El domingo 2 de marzo de 2008 estuve en Alcalá de Henares. Visité, otra vez, varios sitios: la casa de Cervantes, el hospital de Antezana, donde cocinaba Ignacio de Loyola (Íñigo Oñaz de Loyola, fue su verdadero nombre), la plaza Cervantes, la antiquísima calle Mayor, la catedral y, obviamente, el edificio del Rectorado de la Universidad de Alcalá (foto) donde todos los años se entrega el premio "Cervantes" al mejor escritor del año.
No me referiré en demasía sobre esta famosa universidad donde el Rey de España se encarga de entregar el premio anual de literatura, sino lo que me había pasado el aquel domingo luego de visitar la Universidad.
Eran como las 13.00 cuando voy a un bar sobre la calle Mayor a tomarme una manija de chop ("caña", le dicen los españoles), donde veo en la pared una foto grande de la universidad (el antiguo Colegio "San Ildefonso") por lo que pregunto a la joven camarera si cuan importante es esa universidad. "Sí, es una de las universidades de Aquí. No sé qué se enseña allí", me respondió. Medio desanimado por su respuesta hice la última: "Ahí es donde se entrega el premio a los mejores escritores, ¿verdad?". Meneó la cabeza, se fregó las manos con el repasador amarillo y luego de pintar un labio medialunado y encogerse de hombros me respondió que "ni idea" tenía. La muchacha es española.
Eran como las 13.00 cuando voy a un bar sobre la calle Mayor a tomarme una manija de chop ("caña", le dicen los españoles), donde veo en la pared una foto grande de la universidad (el antiguo Colegio "San Ildefonso") por lo que pregunto a la joven camarera si cuan importante es esa universidad. "Sí, es una de las universidades de Aquí. No sé qué se enseña allí", me respondió. Medio desanimado por su respuesta hice la última: "Ahí es donde se entrega el premio a los mejores escritores, ¿verdad?". Meneó la cabeza, se fregó las manos con el repasador amarillo y luego de pintar un labio medialunado y encogerse de hombros me respondió que "ni idea" tenía. La muchacha es española.
Felizmente dos historiadores que se ubicaron a mi lado en la barra tuvieron la gentileza de dar la respuesta correcta. "Estos jóvenes no les importa lo que hay en su ciudad", dejó escapar uno de ellos, asumiendo vergüenza ajena. Charlamos sobre algunos literatos españoles, sobre Granada, Alcalá y la conquista española a partir de Colón y, la universidad.
Luego de la charla no quiero juzgar a los jovenes acusándolos de desinteresados por la cultura. Prefiero una dosis de tolerancia, al fin de cuentas yo también fui joven y ni siquiera sabía si Francisco Solano López se había casado o no con Elisa Linch, como muchos - quizás - hasta hoy no lo sepan.
1 comentario:
Tolerancia por favoooooooooorrr!!!
Es cierto que a algunos jóvenes se nos escapa miles de cosas que deberíamos de saber como paraguayos. No se si se debe a que en la escuela no nos lo dijeron o nosotros mismos no nos preocupamos por aprender mas de nuestra tierra, o peor aún: ambas cosas.
Es dificil pero no imposible lograr que la gente(jóvenes y adultos) recupere el amor a nuestro país, que vino a robarnos la maldita masa consumista y ladrona de identidades.
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