Detrás de la puerta, esto

Detrás de la puerta, esto
Procuro que mi blog sea agradable como lo es un buen vino para quién sepa de cepas; como un buen tabaco para aquellos que, como Hemingway, apreciaban un buen libro, un buen vino, un buen ron y un buen puro. Es todo mi intento para cuando abra esta puerta (Foto: Fotolia.com).

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domingo, 19 de mayo de 2013

Los Reyes Magos



Esto de los reyes, más que satisfacción para los niños es un akarasy de novela para los papás. Es que el día de los Reyes es justo el 6 de enero cuando la plata sencillamente desapareció de carteras, billeteras, bolsillos, cajeros y alcancías. Yo me pregunto si a quién se le ocurrió crear el día de los Santos Reyes a seis días de la fiesta de Año Nuevo. Pero, en fin, cada uno se ingenia para salvar el compromiso, que – eso sí – se debe salvar. Y esto me recuerda a lo que yo gozaba cuando niño….
Ya no tengo hijos pequeños, de modo que yo estoy como por encima del bien y del mal de este compromiso anual.  Recuerdo aquellos álgidos años de cuando mis niños aguardaban la madrugada del 6 de enero, era todo un tema que solo comprenden los que cruzan por las coordenadas de este delicada responsabilidad.
No tengo idea de lo que pedirán hoy los chicos; deben ser de esos celulares “aifon” mbaembo o, a lo mejor, una “nobuc” o algo teledirigido que ya hay en las jugueterías o en las tiendas de Ciudad del Este.
En mi época la cosa era menos complicada.
Recuerdo aquellos regalos de 1959 en Villarrica que consistieron en una camisa sin manga de color celeste clarito, una bolsita de caramelos y una sandía. Para conseguirme semejante “los reyes” tuve que ir a la casa de mi madrina. Mi “maina” era de esas señoras pitucas que tenía dos perritos fifí cuyos nombres todavía recuerdo: “clavo” y “clavito”, era de esos jagua´i paquetes insoportables. En su casa pasé la noche, casi sin dormir, porque eso de recibir regalos me generaba muchísima ansiedad.

No pude haber estado más feliz que aquel día, 6 de enero de 1959. Al despertar encontré la bolsita de caramelos, la camisita sin manga y la sandía sobre mi zapato ¡Todo para mí! Mi felicidad no tenía límites, salí de la casa de mi “maina” con todos mis regalos y fui caminando hasta mi casa, unas cuadras hacia abajo, cerca de la Escuela “Pasopé”. Recuerdo bien que no dije ni hasta luego. Demasiado feliz estuve.
Lo de los Reyes es algo importante, a propósito, que marca a los niños. Esa cándida inocencia les hace valorar una enormidad cada regalo que recibe, más aún si es de los Tres Reyes Magos porque aquel, el regalo, viene cargado de fantasías, de esas imaginaciones que solamente en la niñez se llega a desarrollar.
De ahí que, así sea el último pataleo de las fiestas, bien vale la adquisición de ese juguete o de lo que sea el regalo que aparecerá en el amanecer del 6 de enero en los zapatitos. Esa ilusión, en verdad, no tiene precio y los padres no lo deben olvidar.
¿A quién no le gustaría amanecer con un regalito en los zapatos?; hasta a mi me agradaría recibir algo. Y, pienso, así se manifiesta la entelequia y que debemos construir y sostener en los niños.  Un chiquillo es sobre todo fantasías a granel y cuanto dolor generaríamos en sus rosadas almas si les sacáramos la oportunidad del vuelo de sus angelicales imaginaciones. No logro imaginarme restándole esta alegría.

Por eso quiero decir hoy a los papás y a las mamás que hagan lo suyo para que Los Reyes traigan a los hijos tan siquiera una camisita sin mangas, o un bolsita de caramelos o una sandía porque un regalo esperan los niños nada menos que de esos señores que vienen en camellos sedientos.
El 6 de enero es el día más importante para los niños. Yo, como papá, nunca tuve el coraje de puentearlo. No pude, así haya necesitado de ese dinero que ya se gastó en las dos fiestas anteriores.
Entonces, por el amor de Dios, dense un esfuercito final, pónganse las pilas, y háganse de ese dinero mínimo necesario para regalar una sonrisa que no se borra en días. Háganme el favor…. Instalen una felicidad en el rostro de sus niños. 

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