A Ernesto Báez los libros de la época colorada no mencionan. Falleció hace un buen tiempo y gran cosa no se publica de él en Internet, mucho menos su biografía. Pero fue uno de los más grandes dramaturgos y actores contemporáneos.
Ignacio A. Pane era colorado y, sobre todo, desempolvado por los de su partido de los tiempos de Alfredo Stroessner (gobernó de 1954 a 1959).
Báez era febrerista y el público paraguayo lo aclamaba durante sus presentaciones en el Teatro Municipal dirigiendo su compañía "Báez - Reisofer - Gómez". Eso sí, don Ernesto Báez no era santo de la devoción de los colorados y, mucho menos de Stroessner.
El teatro municipal lleva el nombre de Ignacio A. Pane. Francamente no sé por qué. Acaso porque haya sido colorado porque de teatro no sabía más que lo que enseñaba en literatura a los chicos de la secundaria. No está en mi ánimo ofender a aquel hombre y, mucho menos, a sus descendientes.
Con el debido respeto a la memoria del compatriota Pane, el teatro de la comuna asuncena debería llevar el nombre de Ernesto Báez, porque sencillamente él fue uno de los artífices principalísimos del protagonismo de ese centro de la cultura.
Al César lo que es del César.
¿Quién no recuerda las grandes veladas de la compañía de este gran y acicalado dramaturgo y actor paraguayo?, ¿quién no asistió a ver una de sus obras en el marco de una platea rebozante? El nombre del teatro, pués, rezumado en el tiempo, debiera ser "Ernesto Báez".
Espero que los concejales y el intendente municipal de Asunción sean justos con la historia y los hombres y decidan cambiar el nombre del teatro por el del recordado hombre de sus tablas.