Quería decirte,
que vuelvas y prendas las luces, las de las piezas y las del
patio,
Los faroles del jardín y; del enramado, las guirnaldas.
Cuando vuelvas, sí, las luces prenderán y ya no será solo el
cirio
que, lánguido, rompa con la noche, con largas nostalgias.
Quería decirte,
que cuando retornes, después de haberte ignorando, vuelvas a
dar vida a las flores que cultivaste en este jardín, mi alma,
como diste vida a mi vida y que, presiento, desde la vigilia vigilas.
Quería decirte eso, nada menos que eso,
porque en sí sos la luz, y las flores en mis manos, hoy
marchitas, casi muertas.
Ven, dejo el portón abierto, y las puertas y las ventanas,
Todo lo que te he cerrado me provocó la pena, el llanto,
Vuelve a encender la luz,
ven hoy mismo, ahora;
¡por favor!, Divino Farolero,
¿Oh!, Espíritu Santo.
oOo
Efraín Martínez Cuevas
(Palma Loma, Luque, 12
de agosto de 2013).
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