Berlina se llamaba un tipo de carruaje creado en Berlín. Hasta la aparición de los automotores era uno e los más lujosos de los transportes, que en Paraguay fue introducido unos pocos en el siglo XVIII y, en mayor cantidad en tiempos de Elisa Alicia Lynch junto a otros modelos de coches. Se trataba de un carro cerrado comúnmente de dos asientos.
Por 1785 un obispo, Luís de Velazco, poseía un Berlina, cuenta Fulgencio R. Moreno.Que se tenga noticias, Rodríguez de Francia prefería recorrer las calles asuncenas a caballo que en carruajes, mientras que Carlos Antonio López tenía a mano uno suerte de carromato por lo gordo que era y para su uso exclusivo.
Hablar de coche de lujo y resistente era referirse al Berlina. Un día, Napoleón Bonaparte efectuó un viaje a bordo de un Berlina sin más detenciones que las necesarias para cambiar los caballos desde Burgos, España, hasta París (1.032 kilómetros), a una velocidad que habría permitido recorrer no más de unos cinco a siete kilómetros por hora.
Los caballos resisten hasta 25 kilómetros de distancia a trote rápido por lo que, cada 25.000 metros había una posta para cambiar los animales de tiro.
La pareja de Francisco Solano López,la señora Lynch, se preocupó en importar de Europa los mejores Berlinas de la época tanto para su uso como del general López. Los técnicos contratados de Europa se han esmerado en tener lo suyo.
Elisa recorría el centro asunceno en su Berlina, mientras en el pescante se ubicaba el cochero José Eduvigis Díaz, hasta que la guerra convirtió a éste en el héroe de Curupayty.
Refiriéndose a Lynch, Concepción Leyes de Cháves escribió "su personalidad latía en las flamantes berlinas" mientras Sanchez Quell redundaba en los coches de este modelo adquiridos por la madame y que los aparcaba en las caballerizas de la calle Palma, después Facultad de Derecho.