PLANTE EN TU HUERTO
Planté tres árboles en tu huerto vacío,
Y dos más entre bananos y matojos.
Tres son curativas;
Dos, saben a mi tierra, nuestra tierra.
Aquellas para que, alguna vez,
Cures la herida que te aterra;
Estas, para que al azúcar de tus labios
lo disfrute, despacio.
Cuando los tres árboles del huerto
Sean añosos, frondosos,
Y los pacuríes llenos de verdes y pajozos,
Seguirán agridulces, carnosos
Aunque yo me haya muerto.
Por eso,
Planté tres árboles en tu huerto vacío
Y dos más entre bananos y matojos
Para que ni tú sientas el baldío
Ni yo el dolor que me causan tus abrojos.
EMC
(Luque, 20 de diciembre de 2012)
Detrás de la puerta, esto
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jueves, 20 de diciembre de 2012
Naranja Tapé
·
Para adentrarme a este tema me permitirán
hablarles antes de esas frutas silvestres nacionales que estamos dejando de
lado. La naranja no es paraguaya, es árabe; la trajo
el español; tampoco es de España, es de China, introducida a la Madre Patria
por los árabes. Si los que no saben qué es “naranja tapé”, están
invitados a leer este artículo.
Me puse a pensar si qué les puedo escribir para la página de
hoy y pensé en las frutas paraguayas así como en otro tema no tan anexo pero
que por ahí anda, lo que se conoce como “naranja tapé”, que no es precisamente
una fruta sino una costumbre nacional, de esas furtivas. Se trata de la fruta no prohibida. Me
explico….
Empecemos por lo primero, por las frutas del Paraguay. Y
cuando hablo de las de nuestro país no
me refiero precisamente ni a la naranja, ni a la mandarina, ni al mango, ni a
la sandía sino a esas que cuando desembarcaron aquí Juan de Salazar y sus
españoles el 15 de agosto de 1537 fueron encontradas en abundancia como pacurí,
ingá, araticú, yva hu, yva hai, pacova, guavirá, guavirá mi, guaviju, arasá.
En Villarrica se conoce el pacurí no así en Asunción. Se
trata de una planta de mediano porte que gusta de los lugares húmedos,
cercanías de los esteros. En cada diciembre sus ramas de llenan de cientos,
miles, de doradas frutas, que compiten con sus rebosantes hojas de profundo
verde por adueñarse de la planta.
Desde luego, los gua´i no comprendemos cómo es posible
montar un pesebre navideño en la casa sin mezclar el ca´a vove´i, este otro
arbusto tan paraguayo, con gajos enfrutados de pacuríes.
El otro día fui a visitar a una familia amiga de Villa Elisa
donde encontré una planta de guaviramí que evoca a la caña y a las víboras. A
la bebida porque la cáscara seca del guavirá mi se echa en un envase con caña
para adoptar esta un agradabilísimo aroma que para qué les cuento.
El guavirá mi es un arbusto mientras que el guavirá guasú es
un árbol. El primero tiene frutas verdeamarillentas mientras que el otro,
anaranjadas. La fruta del guavirá mi tiene una capa más resistente que la del
guavirá guasú que es de una delicada fina película protectora que, madura, al
caer del árbol generalmente se rompe por lo que se inutiliza para comerla.
Cuando llegaron los españoles a estas tierras ya existía
aquí el pacova; Félix de Azara escribió que había en abundancia en todas partes
para alimentación de indígenas y de animales, durante todo el año.
La naranja, el apepú, la mandarina fueron introducidos a
España por los árabes desde la China, sobre todo en el sur de la península de
donde vinieron los primeros conquistadores y con ellos, en viajes posteriores
al del descubrimiento, las semillas de los cítricos. A los árabes (expulsados
de España en 1492, cuando se descubría nuestro continente por Cristobal Colón)
les gustaba plantar naranjas en las calles de sus pueblos, Cadiz, Granada, Málaga,
Sevilla, etc. Esta costumbre, mantenida
hasta hoy en el sur español, se trajo a Paraguay y así tenemos a una Asunción a
la que se canta por “sus naranjos y sus flores”.
Por el año 2009 la municipalidad de Asunción mandó plantar
cítricos en algunas cuadras de Asunción, costumbre auténticamente árabe, aunque
no todos sepan.
En fin, lo de las naranjas me da pie para hablarles de lo
que en la jerga criolla se da en llamar “naranja tapé”. Este sí que es otro pito pu. Se trata de una
suerte de marcante para la mujer fácil de encamar; pero me preguntarán los que
no saben si qué tiene que ver una mujer fácil con la naranja de los caminos. Y
precisamente eso: que es del camino y que, por tanto, cualquiera puede
disfrutar de sus frutos maduros sin que por eso nadie se moleste. Es de todos y
es de nadie.
Naranja tapé se dice a la mujer que, generalmente, sin
pareja fija, da placeres al paso a los que se cruzan a ella sin que esta nada a
cambio. Vivifica una parte de la costumbre sobre todo campesina, lo cual no
quiere decir que en las urbes paraguayas no se encuentren protagonistas de ese
perfil. Una mujer “naranja tapé” no crea problemas a nadie como nadie crea
problemas;cumple con un rol, por decirlo, de carácter social que mucho aprecia
la ansiosa y presta colectividad masculina.
No les hablé de las rojas sandías ni de los aromados melones
y piñas y los dejo para cuando las fiestas navideñas estén cerca. Por ahora nos
quedamos con los frutos silvestres mencionados y de la mujer que hace favores,
la “naranja tapé” de los pueblos y comarcas, esa fruta no prohibida.
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