Id, Alianza editorial, Madrid, 2008, 151 pp.
Finalmente me di el gusto de leer La Tempestad de William Shakespeare. Hace unos buenos años leí que Natalicio González, José Bernabé y Anastasio Rolón Medina se habían referido a la obra en el sentido de afirmar que el dramaturgo inglés se inspiró en los guaraníes para escribir esta obra estrenada en 1611.
Conseguí un ejemplar de la obra editada por Losada en la Casa del libro de Madrid en enero del 2011, luego de deambular por librerías asuncenas y porteñas sin ningún éxito. Para mi sorpresa, en el presente mes de febrero encontré en la librería Quijote de Asunción un ejemplar de Alianza Editorial; esto a modo de información para los que están en Asunción y quieran leerlo.
Entremos en la espesura, como decía San Juan de la Cruz:
La tempestad es la historia de unos náufragos europeos en el mar Caribe. Los investigadores coinciden en afirmar que Shakespeare se refirió a los indígenas guaraníes de América en base a 1)- un libro de viajes de Robert Eden, History of travel (1577) en el que se menciona a un dios de los aborígenes del oriente de Sudamérica, "Setebos". 2)- Un personaje de la obra, Caliban, adopta el nombre de canibal, deformación de la palabra guaraní caribe o karai ve, señores superiores. Eden registra por primera vez la palabra inglesa cannibal en 1553 (Oxford English Dictionary). 3)- Un ensayo de Michel Montaigne en el cual se refería a los caníbales y traducido al inglés en 1603. 4)- El relato de viajeros al Nuevo Mundo, en especial de Sylvester Jourdain, sobreviviente de una expedición que naufragó frente a las orillas de las islas Bermudas. Jordain publicó su relato en 1610.
Se puede afirmar, pues, que esta obra fue lograda mediante experiencias alcanzadas por europeos en el mar Caribe ocupado por los guaraníes y donde idealiza la figura de uno de ellos en Caliban ("Este es la más extraña cosa que yo haya visto", exclama Alonso, otro personaje de la obra al referirse a caliban).
Desde luego, era de esperar que un europeo como Shakespeare caricaturizara a una figura nativa de estas tierras como el salvaje y despreciable. Quizás el autor de Hamlet haya fallecido sin percatarse que escribió una obra en la cual hacía mención a valores guaraníes, ignorancia suya que a esta altura del tiempo carece de valor. Le disculpamos.
Juan Natalicio González dejó testimonios de su investigación sobre La tempestad y los guaraníes en un ejemplar de la Revista del Ateneo Paraguayo, mientras que José Bernabé escribió el 20 de abril de 1969 un extenso artículo en La tribuna bajo el título de Origen de los guaraníes en "La tempestad" de Shakespeare.
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