad", nos dice don Rafael quién se muestra fuerte y con ganas de seguir manteniendo la casa de los Ayala en buen estado. Son dos casas, una al lado de otra, sobre la calle de la iglesia.
Ambas casas están dentro de un lote de no menos de una hectárea; plantas de mango con más de 100 años de edad llenan el patio de sombras.
El dormitorio, los muebles, los carameguás de doña Manuela Ayala, la madre de Eligio, todavía están intactos, también otros muebles hechos a mano, todos de la familia y que el futuro presidente usaba.
En la cochera, "duerme" su sueño de generaciones la Calesa, un carro de dos ruedas con suspensión elástica que era de la familia Ayala y con el que el niño Eligio Ayala se paseaba con su madre y su abuelo en el pueblo. El afiche de una candidata a intendenta, liberal, claro, está pegado al transporte. "¿Puedo sacar un rato el afiche para tomar la foto?", le preguntó otro amigo con quién llegué a la casa; "sí, desde luego", respondió amable el dueño de casa.
"Ya tengo 85 años, a lo mejor todo esto dejo al Estado cuando yo me muera", pensó en voz alta. "Debiera evaluarlo; creo que todavía el doctor Ayala tiene descendientes que pueden cuidar tan bien como usted estos bienes familiares", le respondí. No dejó de agradarle la idea.
La cocina de Manuela Ayala todavía está intacta, lo mismo que la despensa, la alacena, los pisos, las fotos. "Venga, le voy a mostrar algunos libros", me invita y me lleva hasta un mueble. Libros sobre el ex presidente y muchos recortes de diarios antiguos; "qué son?", le pregunto. "Artículos sobre agronomía de mi interés, soy agrónomo", respondió.
Las dos casas fueron construídas por el abuelo, un ganadero, de Eligio. "No, nunca le faltó, era un hombre pudiente", remacó nuestro anfitrión.
Desmintió que el doctor Eligio Ayala haya ingresado a la casa de su pareja, Hilda Diez, para sorprenderla junto a Antonio Tomás Bareiro, su rival, como se ha publicado en algunos libros. "Son versiones interesadas. El ex presidente de la República fue emboscado por Bareiro en la calle quién lo disparó; Ayala desde el suelo replicó y lo dejó muerto en el mismo lugar. Los colorados se encargaron de mentir en esta historia", afirmó finalmente.