Decía - yo, no Pepa - en un comentario anterior que cada uno es libre de votar a quién le plazca y que debe ser responsable de la consecuencia de su voto. La colega Pepa está en su derecho de votar a la Blanca Ovelar pero, que le quede claro, ella también como todos los votantes colorados, serán los únicos responsables de lo que siga sufriendo el país en los próximos cinco años, si ganara la candidata colorada.
Dicen que el chancho no es culpable sino el que le de comer; otro dicho popular dice: “dime con quién andas y te diré quién eres”. Pepa cree en la candidata de Nicanor; nosotros, no. Un millón de exiliados económicos no creemos que el Partido Colorado, así su candidato al cargo presidencial sea un ángel bajado del cielo, tenga capacidad de recuperar la credibilidad de los paraguayos. Porque son corruptos por donde se los mire.
Adelante, la columnista y todos los paraguayos que quieran votar a los colorados. Pero así también sepan asumir sus responsabilidades futuras como ciudadanos de los desastres que se puedan añadir a todos los que han generado los colorados en las últimas seis décadas. No se quejen después; no estén lamentando porque siga la corrupción.
No vale eso de “y yo que creía que iba a ser decente”; o que el periodista que compromete su pluma deba buscar salirse de su propio embrollo amenazando con que, en adelante, será implacable con quién había apoyado., pero ya será tarde para los lamentos cuando la puntita está adentro.
Ya poína …
A Blanca la sostiene la estructura colorada (la que da de comer al chancho); ella es de madera corrupta colorada (dime con quién andas…). Se sabe a qué jugará desde el poder.
Los residentes en Argentina, España y Estados Unidos, por donde nos refugiamos (nunca mejor utilizada la palabra) porque el partido político al cual votará la columnista de ABC no fue capaz de vencer a los contrabandistas, a los funcionarios ineptos y corruptos, a las mafias del autotráfico, al narcotraficantes, a los militares haraganes, a los periodistas coimeros, no alentaremos el voto de los nuestros en Paraguay a favor de tamaña barbaridad.
Si alguien vota al Partido Colorado sencillamente será por ignorar la dimensión de toda la tragedia acarreada en los últimos 20 años por el coloradismo en el poder; también votará por torpes fanatismos sin sentidos o, porque sencillamente tiene algún interés especial que le conviene defender.
“No nos jodamos más”, decía la colorada Ángela Agüero.
A la colega Pepa, a lo mejor, le pasa lo que me pasó por 1990 cuando yo también creía que sin el coloradismo nos irá muy mal en el Paraguay y por lo que me tiré de buena fe al fango. El tiempo no me dio la razón y desde entonces digo que mis rodillas - de tanto caer y sangrar - saben más que mi cabeza.
Lamento que estas experiencias no le sirvan a la hija del bien recordado Kostia (a quién, tal vez, hubiera gustado ver un gobierno no colorado en Paraguay); va a tener que caerse y ver sangrar sus rodillas y, espero, dentro de 20 años aprenda la lección.
Los paraguayos espantados del Paraguay por la corrupción colorada en el poder se sienten manoseados, ofendidos y humillados por el comentario de la conocida periodista. Me supongo que deberán sentirse igual en Paraguay los parientes y amigos de esos emigrantes.
¿Qué te pasó Pepa?