Francisco Montero Calvache tiene 71 años de edad, aunque aparenta no más de 50 años; nació en Granada, Andalucía y un día, deseando morir, hizo una proeza que hombre alguno en los últimos tiempos pudo repetir: caminar 35.000 kilómetros, desde su casa, en el sur de España, hasta el Tibet, por lo que tiene el certificado del Guinness 1996 para dicho record. Vive actualmente en Campo Real, a unos 30 kilómetros de Madrid, donde el pasado 18 de noviembre cayó de la escalera y se rompió en cuatro partes el fémur izquierdo, sin que se haya repuesto hasta ahora. Nadie le presta atención, vive sólo y, vencido por la soledad y el dolor, quiere morir.
En la planta alta de la casa, en la calle Antonio González Gordón al número 11, ve un poco de televisión y fuma su cigarrillo. No puede bajar los escalones de su casa porque el fémur izquierdo se le había roto en cuatro partes y para restablecerlo la intervención médica no fue tan afortunada como hubiera esperado. Tiene 71 años, aparenta 50, pero en sus arrebatos de sinceridad se asemeja a un hombre de 100 y pico de años.
Esta tarde llueve sobre su pueblo, Campo Real, Madrid. Y hace frío. En la sala de la casa nos cuenta su larga y rica historia humana y también se queja por su estado de salud. “Yo que caminé tanto, ahora me cuesta dar un paso”, nos dice mientras, apoyado en un bastón se sienta en su lugar de todos los días en este espacio de unos siete a ocho metros cuadrados.
Las cuatro paredes están llenas de recuerdos: fotos, medallas, certificados, insignias. “Son los que me acompañan, son recuerdos de mi caminata de cuando quise morir”.
- ¿Morir?
- Sí. Encarnación, mi esposa había muerto por causas del alcoholismo. Fue un 24 de diciembre de 1980. Yo sin ella ya no quise seguir y quería morirme, pero no tenía coraje para pegarme un tiro. Entonces tomé la decisión de salir de casa e ir, a cualquier parte, para que me muera de hambre, frío, calor, cansancio o que algún vehículo que atropelle. Salí el 1 de enero de 1986 y caminé durante 101 días. Llegué a Ciudad del Vaticano, donde, mediante la periodista Paloma Gómez de TVE, hablé con el Papa Juan Pablo Segundo. Yo quería alguien que me aplacará mi tristeza; el Sumo Pontífice no me aplacó. Paloma me ayudó a pagar mi pasaje de vuelta en tren a Granada y seguí triste.
- ¿Qué hizo después?
- Me preparé a volver a salir. Pensé llegar de nuevo a Roma. Llevé muy poco equipaje; ¿para qué?, yo quería morir. Comía lo que tenía a mano, lo que me daban; dormía en alguna casa donde me recibían, o bajo los puentes. En algunos lugares trabajaba y ganaba un dinerito, así continuaba. Por donde llegaba me reporteaban los diarios y por eso me pagaban. Cuando llegué por las cercanías de Italia, miré el mapa y noté que no quedaba lejos Luxemburgo; no sé, unos 500 kilómetros, lo cual no me parecía tanto para caminar. Ya que estoy cerca me iré a conocer ese lugar, me dije. Fui y me encantó. Luego dije, pero aquí cerca está Bélgica. Fui a Bélgica y seguí caminando hasta llegar a Oslo y Helsinki, en Finlandia.
- …
- (quema un cigarrillo) En Finlandia tomé un tren y descendí en la estación de Varsovia, Polonia, justo en el día en que asumía Lech Walesa como presidente de su país. Como encajaba con mi llegada me dispuse ir a visitarlo. Le dije a los guardias que Lech es premio Nobel de la Paz y yo “el peregrino de la paz”, accedieron luego de algunas conversaciones entre ellos y llegué al nuevo presidente, quién me dio un certificado firmado por él que yo estuve allí.
No encontraba sin embargo razón para continuar viviendo, entonces andando por el este Europeo me dijeron que viajara a Calcuta, India; miré mi mapa y vi que quedaba lejos y me dispuse a ir, porque me aseguraron que allí la madre Teresa de Calcuta me ayudaría a sanarme. Llegué a ella. La conocí en persona, es una santa y me regaló un rosario. Pero yo no encontraba la paz verdadera como para seguir viviendo.
- Entonces, ¿qué hizo?
- Me dijeron que llegue hasta el Dalai Lama, el líder espiritual del budismo tibetano. Caminé hasta alli y creo haber encontrado con esa gente, en su espacio, en su paz la mía. Ya había completa 35.000 kilómetros de caminata. Y volví a Granada, donde busqué un trabajo y volví a mezclarme con la rutina, con el consumismo que no es compañera de la paz.
- ¿Cómo se enteró Guinness de su proeza?
- En mi trabajo, un jefe mío me alentó a juntar todos los recortes de diarios y revistas, las medallas, fotos, los certificados y que informe a Guinness; así lo hice, vinieron a casa, conversaron conmigo, comprobaron todo cuanto les dije y me dieron el certificado respectivo.
(Publicado en la edición del mes de junio de 2008, del periódico madrileño "Euro Mundo Global")
En la planta alta de la casa, en la calle Antonio González Gordón al número 11, ve un poco de televisión y fuma su cigarrillo. No puede bajar los escalones de su casa porque el fémur izquierdo se le había roto en cuatro partes y para restablecerlo la intervención médica no fue tan afortunada como hubiera esperado. Tiene 71 años, aparenta 50, pero en sus arrebatos de sinceridad se asemeja a un hombre de 100 y pico de años.
Esta tarde llueve sobre su pueblo, Campo Real, Madrid. Y hace frío. En la sala de la casa nos cuenta su larga y rica historia humana y también se queja por su estado de salud. “Yo que caminé tanto, ahora me cuesta dar un paso”, nos dice mientras, apoyado en un bastón se sienta en su lugar de todos los días en este espacio de unos siete a ocho metros cuadrados.
Las cuatro paredes están llenas de recuerdos: fotos, medallas, certificados, insignias. “Son los que me acompañan, son recuerdos de mi caminata de cuando quise morir”.
- ¿Morir?
- Sí. Encarnación, mi esposa había muerto por causas del alcoholismo. Fue un 24 de diciembre de 1980. Yo sin ella ya no quise seguir y quería morirme, pero no tenía coraje para pegarme un tiro. Entonces tomé la decisión de salir de casa e ir, a cualquier parte, para que me muera de hambre, frío, calor, cansancio o que algún vehículo que atropelle. Salí el 1 de enero de 1986 y caminé durante 101 días. Llegué a Ciudad del Vaticano, donde, mediante la periodista Paloma Gómez de TVE, hablé con el Papa Juan Pablo Segundo. Yo quería alguien que me aplacará mi tristeza; el Sumo Pontífice no me aplacó. Paloma me ayudó a pagar mi pasaje de vuelta en tren a Granada y seguí triste.
- ¿Qué hizo después?
- Me preparé a volver a salir. Pensé llegar de nuevo a Roma. Llevé muy poco equipaje; ¿para qué?, yo quería morir. Comía lo que tenía a mano, lo que me daban; dormía en alguna casa donde me recibían, o bajo los puentes. En algunos lugares trabajaba y ganaba un dinerito, así continuaba. Por donde llegaba me reporteaban los diarios y por eso me pagaban. Cuando llegué por las cercanías de Italia, miré el mapa y noté que no quedaba lejos Luxemburgo; no sé, unos 500 kilómetros, lo cual no me parecía tanto para caminar. Ya que estoy cerca me iré a conocer ese lugar, me dije. Fui y me encantó. Luego dije, pero aquí cerca está Bélgica. Fui a Bélgica y seguí caminando hasta llegar a Oslo y Helsinki, en Finlandia.
- …
- (quema un cigarrillo) En Finlandia tomé un tren y descendí en la estación de Varsovia, Polonia, justo en el día en que asumía Lech Walesa como presidente de su país. Como encajaba con mi llegada me dispuse ir a visitarlo. Le dije a los guardias que Lech es premio Nobel de la Paz y yo “el peregrino de la paz”, accedieron luego de algunas conversaciones entre ellos y llegué al nuevo presidente, quién me dio un certificado firmado por él que yo estuve allí.
No encontraba sin embargo razón para continuar viviendo, entonces andando por el este Europeo me dijeron que viajara a Calcuta, India; miré mi mapa y vi que quedaba lejos y me dispuse a ir, porque me aseguraron que allí la madre Teresa de Calcuta me ayudaría a sanarme. Llegué a ella. La conocí en persona, es una santa y me regaló un rosario. Pero yo no encontraba la paz verdadera como para seguir viviendo.
- Entonces, ¿qué hizo?
- Me dijeron que llegue hasta el Dalai Lama, el líder espiritual del budismo tibetano. Caminé hasta alli y creo haber encontrado con esa gente, en su espacio, en su paz la mía. Ya había completa 35.000 kilómetros de caminata. Y volví a Granada, donde busqué un trabajo y volví a mezclarme con la rutina, con el consumismo que no es compañera de la paz.
- ¿Cómo se enteró Guinness de su proeza?
- En mi trabajo, un jefe mío me alentó a juntar todos los recortes de diarios y revistas, las medallas, fotos, los certificados y que informe a Guinness; así lo hice, vinieron a casa, conversaron conmigo, comprobaron todo cuanto les dije y me dieron el certificado respectivo.
(Publicado en la edición del mes de junio de 2008, del periódico madrileño "Euro Mundo Global")
4 comentarios:
Por favor me contacta com urgência, soi portuguesa amiga de Francisco faz 30 amnos segui sua peregrinação e perdi su contacto faz mais de 15 anos, me envia por favor mais pormenores sobre ele, pois quero ir procurar-lo se é que ainda és vivo, vi em teu blog que estava mui mal de su perna. me chamo Fatima e meu contacto és mfatimacdias@gmail.com muitas gracias aguardo su contacto
Estas letras son para: “EL PEREGRINO DE LA PAZ”…
Hola soy David, si, tu hijo…
Aquel hijo que sacaste de la “Ciudad de los niños”… para luego, dejar abandonado a su suerte. Yo voy a hablar por mí, de lo que ví y “pasé”. No voy a usar la palabra… “sufrir”… pues si hay algo que me enseñó mí Madre, es decir, tu Ex Esposa… (o ya no recuerdas que tuviste una separación “amistosa”)… es que te conocerán por tu hechos, no por lo que digas tú… Y la verdad, poner a este Hombre como “EL PREGRINO DE LA PAZ”… PUES EL QUE LO LEA QUE SAQUE SU PROPIA OPINION... La verdad para mí la Paz y su representación espero que para todo el que lo lea… tiene otro sentido y con esto no quiero desquitarme de nada, pues yo no intento juzgar nada ni a nadie, ya habrá alguien que se encargue de ello y… en él, sus hechos lleva la penitencia…
Quiero aclarar, que no tengo la dialéctica que “éste Hombre”… que si ha demostrado tener algo, es eso… “Verborrea”…, y no digo Padre… Pues llamar Padre, a este Hombre, con la connotación que tiene esa palabra, creo que no es justo para muchos padres que ejercen, ese puesto con rectitud, concordancia, y otras muchas aptitudes que vendrían al caso.
Bueno quiero recordar, y los recuerdos, por compararlos, son como tu viaje… los míos por más que quiera, y después de algunos años, te das cuenta que es bueno que estén ahí, hacen justicia a los que se lo merecen y a los que no… el paso del tiempo, los pone en su sitio…
Mí primer recuerdo, fue en el barrio de los pajaritos… te fuiste de “fiesta”… (siempre has sido muy fiestero… o, ¿ya no recuerdas la peña de la platería…?) Con mamá a casa de unos vecinos en frente, yo era pequeño, y me dejaste (vuelvo hacer hincapié que solo hablaré en 1º persona del singular) no se con quién, pero que antes de irme a dormir, la persona que dejaste a cargo mía, me sacó a la terraza, y me señaló una casa que había enfrente, donde se podía oír perfectamente música… y desde mi balcón se veían unas luces rojas, y verdes. Por qué comento este recuerdo, pues es el 1º de muchos en los que, en éste caso, me comentó la persona que estaba a mi cargo, que a mamá, no le hacía mucha gracia ir a tus “fiestecitas”… ¿recuerdas esa fiesta?... “Papa”…
El siguiente recuerdo es una noche buena, recuerdas a nuestros vecinos en el barrio de los pajaritos?… los guías turísticos de la Alambra?, estaban con su hijo y la verdad no comprendía porqué estaba cenando en noche buena sin mi madre, al preguntarte la señora de la casa, le dijiste que mamá, estaba “borracha”… en casa, sí Borracha… fue ésta señora, y no tú la que fué a por mi madre y tu esposa… y le ayudó a salir en esos momentos de su situación, en la que para mí, y es mi opinión personal. Tú eres el culpable de entrara en ella. ¿Lo Recuerdas “Papa”…?
Recuerdas, cuando Mamá, estaba trabajando de traductora, en el colegio de Armilla, y me dijiste que la espiara, pues según tú te estaba poniendo los “cuernos”... con un profesor… y que fuiste, a la c/ molinos, a hablar con él… y mamá tuvo que dejar su trabajo a causa de ello… pues nunca soportaste, que tuviera más cultura que tú y estuviera mejor mirada que tú… ¿Lo Recuerdas “Papá”…?
Recuerdas el día que trajiste, unas “amiguitas”… tuyas, muy jóvenes, pues a ti siempre te han gustado las jovencitas… y se las “mostraste”… a mamá… en la casa que compraste, al lado del campo de fútbol antiguo… ¿Lo Recuerdas “Papá”…?
Recuerdas el día también en que dejaste a mamá, debajo de un mueble… y me llevaste, a mí a casa de unos amigos tuyos, creo que, a Dúrcal. ¿Lo Recuerdas “Papá”…?
Recuerdas, ya viviendo en la colonia San Sebastián, que tuviste una conversación con mamá, en la que ella, te decía que te echaba de menos, en tus largas ausencias y te necesitaba, como Mujer, y tu respuesta fué, “TE COMPRARE UN PERRO PARA QUE, TE DESAOGUES”… ¿Lo Recuerdas “Papá”…?
Recuerdas un día que en que estando malo yo, era verano y tú estabas en la terraza, con… y le dijiste a Mamá, estas siempre con David, es tu preferido, y ella te respondió... claro ya que tu nunca te acercas a él y tienes a “otra persona” que es tu preferida… ¿Lo Recuerdas “Papá”…?
Recuerdas, cuando os separasteis “amistosamente”… y dejaste de enviar el dinero para la manutención mía, si, la de tu hijo David. ¿Cómo pensabas, si es que lo hacías, que Mamá nos alimentaría…? Pues ya estaba mala. ¿Lo Recuerdas “Papá”…?
Recuerdas, cuando fuimos a Sevilla, a una clínica para el tratamiento de Mamá, y otra vez más, todo lo que empezaste, lo dejaste a medias. ¿Lo Recuerdas “Papá”…?
Recuerdas, cuando estaba en la ciudad de los niños, pues después de la Separación Amistosa, entre vosotros la tutela mía se la quedo mamá, y viéndose mal, ya el final de su enfermedad, de la cual yo te hago solo responsable a ti, Me dejó bajo la tutela de los “Hermanos Obreros de María”. Ellos entre otros muchos si fueron mi Padre y no tú… entre otros muchos a lo largo de mi vida… y llegaste, al colegio, a sacarme para llevarme a ver a mí madre, pues había fallecido, y una vez que me sacaste del colegio, y mamá fallecida, te apresuraste en emanciparme para poder vender la casa que teníamos, y como siempre, desde que te conozco, un “mano rota”… y al final después de vender la casa, ¿recuerdas donde me quedé yo?... ¿Lo Recuerdas “Papá”…?
Recuerdas, cuando, “por mal estudiante”… me dejaron bajo tu custodia, cuando lo del “Pub. Mrs. John” ¿Cuántas veces te preocupaste de darme de desayunar, comer o cenar…?
Recuerdas, cuando te ibas a casa del que fuera durante un tiempo, novio tu sabes de quien (pues he dicho que solo iba a hablar en 1º persona de singular… ya que los dos sabemos, que esta persona no “piensa”… como yo ya que no lo pasó lo mismo” ¿Verdad Papa?.) y le llevabas regalos a la madre, pues tu ibas detrás, de la hija que iba al instituto,… y que te quedabas muchos días a comer en esa casa… Papa… ¿y yo de que se suponía que me tenía que alimentar?.... ¿Papá… lo recuerdas?...
Recuerdas una de las navidades cuando todavía tenias el Pub, que ya no lo abrías, que te cortaron la luz… y me tiré solo, casi todas una navidades… mientras tú estabas en el piso osuna, donde la marcha verde… sin comer, sin agua y sin nadie… ¿Lo recuerdas Papá?...
En fin, podría llenar algunas hojas más de “recuerdos”… creo que aunque la persona que los lea, piense, no son buenos, yo pienso que son mi historia y no la cambiaría por nada y por nadie y si pongo estas letras a para hacerle justicia a mí madre, pues murió en un hospital de pobres, si, de pobres abandonada… después de haber dado su vida por nosotros… Ella si fué la Peregrina de la Paz y no tú.
Por ella son estas letras recuerdas Papá… dices que no sabes porque nadie está cerca de ti, y porque te ha pasado lo que te ha pasado no busques extrañas y maquiavélicas configuraciones, mírate al espejo y encontrarás a la persona responsable de destruir la infancia y los recuerdos míos… y hacer infeliz y llevarle al ocaso a su propia mujer, la que me dió la vida, junto a ti, a mí, mi MADRE.
Y no por rodearte de celebridades vas a ser mejor, el hábito no hace al monje…
¿Lo recuerdas Papá?... Peregrino, puede, pero no de la Paz.
Paz: La palabra paz deriva del latín pax. Es generalmente definida, en sentido positivo, como un estado de tranquilidad o quietud, y en sentido opuesto como ausencia de inquietud.
En el plano individual, la paz designa un estado interior, exento de cólera, odio y más generalmente de sentimientos negativos. Es, por lo tanto, deseada para uno mismo e igualmente para los demás, hasta el punto de convertirse en un saludo (la paz esté contigo) o una meta de la vida.
Tú Hijo David Aguilera.
¿Qué, debo de opinar yo de todo esto?... Ver a mi Madre, haciendo todo lo posible, por cuidarme y darme de comer…
Y porque tú no le pasabas la pensión… (Y no pongas la excusa de que bebía, pues bebía, vino y del barato…) verla “Vender”, lo poco que le queda de dignidad… que tú no, le habías quitado… eso lo he visto yo con mis ojos de niño… ¿Por qué lo permitiste?... si, te hago solo responsable a ti… “Peregrino de la Paz”…
Y luego dices que por qué estás solo?, no estás solo, te fuiste tú hace mucho tiempo… sin que nadie te echara…
Simplemente, me abandonaste a mí y a tu Esposa, la Olvidaste y la humillaste…
¿Y hablas de hijo…?
David
Me han llegado tus palabras, se me caen las lágrimas,ese dolor no tiene pésame, conocí a tu padre, pero también hablé contigo una vez por teléfono, casualidades de la vida. Ya de todo esto hace muchos años, un abrazo David, que la vida te vaya bien. Valentin.
Gracias Sr. Valentín. Por si le interesa. sigilata4@hotmail.com
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