Detrás de la puerta, esto

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Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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sábado, 10 de julio de 2010

Los celos que modificaron el destino de Paraguay

Si el presidente José Félix Estigarribia y su esposa, Julia Miranda Cueto, no abordaban aquel avión en la mañana del 7 de setiembre de 1940 otra hubiera sido la historia de Paraguay. Seguro no hubiéramos sufrido la revolución de 1947 y acaso Alfredo Stroessner no llegaba a ser otro dictador sudamericano y nadie hubiera vomitado sobre el país la frase nuestra de todos los días: los "60 años de corrupción colorada".
Lo que transcendió más allá de los límites familiares es que aquella mañana de sábado, al volver Estigarribia del Palacio (en aquel tiempo los funcionarios públicos trabajan los sábados) habría encontrado a Julia con cierto mal humor porque ese mediodía debían concurrir a un brindis en la embajada brasileña para celebrar el "Grito de Ipiranga", día de la independencia del vecino país.
La irritación de la esposa habría surgido al saber que en la convocatoria diplomática también estaría la señora Anselma Heyn (primera Miss Paraguay) de quién sospechaba andar de amores con el marido.
Ante dicha actitud de la esposa, Estigarribia - acaso atrapado por los nervios - decidió no concurrir al brindis proponiendo con enojo, marcharse a la casa de un amigo en San Bernardino. Tomaron un coche rumbo a la pista de aterrizaje de Ñu Guasú donde Estigarribia decidió, sin más trámites, abordar con la esposa el avión que no era el mejor, sin esperar unos minutos más a la espera de otro, más seguro, que venía de Concepción transportando un enfermo.
Al mando del mayor Carmelo Peralta el avión cae en Aguapy, Altos, ante algunos testigos como Temístocles Torreani Viera, un vecino, quién declaró sobre los momentos previos del accidente y que recogió en su libro "La aviación paraguaya antes y durante la Guerra del Chaco", el capitán (PAM) Félix Zárate Monges. "El avión descendió, al parecer, con intención de aterrizar en el lugar Itaguazú del departamento de Altos al parecer con el funcionamiento anormal del motor", escribió.
Pero volvamos al principio.
En el supuesto de que, efectivamente, Julia Miranda Cueto se mostraba molesta, por no decir celosa, ante la posibilidad de que el marido y Anselma se saludaran en la recepción oficial brasileña, se podría pensar que este accidente aéreo es consecuencia de, en el peor de los casos, de la infidelidad conyugal o, en el mejor, de los celos de pareja.
No nos caben dudas que José Félix y Julia formaban una excelente pareja de la que nació Graciela quien luego se casaría con Horacio Fernández (en la foto, la ceremonia de casamiento de Graciela y Horacio; en los extremos, el general Estigarribia y Julia Miranda Cueto, en la Catedral Metropolitana de Asunción).
Esa misma tarde del sábado 7 de setiembre de 1940 se marcaba el nuevo rumbo político de la nación: entre los militares se decidió quién sería el nuevo presidente. Los candidatos eran el general Eduardo Torreani Viera (hermano del testigo mencionado) y el general Higinio Morínigo. Para elegirlo se apeló al azar: una caja de fósforo. Ganó Morínigo.
Esa noche a Estigarribia otorga el Estado el ascenso póstumo de Mariscal y la ruta a San Lorenzo lleva su nombre. Empezaban las modificaciones...
¿Cuál hubiera sido la suerte de Paraguay si Julia no era celosa?, ¿qué desenlace hubiese tenido el país si Estigarriba controlaba sus nervios?, ¿cómo estaría hoy la nación si el presidente se muniera de paciencia y esperaba el avión seguro que algunos minutos después aterrizaría en Luque procedente de Concepción?
Bien vale plantear otra pregunta en esta serie de interrogantes: ¿qué hubiera pasado con el país si Anselma Heyn no seguía siendo tan bonita capaz de atraer a un presidente de la República?
Estigarribia murió a los 52 años de edad, bien podía gobernar el país otros 15 años, que para eso, al fin de cuentas, modificó inclusive la Constitución Nacional de 1870. Así las cosas, otro hubiese sido el país en el cual hoy vivimos.